El Juzgado de Instrucción número dos de Las Palmas de Gran Canaria le ha tomado declaración como testigos a otros dos empleados de Geursa que revelaron a la Guardia Civil irregularidades en la gestión de la Sociedad Municipal de Gestión Urbanística de Las Palmas de Gran Canaria: uno, técnico informático, fue despedido el pasado mes de junio, y el otro continúa trabajando para la empresa como ingeniero.
Ambos testigos, como suele habitual en estos casos, se ratificaron a preguntas del fiscal en sus declaraciones previas a la Guardia Civil, sobre las cuales Anticorrupción y el Seprona han montado el 'caso Valka', una trama de supuesta corrupción urbanística con cuatro líneas de investigación que afectan de lleno a la promotora pública.
Medias verdades
La sorpresa llegó a mitad de los interrogatorios, cuando las defensas cogieron su turno y obligaron a los testigos a reconocer que no habían contado toda la verdad a la Guardia Civil.
El informático omitió en sus declaraciones previas (una en la Guardia Civil y otra en el juzgado con la causa secreta) la mala relación que tenía con la gerente de Geursa, Marina Más, mientras que la ingeniera demandó sin éxito a la entidad pública por los mismos hechos investigados ahora en la vía penal.
Demanda fallida
La demanda laboral de la testigo, que se resolvió en 2019, fue desestimada por el juez y por la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC). La ingeniera aportó los mismos audios incorporados al 'caso Valka', pero ninguna de esas dos instancias judiciales apreció presiones para modificar proyectos o certificaciones de obra en beneficio de las empresas, entre otras anomalías, rechazando la resolución del contrato y la indemnización solicitada por la empleada.
Las cuatro obras denunciadas por la ingeniera son la conexión peatonal entre La Galera y el intercambiador de Tamaraceite, la mejora de los accesos a El Lasso, la repavimentación de ese mismo barrio y el asfaltado de Divina Pastora.
Más ingenieros
La Fiscalía también alude en su querella a otras dos obras: los accesos a El Confital y el tramo ocho de la MetroGuagua, pero en base a la experiencia de otro testigo que está pendiente de comparecer en el juzgado.
Hay otro ingeniero que declaró el pasado martes y que aprecia irregularidades en otras unidades de actuación, como la parcela entregada a Felipe Guerra sobre la que hoy existe una gasolinera o el aparcamiento construido frente a Los Alisios y Leroy Merlin.
Esos tres testigos sustentan la parte de la querella que señala anomalías en los modificados de proyectos, las adjudicaciones y los certificados de las obras. Distinto es el caso del técnico informático, cuyo testimonio ha servido a los agentes para verificar que José Manuel Setién, tras jubilarse como jefe de Urbanismo, seguía conectándose desde su casa a los servidores de Geursa para consultar los expedientes.
Mala relación
Los conexiones se hacían a través de las credenciales de la gerente, que solicitó la configuración para conectarse en remoto, pero desde el domicilio de Setién, tal y como ha acreditado la policía al comprobar la titularidad de la línea.
Lo que han revelado ahora las defensas es que entre el técnico informático y la gerente existe una mala relación de tres años atrás. Empezó con varias denuncias internas contra Más por malos tratos laborales, las cuales fueron archivadas por el órgano de control de Geursa al no apreciar las vejaciones denunciadas, que, además, abrió de oficio un expediente por acoso contra el informático.
Pendiente de juicio
El técnico fue despedido al prosperar el expediente disciplinario, aunque ha recurrido la resolución de Geursa y está a la espera de juicio en lo Social. Las defensas han aportado a la causa toda esa documentación, con la finalidad acreditar la enemistad del testigo, que no ha sido comunicada de manera espontánea a la instrucción de la causa.
La tensión entre ambos era tan grande que la gerente, tras esa primera denuncia en su contra, procuraba que siempre hubiera una tercera persona en las reuniones o los encuentros entre ambos.