Francia, antigua potencia colonial y aliado tradicional de Marruecos, ha dado un paso importante al pronunciarse a favor del plan de autonomía marroquí como la “única” solución al conflicto del Sáhara Occidental. Este gesto de acercamiento es similar al realizado por España en marzo de 2022 o Alemania en agosto de este mismo años, que cerraron una grave crisis de un año con Rabat al cambiar ambos su postura sobre la situación política de la excolonia española.
Las tensiones entre Francia y Marruecos se debieron a varios factores, entre ellos el deseo de Rabat de que París apoyara más claramente su plan de autonomía sobre la excolonia española, disputada por los saharauis del Frente Polisario. Marruecos argumentaba la necesidad de esta nueva posición tras los apoyos recibidos de países influyentes como Estados Unidos, que en 2020, bajo el mandato de Donald Trump, reconoció la soberanía marroquí sobre el Sáhara, y España, que consideró el plan de autonomía como la base “más seria, realista y creíble” para la resolución del conflicto.
Pegasus
En una entrevista con el diario L’Opinion, el presidente del Gobierno marroquí, Aziz Ajanuch, expresó que Francia debía dejar de ser "un simple observador" en el conflicto del Sáhara. Además, el espionaje con el programa israelí Pegasus a mandatarios franceses, atribuido por algunos a Marruecos, y la resolución del Parlamento Europeo en enero de 2023, que urgió al estado africano a respetar la libertad de expresión y liberar a periodistas encarcelados, incrementaron las tensiones. Rabat cree que dicha resolución fue orquestada por París.
El reciente cambio anunciado por Francia llega un día después de que el rey Mohamed VI indultara a varios periodistas y activistas marroquíes en prisión, incluyendo aquellos mencionados en la resolución del Parlamento Europeo.
Otros factores de tensión
Otra fuente de fricción fue el recorte de visados para los marroquíes por parte de París en 2022, decisión que afectó a una comunidad importante de empresarios y estudiantes marroquíes vinculados a Francia. A esto se suma el acercamiento de Francia a Argelia, rival regional de Marruecos y valedor del Frente Polisario. El presidente francés, Emmanuel Macron, visitó Argel dos veces y anunció la creación de una comisión de historiadores para tratar la memoria histórica entre ambos países.
Argelia, que rompió relaciones con Marruecos en 2021 y mantiene las fronteras cerradas, califica la decisión de Francia como “inesperada, inapropiada e improductiva”.
Un deshielo progresivo
Después de casi tres años de distanciamiento, las relaciones entre Marruecos y Francia comenzaron a mostrar señales de deshielo a principios de este año. En febrero, el ministro francés de Exteriores, Stéphane Séjourné, viajó a Rabat y anunció la apertura de “un nuevo capítulo” en las relaciones bilaterales. La normalización se escenificó con la visita de las princesas Lala Meryem, Lala Asmae y Lala Hasnaa, hermanas del rey Mohamed VI, a París para un almuerzo con la primera dama francesa, Brigitte Macron, en el Palacio del Elíseo.
La reconciliación se ha acelerado en los últimos meses con múltiples actividades del embajador francés en Rabat, Christophe Lecourtier, y la visita de al menos cinco ministros galos, entre ellos los de Interior, Agricultura y Economía, al país magrebí. Durante su visita en abril pasado a Rabat, el ministro de Economía y Finanzas francés, Bruno Le Maire, anunció que su país está dispuesto a invertir en un megaproyecto marroquí de enlace eléctrico que transportará electricidad de la ciudad saharaui de Dajla a la capital económica marroquí, Casablanca.