La dignidad humana, la libertad y la igualdad. Esos son, según el código deontológico del oficio, los tres valores indivisibles y universales sobre los que se funda el Trabajo Social. Los tres los cumple, a rajatabla además, Candelaria Delgado Toledo (Chertsey, Reino Unido, 1970), la consejera de Bienestar Social, Igualdad, Juventud, Infancia y Familias del Gobierno de Canarias. Elegida para el puesto por Fernando Clavijo (Coalición Canaria), es la única independiente que se sienta cada semana en el Consejo de Gobierno. ¿La razón de ese gesto del presidente autonómico? Durante la campaña electoral, el Colegio Profesional de Trabajadores Sociales de Santa Cruz de Tenerife —ente que ella presidía— hizo una ronda para presentar a todos los partidos una batería de propuestas y el líder nacionalista —una vez asegurado que formaría Ejecutivo regional junto al Partido Popular (PP), Agrupación Herreña Independiente (AHI) y Agrupación Socialista Gomera (ASG)— las asumió como propias.
Es difícil encontrar una veta por la que colarse y encontrar algo en el día a día de Candelaria Delgado que no esté ligado al Trabajo Social y al compromiso para mejorar la vida de otros. Su implicación, cuentan compañeros y compañeras en esas labores, es incondicional durante las 24 horas del día los siete días de la semana. 24/7 lo llaman ahora. “Va incluso más allá del trabajo”, explican. Su nombre ha resonado con fuerza durante la última década en ese sector, sobre todo después de asumir en 2017 la presidencia del Colegio Oficial de de Santa Cruz de Tenerife. Durante sus dos legislaturas al frente de la organización fue azote de dos Gobiernos canarios —uno de Coalición Canaria; otro con Podemos al frente de Derechos Sociales— cuando consideró que tocaba y “se implicó sobremanera” —recuerdan sus compañeros y compañeras— en dos escenarios casi irreales: uno, la pandemia provocada por el Covid19, más cercano a la distopía; otro, la erupción del volcán de La Palma, que nos recordó dónde vivimos y qué somos.
Delgado se volcó mañana, tarde y noche en ambas circunstancias. Bajo el paraguas de la gestión del Instituto Canario de la Vivienda, movió cielo y tierra para que en un mes y medio las Ayudas al Alquiler por la Covid19 y el Registro de Afectados del Volcán de La Palma presentaran los aplicativos hechos. Esa implicación, subrayan otros trabajadores sociales “no tiene color político”. “Al final de esta legislatura habrá que hacer balance de su trabajo en el Gobierno, pero ella se empeñará en defender, visibilizar y poner en su sitio la política de servicios sociales”, puntualizan.
Devoción por su sobrina
Esa entrega por su profesión intenta compensarla con tiempo de calidad en su círculo estrecho de amigas —donde no deja escapar ni un detalle si la otra persona pasa por un mal momento o necesita afrontar un problema— y, sobre todo en su familia. Casada, viajar y escaparse junto a su marido es una de las actividades que más disfruta, aunque en esas ocasiones tampoco aparca el oficio: suele ir de peregrinaje a la sede del Colegio Oficial de Trabajadores Sociales de cada lugar que visita, momento que inmortaliza con una foto que envía por guasap a sus compañeros de profesión. Si escaparse fuera de las Islas es uno de pasatiempos favoritos, su debilidad es estar con su sobrina.
De cara a estos cuatro años de legislatura, uno de sus desafíos es compatibilizar su entrega a los servicios sociales con la familia. De momento ha centrado el tiro en consolidar al personal de la consejería, desarrollar la Ley de Servicios Sociales y la Renta Canaria de Ciudadanía y rescatar —considera— del olvido la Discapacidad con la creación de una dirección general propia. La dimensión de la administración pública, sus pasos de paquidermo para solucionar los problemas reales de la gente, no asustan a Delgado. A lo largo de su carrera profesional, tras obtener la diplomatura en Trabajo Social por la Universidad de La Laguna y grado en Trabajo Social por la UNED, también ha ejercido como trabajadora social tres décadas en el Instituto Canario de la Vivienda (ICV) y como coordinadora del equipo del Trabajo Social del propio ICV.
En los plenos parlamentarios, de momento, ha sido difícil que la oposición la pillara en un renuncio. Mientras a otros diputados regionales, cuando buscan una escapatoria con su mirada hacia la bóveda de la cámara —o tal vez, acongojados, piensan si dejaron algo al fuego o cerraron el gas—, a Delgado se la ve detrás de una montaña de papales, documentos y expedientes que estruja y mueve pero que, milagro, a la hora de su intervención se colocan en orden para ofrecer una explicación de cada uno de sus movimientos en la consejería Bienestar Social, Igualdad, Juventud, Infancia y Familias.
Hija de migrantes
Si alguien, en los próximos meses, intenta buscarle las cosquillas con el drama migratorio de la ruta canaria —su consejería tutela a todos los menores que llegan a las costas de las Islas sin un referente familiar o tutor—, que sepa que va a pinchar en hueso: ella es hija de migrantes canarios que buscaron un futuro mejor en una pequeña localidad situada a 45 kilómetros de Londres.
No tiene una entrada fácil en el trato corto. “Es una persona”, detallan, “que en principio puede resultar algo distante, sin embargo, simplemente y como en la mayoría de las ocasiones, es alguien que dedica mucho tiempo a su trabajo, algo que la apasiona”. Recalcan, en esa tarea durante los últimos años, la reivindicación del Catálogo de Servicios y su adhesión —junto a Emma Colao— a crear el Primer Grupo de Defensa de los Derechos Sociales de Canarias. Ese movimiento marcó un antes y un después, porque con ese acuerdo se logró que los colegios profesionales y entidades del tercer sector se unieran y rompieran la división por primera vez en 40 años en en el Archipiélago.
Con el Movimiento Popular 15S por los derechos sociales de las Islas, al que tampoco dudó sumarse, hicieron historia al ser la primera vez que los agentes implicados en los Derechos Sociales se manifestaban en la calle y rompían el silencio. “Candelaria es una persona con mucha capacidad de trabajo, tiene clara cuál es su hoja de ruta y la sigue hasta el final. Podrá determinarse que no tome decisiones acertadas, porque no es perfecta ni estamos de acuerdo en muchas perspectivas, pero trabaja hasta la saciedad cueste lo que cueste”, concluye Colao.
“Trabaja como si sólo con tu trabajo pudieras alcanzar la meta”. Palabra de Juana de Arco, la mártir francesa que lideró a las tropas de Carlos VII contra ingleses y borgoñones en la Guerra de los Cien Años y que, después de partirse la cara en el campo de batalla, murió en la hoguera sin que los suyos hicieran nada.