Quedan dos meses para los comicios autonómicos y locales y miles de jóvenes van a acudir a las urnas por primera vez en su vida. Muchos de ellos acaban de cumplir los 18 y están terminando Bachillerato o es su primer año en la universidad y se ven de sopetón con esa gran responsabilidad adulta: el voto.
Atlántico Hoy ha consultado a una decena de nuevos electores de Tenerife y Gran Canaria para conocer sus preocupaciones sobre la cita electoral, si tienen claro su voto, cómo de informados están sobre la vida política en el Archipiélago o qué esperan, como jóvenes, de los políticos. Pocos de los entrevistados tienen clara su decisión y muchos coinciden en que van a tener que informarse bastante para decidir en quién confían para los próximos cuatro años. Detrás de sus palabras flota una nube de cierta desvinculación -y hasta desafección- política a la que les toca enfrentarse.
Un evento importante para ser adultos
Los jóvenes tienen ganas de votar. Saben que el voto es un derecho importante en España del que hasta hace no mucho los españoles estuvieron privados y quieren poder ejercerlo. Algunos, como Marta Sánchez (18), una joven de Santa Cruz, consideran que es un hito en su camino a la vida adulta: "Es algo que nos da un poquito más de independencia y que nos implica en que tengamos que hacer nuestra vida como personas adultas".
Marta es muy amiga de María López Tacoronte, una joven estudiante de Arquitectura Técnica de Añaza, que considera que este momento es "muy importante" y que necesita informarse bien para poder "votar con libertad".
Marcos Suárez, un estudiante de Turismo de 18 años natural de Granadilla de Abona (Tenerife), siente algo de vértigo ante la cita. "Votar es algo grande. No tengo muy claro si voy a ir. Es muy nuevo para mi, nunca me han inculcado la política y no me gustaría votar por alguien que a lo mejor no le venga bien a Canarias", comenta a Atlántico Hoy.
Desconocimiento del sistema político
El sentimiento de desconocimiento es común entre los jóvenes entrevistados. Marcos, de hecho, piensa que quizás la Administración debería enseñar a los nuevos electores cómo funciona todo el sistema y facilitarles los programas para que sepan decidir. Algo así como un cursillo preelectoral.
Muchos de ellos no saben qué partidos gobiernan el Archipiélago o quién es el presidente de Canarias (Ángel Víctor Torres). Algunos se lanzan a intentarlo y se les mezclan las nociones, como le pasa a Santiago Rodríguez, estudiante de Medicina de 19 años que aventura el nombre del presidente: "Víctor Clavijo".
Desafección política
Algunos, sin embargo, muestran signos de desafección comunes a cientos de electores adultos, aun sin haber asistido nunca a las urnas. "Da igual si voy a votar o no, todo está trucado, pero aún así voy a ir a hacerlo", dice María Rodríguez, una chica de 20 años de Moya (Gran Canaria), que además añade: "Los jóvenes sí queremos cambiar las cosas, pero no nos dejan porque, como somos jóvenes, estamos 'en una edad loca' y nada de lo que digamos lo tienen en cuenta".
Rubin Pérez es una estudiante de 18 años de Periodismo y Comunicación Audiovisual de la Universidad Fernando Pessoa Canarias, en Gran Canaria. Ella, de momento, ha decidido que no va a ir a votar. No porque no sepa de política, todo lo contrario. Rubin, antes incluso de poder introducir su papeleta, se siente desilusionada con el sistema: "[Los jóvenes] sentimos una desafección porque parece que las políticas que se hacen en el Parlamento no nos influyen y no les prestamos tanta atención".
"Tengo la sensación de que mi voto no cambiaría nada", dice, y añade: "Todas las generaciones tenemos ese espíritu rebelde, estamos aquí para dejar nuestro granito de arena, para ser transcendentes y lo que pasa es que nos sentimos un poco alejados porque la política no llega a los jóvenes. Siento que es una cosa de adultos y no hablamos de lo que le importa a los jóvenes: becas, universidad…".
¿Qué les preocupa a los jóvenes votantes?
Las preocupaciones de los nuevos electores consultados coinciden con la sensación de Rubin. Arai Díaz, un joven de Geneto (La Laguna, Tenerife) de 19 años y estudiante de Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad de Salamanca, considera que los principales ejes en torno a los que deben girar las políticas dirigidas a los jóvenes son las "mejoras en la educación ante el abandonó escolar, conseguir trabajos dignos que no se basen en la explotación hostelera y la falta de vivienda".
Aunque no son los únicos problemas que destacan estos jóvenes entrevistados. Hugo Ramírez (18), estudiante de Historia, añade el cambio climático como una de sus preocupaciones a futuro. Daniel, estudiante de Medicina también de 18, destaca la falta de psicólogos públicos ante el creciente número de patologías entre los jóvenes. Héctor (18), estudiante tinerfeño de Náutica y Transporte Marítimo, señala los problemas para conseguir experiencia laboral.
Con todas sus inquietudes, estos jóvenes se ven en la necesidad de organizar sus ideas para decidir su voto y para ello están recopilando programas electorales y buscando intervenciones de los distintos actores de la política insular, especialmente en las redes sociales. Lisa Ricca (18), una joven de San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria) y origen italo-germano que estudia Magisterio en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, apunta: "La forma de informar debería mejorar para acercarse a los jóvenes, ya que nosotros utilizamos mucho las redes. Tendrían que mandar los programas electorales y todo eso de una forma más electrónica para llegar a nosotros".
Adolescentes en un mundo de adultos
En resumen, con las elecciones del 28 de mayo a la vuelta de la esquina, los nuevos votantes acuden, en su mayoría, con ilusión pero con un gran sentimiento de lejanía. La política les suena a una cosa de sus padres y, como les ocurre a todos los adolescentes con sus padres, sienten que no se les escucha ni se tienen en cuenta sus preocupaciones.
Pero las elecciones no son una discusión familiar. El voto es el diálogo y la abstención, el portazo en la puerta. Ante los comicios, casi todos en este grupo de nuevos votantes tienen claro que quieren ejercer su derecho y, para ello, comienzan desde ya a interesarse por un mundo que, hasta ayer, les era ajeno.