El Partido Popular (PP) accedió por última vez al gobierno del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria el 22 de mayo de 2011. Ese día, en los comicios locales, la candidatura liderada por Juan José Cardona sumó 68.641 votos, recibió el apoyo del 43,21% de los electores y obtuvo 16 concejales, cifras que sellaron una mayoría absoluta.
12 años después, en las elecciones del pasado domingo, la derecha registró unos números casi idénticos en la capital de la Isla —logró 67.086 sufragios, el 43,91% de las papeletas depositadas en las urnas—, pero no tendrá opción de timonear el municipio: la segmentación en cinco organizaciones diferentes —PP, Vox, Unidos por Gran Canaria (UxGC), Hablemos Ahora y Ciudadanos (Cs)— se traduce en solo nueve ediles para el Partido Popular, números que despejan el camino para la formación de otro tripartito compuesto por PSOE, Nueva Canarias (NC) y Unidas Sí Podemos (USP).
Datos del 28M
La veta electoral que ocupa la derecha fraccionada en Las Palmas de Gran Canaria es un paradigma perfecto del fundamento estratégico que los romanos denominaron divide et impera —divide y vencerás— para levantar su imperio. En 2011, el voto conservador fue canalizado hacia la casa común que representaba el PP. Ahora, 12 años después, el votante de ese corte cuenta con varias opciones para dirigir su sufragio. Así queda pormenorizado si se hace un análisis superficial de los resultados del pasado domingo.
El PP, con Jimena Delgado como candidata, obtuvo 41.530 votos —para recuperar 6.893 votos y dos concejales con respecto a los comicios de 2019—; Vox sumó 17.249 papeletas —cuatro ediles—; Unidos por Gran Canaria se quedó fuera de los plenos municipales con 5.066 sufragios; Hablemos Ahora recibió el apoyo de 2.598 vecinos de la capital; y Ciudadanos ni siquiera superó el corte del millar de votos —643—. De esas cinco organizaciones políticas, sólo el Partido Popular se presentó a las elecciones de 2011.
Más autocrítica al PP
La reflexión entre los partidos frente a esta realidad es dispar. En las filas populares lamentan que "entre los 2.500 votos que tuvo Hablemos Ahora y los cinco mil y pico de Unidos [por Gran Canaria] nos hubieran dado la posibilidad de sumar un par de concejales más y recuperar Las Palmas de Gran Canaria". "Y estamos hablando", subrayan, "de dos formaciones fundadas por exmilitantes del PP. Ciudadanos ya ha anunciado que no se presentará a las generales, pero Unidos ya ha dicho que sí. Y al final eso beneficia a la izquierda".
El análisis en UxGC es crítico con decisiones que tomó el PP y que, según consideran, han llevado a la derecha a cruzar una larga travesía por el desierto en la Isla. "En 2011", recuerdan desde el partido grancanario, "el Partido Popular obtuvo mayorías amplias en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y el Cabildo de Gran Canaria, pero una persona hizo saltar todo por los aires por un asunto personal: Soria apartó a José Miguel Bravo de Laguna como candidato a repetir en la presidencia en el Cabildo y eligió como sustituta a María Australia Navarro. Entonces, en 2015, pasaron de tener mayoría con 14 consejeros en la corporación insular a contar sólo seis actas. En lugar de señalar al resto, deberían hacer autocrítica, porque ahí siguen: en la oposición y con sólo siete consejeros".
En Vox, la observación del panorama es más simple. "El problema del PP es que no se atreve a aplicar las medidas necesarias para afrontar las preocupaciones de los españoles: inseguridad, familia y empleo. Ese es su principal mal, no la aparición de otras organizaciones de derecha".