Los vecinos del barrio marinero de San Cristóbal, en Las Palmas de Gran Canaria, esperan que el Ayuntamiento capitalino tenga en cuenta el drenaje —dar salida al agua de las mareas— que necesita el paseo marítimo en el modificado —motivado por los destrozos que produjo el fuerte temporal del pasado mes de abril— del proyecto para rehabilitar la avenida porque aseguran que la calle Timonel se está convirtiendo en un “tanque”. La Consejería de Transición Ecológica y Energía del Gobierno regional, dirigida por Mariano Hernández Zapata, también considera que hace falta tomar medidas que eviten inundaciones en las vías colindantes.
El consejero estuvo el pasado 17 de junio en la zona para conocer de primera mano las necesidades de los residentes, una visita en la que estuvo acompañado por concejales del Partido Popular (PP) en el municipio como Gustavo Sanchez e Ignacio Guerra. Cuatro días más tarde, el Área de la que es responsable envió a la asociación de vecinos Nuestra Señora del Buen Viaje un informe al que ha tenido acceso Atlántico Hoy donde detalla los problemas que percibió junto a varias propuestas de mejora.
"Medidas duras"
Una de las medidas que la Consejería considera indispensable es implementar un sistema de drenaje superficial a lo largo del paseo marítimo para evacuar el agua procedente del rebase del oleaje. La finalidad es “disminuir el impacto en los edificios”. “Además, se habilitarán en los puntos bajos del paseo accesos al mar que servirán como desagües principales para el agua de mar que ingrese durante los temporales”, añade el texto. En la misma línea apuesta por colocar bancos o bordillos antiimpacto que puedan servir para dirigir el agua hacia los desagües.
Ambas iniciativas están dentro del apartado denominado como “medidas duras”. Se encuentran junto a la idea de poner botaolas en la parte central y la coronación del muro del paseo marítimo. Argumenta que tienen numerosos beneficios como reducir las inundaciones para mantener el entorno seco, proteger las infraestructuras permitiendo prolongar su vida útil o, lo más importante, garantizar la seguridad de los peatones.
Actuar antes del invierno
Juan Jesús Santana, presidente de la asociación de vecinos, relata en declaraciones a este periódico que se cometió un error en la obra de emergencia acometida tras la tormenta Hermine en septiembre de 2022. “Pusieron tabiques donde había un acceso a las playas, eso condenó el drenaje de las aguas a pesar de que vivimos en una zona costera con los rebosos y las mareas grandes”, explica. Ve urgente que el muro ubicado en el paseo marítimo vuelva a su diseño original porque “la calle Timonel se está inundando, el agua no tiene salida, llega la ola, cae y se desahoga”.
“Antes del invierno”, apunta, “hay que abrir agujeros como mínimo”. “Porque como vuelvan a entrar ahora los temporales, no hay un desagüe adecuado”, agrega. “Nosotros desde el principio sentíamos que medio millón de euros era poco. Entendemos que se puede mejorar y es lógico que después del temporal haya que modificar el proyecto”, sentencia. Entre sus peticiones también están las de poner un pasamanos en el acceso a las playas y el pavimentado del paseo marítimo.
Un mapeo
La Consejería de Transición Ecológica enumera algunas “medidas blandas” que no requieren de obra civil como un sistema de alerta temprana de inundaciones que facilite la predicción de oleaje. Señalan la necesidad de promover una política municipal que mantenga en condiciones el frente marítimo, así como protocolos para el acceso peatonal.
Pone sobre la mesa el desarrollo de un mapeo que incluye la identificación de características como zonas rocosas irregulares, plataformas continentales y cualquier otro obstáculo o estructura que pueda influir en la dirección o altura de las olas.