El Risco de San Nicolás, en Las Palmas de Gran Canaria, está en pie de lucha para proteger el ficus centenario que preside la entrada de la ermita del barrio.
Los vecinos han solicitado amparo a la alcaldesa Carolina Darias a través de un correo electrónico, exigiendo que se realice un segundo informe técnico antes de proceder con la tala del árbol, que consideran un símbolo irremplazable de su comunidad.
Resistografía
El actual informe de FCC, basado en una tamografía, no convence a los habitantes del barrio, quienes reclaman pruebas más exhaustivas como una resistografía que pueda determinar el verdadero estado del árbol.
"No se puede condenar un ejemplar con más de 130 años sin un análisis completo. Cuando vas al médico y te detectan una enfermedad sueles pedir una segunda opinión, ¿no? Pues queremos lo mismo. Y si el segundo informe dice que hay que talar, pues se tala, porque prima más la seguridad de la gente", insisten.
La noche de este miércoles, los vecinos lograron detener un segundo intento de tala en menos de 24 horas. Operarios de Parques y Jardines, acompañados por dos furgonas de la Unidad Especial-GOIA, acudieron al lugar bajo la excusa de perimetrar la zona por prealerta de vientos, pero los residentes no permitieron que se tocara el árbol.
Vigilia
El martes por la noche, el barrio organizó una vigilia para mostrar su apoyo al ficus. En la escalinata de la ermita, colocaron velas y mensajes dirigidos al árbol que les ha acompañado toda la vida.
"No solo es un árbol; es parte de nuestra identidad", dijeron los vecinos mientras defendían el ejemplar con determinación.
Fracaso de la ciudad
Los habitantes del Risco de San Nicolás esperan ahora una respuesta del ayuntamiento y de la alcaldesa Carolina Darias, a quien han pedido intervenir para garantizar un análisis justo antes de tomar una decisión drástica.
"Defender este árbol es defender nuestra historia y nuestro futuro como comunidad. Que caiga el ficus es un fracaso para la ciudad, no sólo para el Risco", concluyen.
La historia de este ficus centenario se ha convertido en un símbolo de resistencia para un barrio que no está dispuesto a perder parte de su alma sin luchar.