La Sociedad Municipal de Aparcamientos de Las Palmas de Gran Canaria (Sagulpa) ha puesto barreras o gálibos que impiden la entrada en el aparcamiento público de El Rincón a las autocaravanas y furgones con más de 2,20 metros de altura.
Desde su inauguración en 2014, el aparcamiento Intermodal de El Rincón tenía discos de prohibición para limitar la altura de los vehículos, pero no gálibos, que son los arcos de metal instalados estas navidades.
Normativa
Sagulpa aclara que las nuevas barreras se han colocado para cumplir con la normativa, actualizando los anteriores discos de prohibición y, sobre todo, respondiendo ante un problema que traía de cabeza a los gestores municipales: los estacionamientos de larga estancia.
Dejar el vehículo varios días, semanas o meses en El Rincón, según la empresa municipal, impide la rotación de coches y de plazas libres, lo que atenta con la finalidad del aparcamiento.
Denuncias
La causa que ha llevado a endurecer la prohibición, sin embargo, es más compleja, y está relacionada con el incivismo de las autocaravanas y de los campistas que usan sus furgonetas para pernoctar, con varias denuncias de la Policía Local por insalubridad y el uso inapropiado del espacio.
El problema, más allá de que complique la logística a los surfistas con furgonetas superiores a los 2,2 metros de altura, es que los residentes con vehículos de esas características, practiquen o no deportes acuáticos, tampoco podrán estacionar en El Rincón, cuya superficie es la única de toda la capital grancanaria capaz de resolver esa necesidad pública a sus vecinos.
Perjudicados
La comunidad surfera, eso sí, es la principal perjudicada, sobre todo por los lugareños que se desplazan entre islas o no viven en Guanarteme, pues la ola del Lloret y los diferentes picos de La Cícer, que funcionan todo el año, están entre los lugares más demandados para practicar este deporte.
Por eso la importancia de disponer de un aparcamiento como el de El Rincón frente a una de las olas con más calidad de Canarias, máxime cuando en la bahía de El Confital, que está al otro extremo del litoral capitalino, también se ha restringido la entrada de vehículos.
Cambio radical
Hasta la instalación de las nuevas barreras, Sagulpa, pese a los discos de prohibición anteriores, permitía o toleraba el acceso de vehículos con medidas superiores a las establecidas.
Esa laxitud, precisamente, es la que ha matado de éxito al sistema, sobre todo tras la pandemia, con un boom de autocaravanas locales y de visitantes, que alquilan estos vehículos o llegan en sus furgones vivienda desde la Península o el norte de Europa a Canarias para disfrutar de sus playas en invierno.
Desfase
En los últimos meses, además de estacionar viviendas rodantes cada vez más grandes, era común ver a gente pernoctando semanas o meses enteros, algunos incluso expulsando las aguas grises en el mismo aparcamiento, o haciendo pis en botellas que luego dejan a la vista de todos, entre otras necesidades fisiológicas.
El residente que tenga un furgón de 2,4 metros, por ejemplo, ya no podrá hacer uso del aparcamiento por culpa de estos comportamientos, al tiempo que Las Palmas de Gran Canaria vuelve a negarse uno de sus atractivos naturales, el de la cultura surf y la sempiterna furgoneta. Porque en pocas playas urbanas europeas existen infraestructuras y olas con la calidad de El Lloret y El Confital.