Una familia de Canarias pide ayuda para levantar del lodo la arepera que perdieron con la DANA

"Lo único que se libró del barro fue Fray Leopoldo y la Virgen de Candelaria", cuenta Olga María Méndez, una mujer que cambió Tenerife por Valencia para montar un restaurante de comida canaria destrozado ahora por la riada

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Estado del restaurante Arepera Canaria, en Catarroja, uno de los municipios afectados por la DANA en Valencia. / AH
Estado del restaurante Arepera Canaria, en Catarroja, uno de los municipios afectados por la DANA en Valencia. / AH

Catarroja, un municipio de casi 30.000 habitantes, está entre las localidades de la zona cero de la DANA. Las lluvias torrenciales, en apenas minutos, desbordaron el barranco que atraviesa la ciudad. En un mismo tramo de calle han muerto hasta cinco vecinos, con casi todos los negocios, bajos de casas y garajes anegados por la riada.

Entre esos establecimientos está Arepera Canaria, de la tinerfeña Olga María Méndez Marichal, un restaurante con 34 años de historia que fundó junto a Julián García González, su marido, ya fallecido, tras conocerse ambos en Tenerife y cambiar Los Cristianos por Valencia para lanzarse a la aventura.

Los inicios

Olga María Méndez, de 62 años, recuerda que "no sabía ni freír un huevo frito", pero se acordó de las arepas que comía en Tenerife y convenció a su pareja para montar el negocio. Pidieron un crédito de "cuatro millones de pesetas" y abrieron en Benetúser, otra de las localidades arrasadas por la DANA, donde estuvieron seis años y medio, hasta que decidieron invertir los ahorros en Catarroja.

Las neveras del restaurante Arepa Canaria y varios muebles tras la DANA en Valencia. / AH
Las neveras del restaurante y varios muebles tras la DANA en Catarroja, Valencia. / AH

Allí, en el número 60 de la avenida Rambleta, "muy cerca del río", se compraron un piso con un local debajo para trasladar también el restaurante, y allí ha sido sorprendida ahora Olga Méndez por la gran riada.

Gritos y angustia

Estaba sola, con su  perro y con su gato, como es costumbre desde que falleció su esposo, y se asomó a la ventana desde que oyó sentir el agua. Le extrañó porque el cielo estaba oscuro pero no llovía. Así hasta que vio los coches flotar a la altura del cartel del restaurante, calle abajo, arrastrados por la corriente.

"Lo peor fue oír los gritos de la gente pidiendo ayuda por la noche", rememora la afectada, que estaba atrapada en su casa y no podía hacer nada para auxiliarlos.

Daños

La propietaria del restaurante recuerda que ese martes 29 cerraron pronto y el personal se fue para sus casa casi sin recoger, porque había previsión de tormenta y el día se estaba poniendo feo.

La precaución facilitó que no hubiera nadie en el negocio. El agua rompió las puertas y arrastró todo lo que se encontraba a su paso: muebles, fogones, mesas, sillas, neveras industriales y estanterías repletas de botellas de vino que todavía siguen sepultadas por el lodo... Nada escapó de la crecida, que arrancó hasta las molduras del techo.

Detalle de una de las sillas del restaurante arrasado por la riada. / AH
Detalle de una de las sillas del restaurante arrasado por la riada. / AH

Solo quedaron en pie, libres de barro, "Fray Leopoldo y la Virgen de La Candelaria", añade la perjudicada, que pasó la noche en vela al verse sola en medio de la riada. Apenas acertó a grabar un vídeo de lo que ocurría fuera, entre gritos de angustia, con el agua marrón y los coches calle abajo.

Optimismo

"Estamos destrozados, pero vivos, con ganas de volver a sacar el restaurante adelante", asegura Méndez, más repuesta después del susto, pero con casi la misma montaña de trastos, coches y enseres retorcidos a los pies de su establecimiento. 

Sus hijos han venido de Gran Canaria y de Tenerife, donde estudian y trabajan, para echarle una mano junto con sus parejas. Esa compañía, más el calor de los vecinos y la ayuda de los voluntarios, está siendo clave para comenzar a salir del hoyo.

Sabe que le quedan tres o cuatro meses para poder recuperar la normalidad, pero está dispuesta a sacar el negocio adelante para luego traspasarlo, jubilarse y poder volver a Canarias con sus hijos y el resto de su familia.

Así sigue Arepa Canaria, el restaurante fundado por la tinerfeña Olga María Méndez que ha sido destrozada por el temporal. / AH
Así sigue Arepera Canaria, el negocio fundado por la tinerfeña Olga María Méndez que ha sido destrozado por el temporal en Valencia. / AH

Es la pequeña de 11 hermanos y su voz transmite la fortaleza de la familias numerosas de antaño, esas que supieron hacer virtud de la necesidad para progresar.

Referente canario

Su restaurante, además, es todo un referente de la comida canaria en la provincia de Valencia. Las arepas, explica Méndez, fue solo el comienzo. Cabrito, garbanzas, potaje, escaldón de gofio, costillas, papas arrugadas con su mojo picón, conejo, carnes a la brasa como es tradición en el norte de Tenerife... No hay un plato tradicional de las islas que no se haya cocinado en Arepa Canaria desde hace 34 años.

Sus hijos, además de arrimar el hombro para limpiar el local, han emprendido una campaña para recaudar fondos e intentar volver a la normalidad lo antes posible.