Es lunes 5 de mayo de 2025 en Sevilla. El Real de La Feria empieza a coger color con la luz de los farolillos; el gentío atraviesa la portada para dirigirse hacia las casetas; las familias buscan los cacharritos para que los más pequeños se suban a la noria o disfruten en el ratón vacilón; y los zapatos se empiezan a manchar de albero —tierra de color ocre con la que se cubre el suelo—.
Todo ocurrirá, dentro de cuatro meses, sin que nadie haya dudado en ningún momento dónde debía celebrarse. Sin polémicas. La pregunta es: ¿algún día podrá ocurrir lo mismo en Las Palmas de Gran Canaria, pero con el Carnaval? ¿Será posible que pase pero cambiando las casetas por los mogollones, las atracciones por las galas y el albero por la purpurina? Quizás un proyecto a largo plazo pueda ser la solución.
El Ayuntamiento puede hacerlo
“A estas alturas debería estar definido un sitio concreto que además sea como el punto de encuentro para la ciudadanía”, afirma tajante Juan Torres, decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Gran Canaria en declaraciones concedidas a Atlántico Hoy. Considera que en la ciudad, el espacio público y su uso, es una asignatura pendiente.
El experto no tiene ninguna duda de que hay zonas de la capital donde se puede celebrar la fiesta más importante de la urbe, pero asegura que corresponde al Ayuntamiento definir cuál es mejor. “Somos una ciudad bastante extensa, tenemos una orografía cómoda”, resalta. Eso sí, piensa que es fundamental tener en cuenta cuestiones como el ruido, las áreas de aparcamiento, la movilidad o la implantación de áreas de comida.
Torres no titubea al decir que la corporación municipal "en la figura de planeamiento, tiene posibilidad incluso de recalificación de suelo o de proponer espacios que puedan acoger este tipo de eventos perfectamente”.
Idas y venidas
En cada edición del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, desde hace varios años, se desata un conflicto por su ubicación. Los mogollones tuvieron que salir del parque de Santa Catalina hace una década por sentencia judicial después de que un grupo de vecinos llevara el tema a los tribunales por el ruido. Años después, las galas hicieron lo propio porque los trabajos para el tramo subterráneo de la MetroGuagua impedían su desarrollo en el entorno.
Llegó 2024 y el que tuvo el gobierno municipal fue trasladar el Carnaval a La Isleta. La idea, que no terminó de gustar a los habitantes del barrio, no se volvió a plantear —del todo— para 2025, edición en la que apuestan por llevar al antiguo Estadio Insular los actos para elegir Reina o Drag. La propuesta tampoco cuajó y ahora volverán a Santa Catalina porque las obras están paradas.
"Un año pasa rápido"
Son solo algunos ejemplos —los mogollones también han sufrido variaciones de última hora— de uno de los mayores quebraderos de cabeza para el Consistorio. Torres piensa que si se quiere una localización fija para conciliar el descanso con la fiesta, la clave está en plantearlo como un proyecto a largo plazo.
“Yo creo que un año pasa muy rápido, casi siempre nos vemos con las fechas encima, es imposible crear algo y entonces se va un poco improvisando”, reflexiona. Pone como ejemplo la ampliación y reforma del Estadio de Gran Canaria para convertirlo en un recinto de categoría superior de cara al Mundial 2030.
Turismo
“El Carnaval atrae mucho turismo, que es uno de nuestros valores importantes. Habría que plantearse en serio que se debe crear un espacio ejemplar en el desarrollo de este tipo de actividades y que no parezca que se está haciendo puntualmente en lo que tenemos, como podemos y de cualquier manera”, prosigue.
El decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Gran Canaria incide en la idea de que la capital debería tener definido un lugar concreto y equipado. “Como sabemos que la polémica se va a producir todos los años, hay que intervenir y buscarle una solución. Tener un recinto adecuado no solo para el Carnaval, sino para ferias, eventos, conciertos o lo que fuese”, asevera.
Componente sociológico
Fabio Sánchez, arquitecto y urbanista que colabora con la empresa Urbanfix, opina que el tema tiene un componente sociológico importante. Por lo tanto, pone de relieve la importancia de contar con los ciudadanos.
