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Las Palmas

Ordenan talar el árbol centenario del Risco de San Nicolás por seguridad

El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria toma la decisión ante el inminente peligro de "caída y colapso", según concluye un informe de FCC | El consistorio se compromete a trasplantar otro ficus en cuestión de meses

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Ordenan talar el árbol centenario del Risco de San Nicolás por seguridad. En la imagen de la izquierda, el ejemplar a principios del siglo XX; a la derecha, este lunes. / AH

El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ha anunciado que, tras meses de pruebas y catas, será necesario talar el árbol centenario que preside la entrada de la ermita del Risco de San Nicolás —desde finales del siglo XIX— debido a su avanzado estado de deterioro.

Según los estudios realizados —este mismo lunes se tomografió el tronco—, el árbol, un ficus, está hueco y podrido por dentro y desde la base, lo que supone un riesgo para la seguridad de los vecinos y transeúntes —más cuando se acercan las fiestas patronales del barrio—. 

Reunión vecinal

La tala está programada para este martes, pero antes, la tarde del lunes, el consistorio convocó una reunión informativa en los salones parroquiales de la iglesia. En la cita, Gemma Martínez —concejala de Parques y Jardines de la ciudad— y varios técnicos explicaron los motivos de la tala.

Los vecinos pudieron leer los resultados de las pruebas realizadas durante los últimos tres meses y los motivos que han llevado a esta decisión. El ayuntamiento asegura que se trata de una medida inevitable debido al estado del árbol, pero el anuncio ha generado malestar en el barrio.

Colapso y caída

El informe, realizado por FCC y que está avalado por una segunda empresa, detalla que un hongo ha consumido buena parte de la base del árbol. La frondosidad de la copa, apuntaron los técnicos, se debe a un pequeño resquicio en la corteza que alimenta a la parte superior. "Su colapso y caída va a ocurrir de manera inminente", concluye el dosier.

Imagen del ficus que será talado este martes en el Risco San Nicolás. / AH

El consistorio se ha comprometido a trasplantar al mismo lugar, en unos meses, otro ficus. "No va a ser un palito", explicó la edil de Podemos, "hemos localizado un árbol que ya tiene un tamaño importante, que se tratará para que pueda hacer frente al proceso y, en cuanto se limpie el terreno con la retirada de las raíces, se replantará". 

Pérdida de un símbolo

El árbol, uno de los pocos ejemplares centenarios que quedan en Las Palmas de Gran Canaria, es considerado un símbolo del Risco de San Nicolás y tiene un gran valor histórico y sentimental para los vecinos. Muchos lamentan la desaparición de este elemento icónico que ha acompañado a generaciones del barrio y que es parte del paisaje urbano de la ciudad.

En la cita con los representantes del ayuntamiento, los vecinos plantearon medidas para evitar la tala, como solicitar otro informe o podar la copa —para evitar que su probable caída provoque daños personales o materiales— e iniciar un tratamiento que acabe con el hongo, pero todas fueron rechazas por el mismo motivo: la seguridad de los viandantes que cruzan todos los días por la zona.

"Es más que un árbol, es parte de nuestra identidad. Verlo talado será como perder un trozo de nuestra historia", comentó un residente que ya se mostró preocupado por las talas recientes en otros puntos de la ciudad. En el encuentro también se preguntó el motivo de llegar hasta este punto —o por qué no se detectó el problema antes—.

Inmaculada Medina, concejala de Parques y Jardines en los mandatos anteriores. / AH

Contexto de tensión

La decisión de talar el árbol centenario llega en un momento delicado para el ayuntamiento, que enfrenta críticas por otras talas recientes en la ciudad.

La eliminación de árboles en el parque del Estadio Insular para la instalación del escenario del Carnaval 2025 y la planificación de la tala de un centenar de ejemplares como parte del proyecto del Paseo del Guiniguada han generado un clima de descontento en diversos colectivos ciudadanos.

Las voces críticas cuestionan la coherencia entre los discursos sobre sostenibilidad del consistorio y las acciones recientes que, según afirman, afectan negativamente al patrimonio natural de la ciudad.