Johan Cruyff, antes de morir en marzo de 2016, dejó una autobiografía que Planeta publicó pocos meses después de su fallecimiento. El libro es una lectura ligera, agradable, que no cae en hazañas futboleras o estadísticas plomizas que cualquiera con un mínimo interés puede encontrar en internet. A lo largo de 312 páginas —con un generoso cuerpo de letra— el holandés volador desglosa su vida: desde el Ajax hasta el Barça con la selección de los Países Bajos como nudo.
Explica decisiones, salda deudas, dispara con bala. Lo hace sin rodeos, con el mismo arte que desplegaba en sala de prensa para economizar el uso de las palabras —como el día que le soltó a un periodista aquel célebre "si yo hubiera querido que me entendieras, me hubiera explicado mucho mejor"—. Y es imposible leer sin que en nuestra cabeza retumbe su español con un deje en el que se mezclaban el catalán y el neerlandés.
Espíritu de equipo
Al final del libro, Cruyff revela 14 reglas que, a través de su fundación, compartió —convertidas en cartelería— en campos de fútbol y zonas de juegos y deportes de diferentes colegios. La primera de esas pautas es la que nos trae justo hasta aquí para presentar al protagonista de este perfil. Subraya el valor del "espíritu de equipo" porque "solos no podemos hacer nada, tenermos que hacerlo juntos".
Esa idea, aseguran los que trabajan con él a diario, es el motor que mueve a Carlos Enrique Tarife Hernández (Santa Cruz de Tenerife; 1977), primer teniente alcalde del ayuntamiento de la capital tinerfeña y portavoz municipal del Partido Popular (PP). Así funciona con el resto de concejales, técnicos y asesores del consistorio —un líder con capacidad de hacer grupo— y así entiende la política municipal para alcanzar un único fin: resolver los problemas de sus vecinos para que Santa Cruz sea una ciudad mejor.
20 años en política
Afiliado del PP desde 2003, asegura que su amor por Santa Cruz de Tenerife fue lo que le hizo cruzar la línea para dejar atrás su rol de ciudadano civil y convertirse en político. Criado en el barrio de Las Delicias, se tituló como técnico superior en Administración y Finanzas tras hacer BUP y COU en el IES Tomás Iriarte. Hombre de club, su hoja de servicios dentro de la formación popular le ha llevado a ocupar diferentes cargos en varias administraciones públicas con su ciudad y su isla en el epicentro de todo.
Su carrera pública comenzó como administrativo en la Asociación Canaria de Calidad QACC, donde trabajó hasta febrero de 2005. Posteriormente, ocupó diferentes cargos de confianza en el ayuntamiento santacrucero y el Cabildo —período, también exploró el sector privado como asesor de seguros para Catalana Occidente— hasta 2015. Ese año su ascenso político tomó impulso en junio de 2015, cuando fue nombrado jefe de gabinete de la primera teniente de alcalde de Santa Cruz, cargo que ocupó hasta noviembre de 2017.
Concejal
Posteriormente, asumió mayores responsabilidades al ser designado concejal de Urbanismo, posición que desempeñó entre noviembre de 2017 y junio de 2019. En el anterior mandato, durante los primeros meses, ejerció de azote contra Patricia Hernández (PSOE) hasta que una moción de censura la descabalgó a la líder socialista de la alcaldía. Ese rol, entre otros valores, provocó que el partido lo recompensara con la candidatura para gobernar el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife en las elecciones municipales del año pasado.
Desde entonces se desempeña como primer teniente alcalde y concejal del Área de Planificación Estratégica, Sostenibilidad Ambiental y Servicios Públicos. Ambos cargos, además, los ejerce sin complejos: por primera vez en la historia de los pactos entre Coalición Canaria (CC) y PP, la formación popular no funciona sólo como bastón de apoyo para el partido nacionalista. No. Tarife asume responsabilidades, se luce en los plenos retorciendo el lenguaje a su favor, no elude ningún charco y contagia ese espíritu de equipo del que hablaba Cruyff al resto del grupo municipal conservador.
Futbolero y futbolista
Nada de eso debería sorprender a cualquier lector que siga de cerca, más o menos, la actualidad política de Santa Cruz de Tenerife. Así es el Carlos Tarife de perfil público. Pero detrás de esa fachada hay un tipo al que le gusta hacer senderismo —ha completado tres veces el Camino de Santiago—; que disfruta tanto con una película de acción como con una comedia romántica —su favorita, en ese palo, es Novia a la fuga—; que devora libros de Historia —carrera que no descarta estudiar—; que tiene medio encaminada una novela —con oferta ya para su publicación—; que presume de haber sido un buen pelotero jugando al fútbol —llegó a militar en el Salud—; y que cada fin de semana sufre con el CD Tenerife —al que disfrutó desde la grada de Herradura en los buenos tiempos de Redondo, Pizzi, Chemo del Solar, Llorente, Robaina y compañía— y el FC Barcelona —donde ejerció como devoto de Ronaldinho—.
Con todo, dicen que lo que le pierde es la música y cantar. Si hay un micrófono a mano o un karaoke cerca, todos saben que el cabeza de cartel de cualquier show es Tarife y al resto le toca asumir el papel de telonero. Fan de bandas británicas como Coldplay, Queen o los Beatles, la salsa es su debilidad y Flor pálida, de Marc Anthony, su canción favorita. "Le fui brindando cariño un poquito de amor (para que nunca se vaya); Y en el invierno llenó mi jardín de color (para que nunca se vaya); Ay, cuando la vi, me enamoré y me la llevé, me la llevé". Esa estrofa vale para explicar un amor como el suyo por Santa Cruz de Tenerife.