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Política

Deberes para el parlamentario canario: concreción, productividad... y un poco de respeto

La Mesa del Parlamento insistió en la segunda sesión de la semana en no hacer un uso indiscriminado del minuto de cortesía y en mantener las mínimas normas de educación

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La presidenta del Parlamento de Canarias, Astrid Pérez./

Será por el eterno veranillo de San Miguel que hemos sufrido este año, pero lo cierto es que el gallinero parlamentario sigue revuelto cual clase prepúber en la primera semana de curso. Mas estas dos sesiones han dejado patente que la nueva dirección de la Mesa del Parlamento tiene claras las normas a seguir para progresar adecuadamente.

De vuelta tras la visita real, Astrid Pérez reafirmó lo dicho en la víspera por su vice primera, Ana Oramas, quien apercibió a los ponentes por su uso indiscriminado del minuto de cortesía. Podía haber sido la anécdota de un martes cualquiera, pero el miércoles la presidenta recogió el guante e insistió en esta máxima con condiciones: para comparecencias, tiene un pase; para PNL y mociones, no. Porque no hay necesidad, repercutía el eco.

Oramas dejó claro cuando tuvo oportunidad que su uso generalizado conllevaba dos horas más de pleno, así que de forma velada puso deberes a los presentes, porque es en los primeros compases cuando se sientan las bases del nuevo curso (cuatrienal).

Concreción, eficiencia y productividad, cualidad esta última sobre la que se disertó largo y tendido. La consejera Barreto enumeró incluso una serie de puntos para que la administración pública se aplicase en este sentido, y tal vez por ello desde la Mesa se estaba intentado dar ejemplo. Haya suerte.

También podría añadirse el respeto, solicitado por Pérez en la sesión matutina (a petición de los portavoces), y de manera más llamativa en la vespertina por la socialista Nayra Alemán, a quien el runrún de la cámara, una constante durante el día, terminó por irritar antes de una de sus intervenciones.

Inicio meteórico

Salió pronto el sol en Teobaldo Power. La dupla Clavijo-Domínguez daba cuenta en Presidencia de los primeros 100 días de gobierno poco más de una hora después y había cuestiones que despachar sin dilación.

Afectivo y amable estuvo el presidente con Ángel Víctor Torres (AVT) disociando los lances dialécticos de las relaciones personales y poniendo pie en pared ante el enemigo común (Vox), a quien advirtió de que “ni este gobierno ni ninguno otro” ha despilfarrado el dinero público. Por ahí, no.

Otro capotazo vino a cuenta de la cuestión migratoria, cuando Clavijo aseguró que había notado un cambio en el ministerio dirigido por José Luis Escrivá -nunca se sabe lo que pasará en Madrid-, aunque sin obviar la evidencia de que se había intentado “dar una respuesta ordinaria a un fenómeno extraordinario”.

Sanidad, dependencia y presupuestos

Todo fue tan rápido que el pretendido golpe de efecto del canarista Luis Campos al tildar de “fraude electoral” la propuesta de presupuestos del Ejecutivo no tuvo el efecto deseado. “El presupuesto era el único posible”, afirmó Clavijo.

El presidente aseguró que cumplirá sus compromisos electorales durante la legislatura pero que ahora tocaba “certeza, prudencia y gasto real” para “sacar a Canarias del vagón de cola”, como ahondó más tarde el popular Manuel Domínguez.

Respecto a la sanidad, Clavijo anunció un historial clínico único (no, no lo hay aun), liberar urgencias, alquilar quirófanos privados, fidelizar a los médicos que se nos van (que alguien responda por qué) o consultas virtuales. Y 576 millones de euros más para el próximo año que ojalá sirvan para algo de lo dicho.

Por su parte, Candelaria Delgado, consejera de Bienestar Social, se anotó la frase cinematográfica de la mañana cuando afirmó que el Pacto de las flores “centró todos sus esfuerzos en mejorar la atención a la discapacidad y se olvidó de la discapacidad”. Un clásico de ese periodo entre gobiernos en el que casi todo es puntualizar lo mal que lo hizo el anterior para avanzar lo bien que lo va a hacer el venidero. Pero la cita está graciosa.

Educación

La diputada de Nueva Canarias, Carmen Hernández, omnipresente en la sesión, quiso meter mano en la cuestión de la escolarización temprana, lamentando los retrasos en su implementación. Habría que hacerse mirar si la culpa es de un gobierno que empezó a trabajar cuando las matrículas de los colegios ya se habían cerrado.

El socialista Marcos Hernández siguió por esa línea, criticando la falta de un compromiso efectivo con la educación infantil y que los grupos del gobierno utilicen la frase “seguir trabajando”, algo que, y no le falta razón, ”que en términos políticos no significa nada".

Todo este bloque fue lo de siempre, un “y tú más” sin que nadie llegase nunca a ponerle el cascabel al gato, anticipo de lo que se vio durante gran parte del pleno, una situación que, por otra parte, a pocos puede sorprender, como se vio también cuando se disertó sucintamente sobre la FP. Al menos A&A (Astrid y Ana) hacen por que no nos aburramos más tiempo del necesario.

La tiranía de la corrección

Como hay cosas que hasta el más reaccionario quiere resolver, lo concerniente a los ahogamientos en las costas canarias, más del doble de los muertos en la carretera desde 2006, y a los vertidos residuales fueron un reducto de concordia con las puyas justas y necesarias -en el fondo, that´s entertainment-.

Luego vino el tema de la PNL para promover una mayor perspectiva de género en las informaciones del deporte femenino en la programación de RTVC, y aquí se vieron algunas costuras.

Obviando el rechazo de Vox, llama la atención como tanto PP como CC apoyaran la proposición aun sin estar de acuerdo con los postulados de la misma, pero está la cosa como para ir a comprar dinamita social y luego regalarse al enemigo, que las redes las carga el diablo.

Al menos el alcalde de Santa Cruz de Tenerife y diputado, José Manuel Bermúdez, aportó un poco de cordura y tuvo a bien recordar que los compañeros de la radiotelevisión pública no son sospechosos de elaborar informaciones sesgadas al respecto, y que el deporte femenino ha tenido y tiene en RTVC una relevancia como pocas. ¿Un político defendiendo al periodista? Eso hay que contarlo.