La movilidad sostenible es el foco de muchas políticas públicas, pero a menudo margina a las clases trabajadoras. Familias que dependen de coches diésel asequibles se ven penalizadas frente a medidas que promueven coches eléctricos inaccesibles para ellas. En ciudades como Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife, las zonas centrales son privilegiadas por su transporte público eficiente, mientras que la periferia enfrenta mayores costos y limitaciones. Además, la importación de coches eléctricos subvencionados contrasta con los impuestos y restricciones a vehículos diésel nacionales, evidenciando una injusticia fiscal. La verdadera sostenibilidad debe ser inclusiva y no ideológica, abordando soluciones tecnológicas y sociales que no dejen a nadie atrás.
[Vlog] Movilidad sostenible, sí; pero justa para todos
Las políticas actuales penalizan a las clases trabajadoras y favorecen soluciones que ignoran la realidad económica de quienes viven en la periferia
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