Si usted es de las personas que se fija en los detalles cuando pasea por la calle o es de las que tiene una relación de cierta confianza entre cliente y hostelero, se habrá dado cuenta de que en Las Palmas de Gran Canaria algunas terrazas han empezado a desaparecer y otras han reducido el espacio ocupado sobre la vía pública. ¿El motivo? El ayuntamiento de la capital grancanaria, tras la apertura de un plazo para que los propietarios de bares y restaurantes pudieran regularizar el exceso de mesas y la implantación de terrazas exprés implantadas tras el confinamiento, empieza ahora a poner orden en las calles.
"Se vuelve a la legalidad vigente", explica Javier Doreste, concejal de Urbanismo y Vivienda del consistorio. "Una vez que la Justicia anulara los decretos de alarma, la medida, que era excepcional debido al confinamiento provocado por la pandemia, ya no tenía cobertura legal". El edil recuerda que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria inició en abril el procedimiento de ordenación de las terrazas instaladas de manera temporal velando por el interés general. "Se abrió un plazo de dos meses", señala, "para que los propietarios pudieran regularizar tanto el exceso de mesas como las terrazas exprés adaptándose a la ordenanza municipal".
El espacio público, de todos
Doreste explica que "la medida de ocupar el espacio público se tomó para compensar a los negocios la reducción de aforos en el interior, pero hay que recordar que la calle es de todos". El concejal reconoce la laxitud del ayuntamiento a la hora de reimplantar la norma vigente para colaborar con la hostelería, pero también recalca que "actuamos cuando existían denuncias de los vecinos o cuando algún local generaba problemas".
En abril, los establecimientos de la ciudad dispusieron de un plazo máximo de dos meses para volver a la situación previa a la pandemia. De esta forma, bares, cafeterías y restaurantes que quisieran mantener sus terrazas exprés podían presentar su solicitud adaptándose a la ordenanza municipal. Estas se sumaron a aquellos locales que ya habían ido registrando sus peticiones conforme a la ordenanza y que ya estaban en tramitación. Además, el periodo también permitía a los negocios que ya tenían licencia de terraza –pero querían ampliarla– realizar dicho trámite.
Triana
Las Palmas de Gran Canaria inició el año con unas 700 terrazas con permiso y unas 500 sin licencia. Pese a la orden para retomar los límites previos a la pandemia, desde el ayuntamiento se reconoce que el ritmo de la burocracia puede provocar que un local que solicitara la regularización de su situación se vea ahora obligado a retirar una terraza, pero que en unos meses reciba el visto bueno del propio consistorio para reinstalar mesas y sillas. "Así lo podrá hacer con todas las garantías", comentan.
Esta semana, varios hosteleros de la zona de Triana o de la calle Ruiz de Alda han sido advertidos por la Policía Local para que sus terrazas recuperaran el número de mesas anterior a la pandemia. "Es una faena", admite uno de ellos –que prefiere no dar su nombre ni el de su establecimiento–, "porque la terraza es ahora mismo lo que mejor me funciona del negocio, pero también es cierto que este periodo de gracia me ha salvado y me ha venido muy bien. Y las reglas eran las que eran, todos las conocíamos".