Los más noctámbulos y amantes de la buena vida lo saben. El kit básico para salir por la noche de fiesta, rumba, jangueo o a mover el esqueleto –todo depende el prisma generacional con el que se mire– debe estar cubierto con una buena dosis de paciencia si uno está en Las Palmas de Gran Canaria y tiene la noble intención de volver a casa en taxi. Cada vez se ha vuelto más complicado subirse a uno y algunas voces apuntan que es el caldo de cultivo perfecto para que lleguen plataformas como Uber y Cabify.
Quizás suene alarmante y es un panorama que poca gente –al menos entre los taxistas y en el Ayuntamiento– quiere que llegue. Pero el planteamiento está, como mínimo, de actualidad. A partir de las siete de la tarde un día cualquiera, aunque en especial los fines de semana y vísperas de festivo, se ha convertido en todo un reto conseguir un taxi en la capital por muchas razones.
Mesa del Taxi
El Consistorio y el sector se sentaron la semana pasada en la conocida como Mesa del Taxi para abordar el asunto. Merece la pena resaltar que el número de licencias no ha cambiado en los últimos años, siguen siendo 1.640 como hace una década, pero José Ramón Almeida, que lleva toda una vida al volante ofrece una clave sobre lo que está ocurriendo: “No hay incentivos para venir a trabajar, nadie quiere hacerlo por cinco o seis euros la hora”.
“Hay que incentivar”, opina, “que la hora de trabajo sea productiva”. “Hay que buscar un equilibrio como puede ser la regulación y una subida moderada de tarifas”, apostilla. Él apuesta por los días de descanso obligatorios para los taxistas como la manera de revertir la situación, pero mejor dejar ese tema para otro artículo en el que se explique con más detenimiento.
"No es rentable contratar"
Solo un apunte para que nadie se pierda porque, al final, todo tiene relación. Almeida detalla que ha habido un salto generacional, “se ha invertido el patrón de actuación”. Lo que ocurre ahora es que los taxistas que se jubilan traspasan las licencias y las adquieren autónomos jóvenes que tienen otra manera de pensar. Ya nadie quiere –como es razonable– trabajar 12 horas diarias para poder sacar rentabilidad.
Lo que ocurre es que tampoco ponen empleados y eso impide que el vehículo pueda estar en la carretera las 24 horas del día. “Como ven que en el taxi ya no es rentable contratar, salen a trabajar a las siete de la mañana y se van por la tarde. Ha habido un salto generacional”, afirma.
Caldo de cultivo perfecto
La ciudadanía tiene a día de hoy una necesidad clara: hacen falta taxis. Una escasez que puede suponer un nicho de mercado para empresas como Uber y Cabify al verlo como una oportunidad de negocio. “El sector no se da cuenta de que les estamos abriendo la puerta”, exclama Almeida.
Ve evidente que pueden llegar con todo lo que está sucediendo, “es el caldo de cultivo perfecto para que entren a trabajar aquí”. Esto no significa que él esté a favor, ni mucho menos, de que las plataformas de VTC se instalen en la ciudad. De hecho, cree que sería “un problemón”.
Libre albedrío
“Cuando los ciudadanos vean que la carrera de un taxi les puede salir siete euros y con Uber si está lloviendo les sale 21 porque ellos con su aplicación y su algoritmo hacen lo que les da la gana, ya empezarán las peleas y los gritos”, manifiesta.
“Ayuso en Madrid ha dicho que hay que ponerle un freno a los precios de Uber y Cabify porque se han dado cuenta de que es un disparate. Es una multinacional que a lo que van es a ganar dinero. No vienen aquí a hacer la pantomima, vienen a facturar”, continúa el taxista.
"Coches ilegales"
Considera que si se diera ese escenario supondría “la llegada de coches ilegales con una aplicación que nadie controla y que te pone los precios que le da la gana”. “Eso no soluciona el problema tampoco, no se trata de incrementar el número de vehículos, hay que dar un servicio de calidad”, agrega.
Ángel Hernández es el presidente de Autaxi. También apuesta por la regulación y revela que a lo que tienen miedo “es a que la ciudad esté totalmente desamparada por la inactividad del Ayuntamiento”. Eso sí, en declaraciones a Atlántico Hoy, el concejal de Movilidad, José Eduardo Ramírez, deja claro que defiende establecer días de descanso.
"Bastante desconocimiento"
Acerca de Uber y Cabify cree que “hay bastante desconocimiento”. “No dejan de ser plataformas que se tienen que apoyar en una flota de coches y la tarifa de Las Palmas de Gran Canaria es demasiado baja como para que alguien invierta en un vehículo 50.000 euros”, destaca.
“Ellos donde quieren trabajar es en municipios donde los trayectos sean más largos. No te vas a encontrar la VTC llevando a una persona que viene de hacer la compra o transportando a otra al Hospital Doctor Negrín”, comenta.
Sobre la poca capacidad para contratar y que no se pueda cubrir las 24 horas el servicio, se muestra comprensivo: “La época de la esclavitud ya se acabó. Si la gente trabaja 12 horas es porque en ocho no saca un sueldo. Nosotros no abogamos por trabajar tanto tiempo. Es lo que dice la ley, el estatuto de los trabajadores y es lo lógico. La regulación consigue que la hora sea productiva”.
Seguridad por la noche
Este diario se ha puesto en contacto con José Eduardo Ramírez, concejal de Empleo y Movilidad, quien detalla los problemas encontrados por el sector del taxi y las soluciones pactadas en el encuentro que tuvieron la semana pasada. Se basan en la seguridad por la noche y en el aspecto económico.
El edil advierte de que “el taxi está amenazado por la aparición de otras plataformas o vehículos que están deseando entrar en la ciudad”. “Nosotros somos los primeros que defendemos el sector público, no se lo vamos a poner fácil a nadie para que entre en Las Palmas de Gran Canaria, pero para eso tenemos que prestar un buen servicio”, alega.
Apostar por el transporte público
Matiza que Uber y Cabify lo tienen difícil en Canarias porque la Ley de Transportes del Archipiélago limita el número de ese tipo de licencias en un 5% respecto al número de taxis y ahora mismo están todas cogidas. “Va a ser complicado, pero las leyes pueden cambiar. En Cataluña se recurrió una norma muy parecida a la canaria y la han ganado. Por lo tanto, es posible que eso pase aquí también”, apostilla.
“Yo lo que digo claramente es que nosotros apostamos por el transporte público y queremos que el servicio lo presten los taxis. Esa es nuestra prioridad y vamos a trabajar para ello, pero también debemos prestar un buen servicio”, sostiene.
“Si prestamos uno deficiente o insuficiente corremos el riesgo de que pase esto y que ya no sea una cuestión del Ayuntamiento, sino que la opinión pública sea la que exija que estas plataformas lleguen al municipio. Yo no lo quiero, pero necesitamos trabajar para que eso no pase”, culmina el concejal de Movilidad.