“A lo mejor no hablamos tanto de plazos en lo que es la materialización de un proyecto, pero sí en conocer exactamente las necesidades que debería tener ese espacio y ahí es importante que la participación para saber cuáles son”, razona. Admite que es una parte que requiere de tiempo porque consiste en atender a diferentes colectivos, cada uno con sus propios intereses.
Dos necesidades
Sánchez destaca que hay dos grandes necesidades que atender. Por un lado, está la celebración de las galas, con eventos más institucionales que requieren de un espacio amplio. “Las Palmas de Gran Canaria dispone de varios sitios, sin descartar el Parque de Santa Catalina, zonas portuarias o Infecar”, subraya.
Mientras, por otro lado, está la celebración en la calle. “Habría que plantearse si queremos concentrarlo todo en una plaza o varias. Debe ser policéntrico, distribuido a lo mejor en varios sitios o en diferentes vías. Depende del número de asistentes, de obras, de proyectos, de muchas circunstancias que puedan concurrir”, comenta el arquitecto y urbanista.
"Un tinte popular"
Sobre si sería posible extrapolar el Carnaval a la Feria de Sevilla, no lo ve descabellado. “Estamos hablando de una fiesta que se le quiere dar un tinte popular”, por lo que, “las personas que van a celebrarla tienen que sentirse identificadas con el espacio”.
Hace más de 15 años tenía lugar en el Parque Blanco —donde ya no se podría volver a organizar la fiesta—, pero Sánchez pone sobre la mesa que “a lo mejor el sentimiento de pertenencia o de comodidad de las personas que celebran ya no son las mismas y eso habría que valorarlo también”.
Pensarlo con antelación
Pablo Ley Bosch, profesor de Urbanismo en la Escuela de Arquitectura en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), apunta que esta no es una cuestión que pueda ser improvisada en un plazo de tiempo muy corto. "Dada la envergadura que plantea el problema, debe ser pensada y programada con la antelación suficiente a través de una política urbana capaz de diseñar o adaptar un espacio público adecuado para un evento social masivo", apunta.
"Esto requiere tener en cuenta de forma muy cuidadosa cuestiones como la movilidad y accesibilidad de grandes cantidades de personas desplazándose en un plazo de tiempo relativamente corto, la atención a ese elevado número de personas durante el evento incluyendo cuestiones de salubridad, y por supuesto, respetar el derecho al descanso de los vecinos que pudieran habitar en zonas próximas", continúa.
"El caso del Parque de la Música, respecto al cual llego a haber un amplio consenso social sobre su idoneidad, puede servir como muestra sobre la falta de interés político respecto a este tipo de espacios, que desde hace varias décadas son demandados por una parte muy importante de la población", pone como ejemplo.
Descentralizar actos
Para Ley Bosch, salvo algunos pequeños actos del Carnaval que se pudieran descentralizar y ubicar cuidadosamente dentro de ámbitos concretos de la ciudad, probablemente lo más sensato sea apostar de una vez por todas por un gran espacio multifuncional ubicado en las inmediaciones de Las Palmas de Gran Canaria "apto para grandes eventos sociales, conciertos masivos, así como para usos expositivos, ocio y esparcimiento de diverso tipo", etc.
"Habría que realizar un estudio sobre las opciones más idóneas para este tipo de ámbitos, preferentemente al aire libre, con opciones de localizar aparcamientos, a la vez que pensar en conectividad adecuada principalmente mediante transporte público", dice.
"La ciudad ha crecido"
Juan Torres señala que el Carnaval, al ser un evento cultural tan importante, necesita sus infraestructuras adecuadas “igual que en su día se hizo un auditorio, teatros y estadios”. Acerca de por dónde se debería empezar, sostiene que es clave hacer un listado y una reflexión al conocer tanto las características como las deficiencias que puede haber.
“Las Palmas de Gran Canaria es una ciudad que ha crecido bastante en número poblacional y donde hace años creíamos que no podría haber una implantación comercial de grandes áreas, se ha acabado realizado. Yo creo que primero debe nacer la idea de lo que queremos hacer y luego los sitios surgen”, sentencia.