El campamento de la playa de Las Alcaravaneras sigue dando la bienvenida a mercantes, pesqueros, petroleros, cruceros de lujo y barcos de todo tipo que llegan a la bahía del puerto de Las Palmas de Gran Canaria. Hay mañanas en las que, en la parte sur de la playa, la tarjeta de visita de la capital, se pueden llegar a contar hasta 26 casetas de campaña. Allí duermen cada noche personas de diferentes edades y nacionalidades, algunas de paso y otras que aseguran que llevan viviendo en esa playa más de 20 años.
El pasado 12 de septiembre, Atlántico Hoy publicó un artículo en el que se denunciaba la situación de marginalidad en la que vivían varias personas en la mencionada playa. En dicho reportaje, algunas de esas personas contaban su situación y un portavoz autorizado del ayuntamiento aseguraba que el desmantelamiento del campamento era inminente. El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria afirmaba que la situación era un fenómeno recurrente sobre el que trabajaba de forma continua. “Regularmente los vamos retirando de los puntos y las zonas públicas que ocupan, al mismo tiempo que dialogamos y les ofrecemos ayudas a través de servicios sociales y sus respectivas embajadas”, explicó el consistorio.
Más casetas
Más de dos meses después, no solo no se ha llevado a cabo el desalojo de las casetas, sino que cada vez hay más. A los mismos que ya llevan tiempo allí se le suman grupos de jóvenes mochileros que montan y desmontan el campamento a su gusto. Ahora el ayuntamiento capitalino explica a este periódico que ya tienen identificadas a las personas que usan la playa para dormir y que están trabajando con ellas para dar solución definitiva al asunto. También explica que la Policía Local recurrentemente desmonta los campamentos, pero vuelven.
“Esta semana, Policía Local, nuestra unidad especializada en ese tipo de población, la Unidad de Protección y Acompañamiento (UPAL) y Servicios Sociales hicieron una intervención orientada a dar respuesta personalizada a cada una de las personas que están allí y resolver de esa forma el problema de manera definitiva ya que las continúas intervenciones de Policía Local no han dado el resultado esperado”, explica la administración local.
"Una vergüenza"
Desde Coalición Canaria (CC) se entiende que el campamento está montado con el beneplácito del alcalde Augusto Hidalgo. Los nacionalistas lo consideran una vergüenza para la ciudad. “A medida que pasa el tiempo hay más y más casetas instaladas, y aunque Hidalgo diga en los medios de comunicación que van a desaparecer, la realidad es que no da la orden de que así sea. Por lo tanto, hay quienes piensan que nuestras playas urbanas son zonas de acampada, cuando la imagen que se proyecta de Las Palmas de Gran Canaria es deplorable”, afirma Francis Candil, candidato de CC a la alcaldía de la capital.
Los nacionalistas han mostrado su preocupación por si entre los que acampan pudiese haber alguna persona en situación de vulnerabilidad. “De ser así, debería dar respuesta a través de los recursos con los que cuentan los Servicios Sociales. Esta situación demuestra que así no se camina hacia el desarrollo de una ciudad, y este grupo de gobierno parece no saber hacerlo mejor. Desde CC hemos alzado la voz en reiteradas ocasiones pidiendo al PSOE que desmantele el campamento; ahora lo que les pedimos es que se marchen y nos dejen trabajar a otros que sí queremos una gran ciudad para nuestros vecinos”, apostilla Candil.
El PP lo ha denunciado
El Partido Popular (PP) también ha criticado la situación. “La playa de Las Alcaravaneras se ha convertido en punto de pernoctación y vida diaria de decenas de personas que llevan años acampados en la zona más próxima al Club Náutico y en el muro situado debajo del paseo, algo que hemos denunciado en multitud de ocasiones, que hemos debatido en comisiones y sesiones de pleno y que sin embargo lejos de solucionarse, se está incrementando”, explica el concejal Ángel Sabroso.
“La degradación de Las Alcaravaneras ha alcanzado un punto vergonzoso”, asegura. Para el PP, el incremento de personas que viven en la calle en la capital grancanaria es síntoma del clima social de la ciudad. “Lo realmente grave en mi opinión es que se está normalizando esta dura realidad. Se han bajado los brazos, se asume como natural y nada se hace por dar una respuesta social a los cada vez más campamentos de la miseria que se ven en nuestra ciudad”, concluye Sabroso.