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Las Palmas

El hongo que pone en jaque los árboles de la Alameda de Colón

Puri Benito, responsable de Fitopatología en la Granja del Cabildo de Gran Canaria, cuenta que el problema surgió entre 2017 y 2018

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Uno de los árboles talados en la Alameda de Colón. / Atlántico Hoy

“Lo de esa plaza es impactante, ha sido bastante rápido cómo se ha ido degradando y es una pena”, cuenta Puri Benito. La responsable del área de Fitopatología de la Granja del Cabildo de Gran Canaria hace referencia al hongo que está atentando contra la salud de los árboles en la Alameda de Colón.

El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria taló la semana pasada un Laurel de Indias, el segundo en el último año. La razón, explica Benito, es el hongo de la familia Botrio Fabiaceae que apareció en la Alameda sobre los años 2017 y 2018, cuando el árbol que está más pegado a la fachada empezó a presentar sintomatología de decaimiento.

"Un caso curioso"

La experta reconoce que el caso de la conocida plaza ha sido curioso. En un principio creían que era una enfermedad de árboles con una edad avanzada, pero progresivamente ha ido del lado de la iglesia hasta el lado del CICCA. “Ha ido pasándose a todos los ejemplares desde 2017”, afirma. “En un año y medio se produjo un avance considerable”, indica. Además, no les cuadraba porque a mitad de la plaza hay dos ejemplares jóvenes que también se encuentran mal.

Benito relata que el tema preocupa porque es una plaza emblemática. “Se han ido muestreando los árboles y el hongo que se detecta en un 80% es este que te digo”, aclara. La científica dice que a pesar de que el caso de la Alameda de Colón sea llamativo, también está ocurriendo en otros puntos de la ciudad como San Bernardo, López Socas, San Lázaro o de la isla como San Fernando de Maspalomas. “En Tenerife hay numerosos árboles afectados por el mismo problema, desde la Avenida de Anaga hasta las Ramblas”, añade.

La Alameda de Colón, en Las Palmas de Gran Canaria. / Atlántico Hoy

"Madera muerta y necrosada"

Sobre la enfermedad que están padeciendo estos árboles dice que no es primaria, sino que son hongos endófitos que están conviviendo con el árbol. La razón por la que se ha producido este problema lo tiene claro: “Los árboles sufren podas y los hongos entran por heridas”.

“Del árbol que se taló esta semana, me trajeron la muestra y estaba interiormente con una zona de madera muerta y necrosada. Se fue cortando poco a poco por si podía rebrotar, pero estaba muy afectado. No vale la pena mantener eso así si no hay posibilidades de que pueda salir adelante. En mi opinión se cortó porque no quedaba otra”, asevera.

La responsable del área de Fitopatología de la Corporación Insular expone que cuando los árboles están sometidos a situaciones de estrés, el hongo puede provocar daños. Algunos de esos factores son la situación ambiental, los adornos, el alumbrado o las obras. “Esa plaza ha sufrido obras y se producen heridas en las raíces”, sostiene. “Es muy importante el suelo, las raíces necesitan respirar y se pavimenta todo. A los árboles habría que crearles unas mejores condiciones”, agrega.

Podas excesivas

Carlos Velázquez, presidente de Profesionales Forestales de Canarias (PROFOR), admite que no conoce el caso concreto de la Alameda de Colón, pero cree que es evidente que todas las ciudades y pueblos llevan un historial de malos tratos al arbolado por podas excesivas y desmoches.

Hay muchos árboles que si no los cortamos ahora, van a poder generar accidentes en el futuro porque ya están viejos, pero casi siempre es por malas prácticas que le han generado pudriciones, ataques de hongos e insectos”, indica Velázquez.

Crear un espacio adecuado

El presidente de PROFOR Canarias opina que el Laurel de Indias es una maravilla de árbol, pero que se ha cometido el error de plantarlos donde no hay espacio para que genere la copa, “entonces la reacción muchas veces es podar las copas para que quepan”. Añade que en España hay muy poca cultura del cuidado del arbolado urbano.

“Luego también se tiende a hacer podas excesivas para darles formas redondas como un chupachup o como un gorro ruso y se les va el presupuesto en podas, cuando lo lógico sería darles el espacio a los árboles y que desarrollen su copa de forma natural”, sentencia.