El pleno de este martes en el Parlamento de Canarias se antojaba descafeinado, en tanto en cuanto los platos fuertes se reservaron para la sesión del miércoles, a saber: la crisis migratoria y las preguntas concernientes al Anteproyecto de Ley de Presupuestos de Canarias para 2024.
La visita de los reyes a Tenerife para conocer las consecuencias del incendio que se inició a mediados de agosto, aun sin extinguir, y reconocer a quienes lucharon contra él, hizo que los primeros espadas se encontrasen hoy en distintos quehaceres y fueran otros los protagonistas.
Aunque lo cierto es que para un curso parlamentario que aun debería mantener la pulsión de los comienzos, lo que hoy se escuchó en la cámara sonaba más a día de la marmota que a otra cosa, disertando sobre los temas de siempre y las soluciones de siempre. Movilidad, obras públicas, la dimisión polémica de turno, la muerte en vida del sector primario… La tarde trajo el debate sobre la ola de calor en los colegios y, solo por la novedad, casi se agradeció.
Siempre nos quedará Ana
En sesiones como estas, en las que el tedio puede aparecer escondido tras más de una pregunta, tener a Ana Oramas ejerciendo las labores de presidente es ciertamente un salvavidas que muy mal se tiene que dar para que no aparezca auxiliador en cada travesía.
Desde la distancia se podría decir que aun no se ha hecho a la parte informática de la Mesa, pero el resto viene de fábrica. Hoy uno no se podía contener la risa cuando tuvo una de esas arrancadas marca de la casa para apercibir al personal. Rondaban los veintitrés minutos después de la una de la tarde cuando la vice vio que la cosa se iba de madre (casi hasta las tres se le fue la sesión).
Por eso, al ver acercarse a Esther González, antes de que tomara la palabra, recordó a sus señorías que en la sesión precedente se habían ahorrado tres horas y tres cuartos porque la gente “fue estricta en no usar el minuto (suplementario del que disponen)”. Tal y como explicó, pretendía introducir “un elemento de reflexión de los tiempos que a veces se necesitan para exponer un tema”. Al lío, le faltó decir.
La segunda línea
Pablo Rodríguez y Poli Suárez fueron los protagonista del primer tramo de la mañana. El primero estuvo no cómodo, comodísimo hablando por enésima vez del convenio de carreteras. Ya sabe qué le van a sacar a relucir y las respuestas vienen trabajadas desde casa.
Nira Fierro tuvo buenas intervenciones intentando dar algo de espectáculo pero Rodríguez entró poco al trapo y la verdad sea dicha, el tema ya no da mucho más de sí y se nota. Los reproches fueron los de siempre (“que si Pedro Martín esto”, que si Rosa Dávila lo otro”) y los datos, curiosidad esta, siguen siendo los mismos. Bueno, no, porque ahora hay un par de obras más en marcha, 57 en total en distintas fases, y el dato hay que darlo.
Lo único destacable de este bloque lo anunció el consejero de Obras Públicas, que dijo que se escuchará a cabildos, ayuntamientos y técnicos antes de adjudicar los 700 millones de euros aún no comprometidos del convenio. Dijo también, y esto es lo más importante, que ya ha habido conversaciones con el Estado para hallar cierta flexibilidad en obras que podrían pasarse al próximo convenio, algo que no es posible según el último texto firmado al respecto.
Fernando Miñarro
Lo más entretenido del día se dio por la mañana, cuando el café todavía hace su efecto. La dimisión del director general de Infraestructuras y Equipamientos, Fernando Miñarro, propuesto por los gomeros, era una buena pieza para comenzar una jornada de caza cualquiera.
El consejero Suárez empezó con una declaración de intenciones: la relación es "magnífica" y no habrá “guerras innecesarias” porque la decisión fue motivada por razones personales. Y punto.
La diputada de Nueva Canarias, Carmen Hernández, le recordó que Miñarro dijo que sin recursos ni medios "no pinta nada”, pero Suárez le respondió que tururú, que el exdirector general ha tenido todos los recursos que ha solicitado (“a falta de dos jefaturas de servicio”), pero los plazos en la administración "son los que son”. Con todo, ha quedado claro que la ejecución presupuestaria en el servicio ha sido “penosa”. Lo primero es reconocerlo.
Más forraje
Pero también hubo tiempo para la cohesión parlamentaria. Durante la mañana se prorrogó por unanimidad la aplicación del tipo cero en el IGIC para La Palma, y para abrir boca se hizo una defensa de las escuelas unitarias en El Hierro como parte de la idiosincrasia de la isla -algo con lo que Poli Suárez no podía no estar de acuerdo-.
Un poco de lucha contra el fraude fiscal, más recursos humanos para la Agencia Tributaria Canaria y más madera sobre el sector primario. Una cuestión esta que empieza a recordar a Brian muriendo en la cruz mientras Reg y sus correligionarios de Frente Popular de Judea debaten sobre cómo salvarlo.
Narvay Quintero, otro que ya sabe cómo va esto, planteó en esta ocasión una ayuda a la producción y comercialización de forraje compatible con el POSEI en el marco del Plan Forrajero de Canarias. Años hablando del forraje para abaratar costes y de la soberanía alimentaria pero las cabezas de ganado y las hectáreas de cultivo solo conjugan el verbo desaparecer.
Lo del calor en los colegios
Para la tarde quedó la comparencia de Poli Suárez para hablar de la suspensión de las clases por altas temperaturas, y no decepcionó.
No era difícil porque la situación fue excepcional y a nadie se le escapa que a lo mejor un 5% (quizás eso es mucho) de los centros educativos de Canarias tienen aire acondicionado. La combinación fue explosiva, con avisos de la Aemet, rojos en algunos casos, según recordó el consejero, que hicieron necesaria la cancelación de las clases.
Hubo frases para todos los gustos, pero el gato al agua se lo llevaron “las infraestructuras educativas de Canarias están en el siglo XVIII o XIX” y que hay centros educativos tan obsoletos que "lo mejor, por así decirlo, sería tirarlos al suelo y hacer otros nuevos”, esta última mucho más efectista y certera. Al lío.