El presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, ha asegurado este lunes que la escasez de agua en la isla "está controlada" pese a que, como todo el sur de Europa, el archipiélago avanza hacia un escenario de desertificación debido a la crisis climática.
Así se ha expresado el presidente insular en una rueda de prensa para hacer balance de la situación hídrica de Gran Canaria y de las acciones puestas en marcha, que ha valorado en cerca de 100 millones de euros sin contar con el Salto de Chira, para garantizar el acceso al agua principalmente en medianías y cumbres. Según Morales, todas las acciones puestas en marcha para garantizar el acceso a recursos hídricos en la isla se desplegarán y serán totalmente efectivas en el marco temporal de una década, cuando existirá una "alternativa real" a la situación que provocará el cambio climático.
Capacidad para un año
Respecto a la capacidad remanente para este 2023, Morales ha apuntado que al menos en la zona suroeste se podría hablar de una capacidad para un año.
"Pero si hubiese problemas hay una red para llevar agua regenerada desde Las Palmas de Gran Canaria a Fataga. Se ha elaborado esa red por si no hay precipitaciones suficientes", ha ahondado el presidente del Cabildo, que ha señalado la sequía como el principal factor de incertidumbre en cumbres y medianías, especialmente para el sector agrícola y ganadero.
Ha recordado además que a finales de 2023 o principios de 2024 el Salto de Chira, empezará a recibir agua de la desaladora de Arguineguín y, por tanto, empezará a entrar agua en esas presas y se pondrá fin a la situación de sequía de la cuenca de Tejeda-Artenara.
El Salto de Chira es una central de bombeo reversible que utilizará las presas ya existentes de Soria (inferior) y Chira (superior) para almacenar en forma de agua embalsada la electricidad sobrante que generan los parques eólicos y solares de la isla cuando hay poca demanda, para después volverla a transformar en electricidad dejándola caer hacia unas turbinas cuando se precise.
Menos precipitaciones de las esperadas
Asimismo, Morales ha alertado de que en los últimos seis años las precipitaciones registradas no llegan al 75% de los esperable y que, aunque en la costa se hace frente de mejor manera a esta situación gracias al agua industrial, es en medianías y cumbres donde tienen más dificultades ya que deben autoabastecerse de agua procedente de sus ámbitos.
"La seguridad hídrica es esencial. Debemos apostar por ese desafío", ha dicho Morales, que ha agregado que ha insistido en al necesidad de incrementar la capacidad de producción de agua industrial, regenerada y desalada, así como una gestión integrada de cuencas a los que se suman convenios de colaboración e intercambio con heredades, comunidades y grandes usuarios.
Mejorar las instalaciones
Morales ha apostado por adquirir y actualizar patrimonio hidráulico y promover más acuerdos para que el agua de la cumbre "se quede en la cumbre y no vaya hacia la costa". También ha anunciado que están trabajando en una mesa del agua que vaya más allá del Consejo Insular de Aguas de Gran Canaria (CIAGC), y "abra el espectro" a otros sectores que no tienen voz en el Consejo.
En la rueda de prensa también ha intervenido el responsable de planificación del CIAGC, José Chirivella, ha expresado la necesidad de buscar fórmulas para aumentar los recursos disponibles. "El problema se empieza a demostrar en la zona de costas, donde no hay muchos requerimientos para que el agua industrial cubra toda la demanda existente mientras que en la zona de cumbres hay que optimizar las fuentes", ha dicho.
Entre algunas de las medidas adoptadas, Chirivella ha hecho referencia a la ampliación de centros de producción como la depuradora de aguas residuales de Guía-Gáldar (6,3 millones de euros) y la implantación de varios sistema de depuración natural, aunque más bien enfocados a objetivos ambientales, "pero que generarán mayor producción de recursos".
Explotar el acuífero
Respecto a la "sobreexplotación" del acuífero, Chirivella ha apuntado que eso es una cuestión "del pasado" y que en los últimos años sus niveles de medición se han estabilizado "y no está bajando".
"Para que el nivel pudiera subir debería haber precipitaciones muy superiores a las que registramos. El siguiente reto podría ser acciones de recarga artificial para favorcer el aumento de caudales en el subsuelo, pero no es sencillo con estos índices de precipitación".