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Las Palmas

Uno de los estudios que renunció al Guiniguada también propone eliminar las bóvedas del barranco

La UTE JFCA Guiniguada abandonó el concurso del paseo insistiendo en la necesidad de un estudio hidrológico exhaustivo para evaluar los riesgos de lluvias torrenciales —como la DANA que afectó a la Comunidad Valenciana hace unos meses—

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Uno de los estudios que renunció al Paseo Guiniguada también propone eliminar las bóvedas del barranco. / AH

La renuncia de la UTE JFCA Guiniguada al concurso del Paseo Guiniguada de la Cultura y Las Artes Canarias, promovido por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, ha generado un intenso debate sobre el futuro del barranco, sus bóvedas y el modelo de desarrollo urbanístico para esta zona clave de la ciudad.

La UTE justificó su retirada argumentando discrepancias fundamentales entre su propuesta sostenible y las bases del concurso, que consideran excesivamente tradicionales y centradas en infraestructuras viarias como la MetroGuagua, pero en su propuesta también defendía un modelo de transformación integral del barranco, destacando la necesidad de eliminar las bóvedas actuales, que cubren gran parte de su recorrido, para crear un gran pulmón verde para la ciudad.

Este espacio, según el diseño planteado, alcanzaría los 71.515 m², más del doble de lo previsto en las bases del concurso. Además, proponían reemplazar la actual autopista litoral por una vía urbana que reduzca al mínimo el uso del vehículo privado, liberando al barranco de presiones ambientales y facilitando la conexión peatonal entre la ciudad y el mar.

Más sostenible

La propuesta de la UTE no se limitaba a la eliminación de las bóvedas. Incluía un ambicioso plan de movilidad urbana basado en la creación de supermanzanas, un concepto que permitiría rediseñar el espacio público en torno a barrios históricos como Triana y Vegueta.

En la imagen, representación gráfica de una idea para desarrollar el Paseo Guiniguada de la Cultura y las Artes Canarias. / AH

Este modelo no solo mejoraría la calidad del aire y la conectividad entre barrios, sino que también consolidaría el acceso peatonal y ciclista al litoral, superando la barrera viaria que representa la autopista actual.

Cambio climático

Además, la UTE insistía en la necesidad de un estudio hidrológico exhaustivo antes de realizar cualquier intervención. Este estudio debería evaluar los riesgos de lluvias torrenciales —como la DANA que afectó a la Comunidad Valenciana hace unos meses— y el impacto del cambio climático, así como la viabilidad técnica de eliminar las bóvedas del barranco.

“La falta de previsión en este aspecto pone en peligro no solo la sostenibilidad del proyecto, sino también la seguridad de los ciudadanos”, señalaron en su renuncia.

Críticas al ayuntamiento

El abandono del concurso por parte de la UTE no ha estado exento de controversia. El ayuntamiento ha tardado más de 40 días en responder formalmente a la renuncia, lo que ha reducido significativamente el plazo disponible para que el siguiente equipo concursante presente su propuesta.

La alcaldesa Carolina Darias, en la presentación de los equipos aspirantes al concurso de proyectos del Paseo Guiniguada de la Cultura y las Artes Canarias. /

Este retraso, según fuentes cercanas al proceso, supone un agravio comparativo, ya que en situaciones anteriores similares —con la renuncia de otro estudio de arquitectos— se resolvió el relevo en tan solo seis días.

Empate a puntos

Este tratamiento desigual podría abrir la puerta a recursos legales por parte de los concursantes afectados, especialmente si el ayuntamiento renuncia a elegir un sexto finalista —los dos últimos estudios que quedaron fuera de los elegidos para la última fase obtuvieron la misma puntuación—.

“Es un episodio bochornoso que evidencia una falta de rigor administrativo por parte del ayuntamiento”, afirman analistas del sector. Además, señalan que la actitud del consistorio al reprochar al renunciante su aceptación inicial de las bases resulta innecesaria y carente de tacto, dado que es natural que un equipo descubra limitaciones técnicas una vez iniciado el trabajo en profundidad.

¿Proyecto desfasado?

La UTE JFCA Guiniguada también criticó el enfoque general del concurso, que calificó de limitado e incapaz de responder a las necesidades urbanísticas, ambientales y sociales de la ciudad. Según el equipo, las bases del proyecto siguen ancladas en modelos de infraestructura propios de los años 60 y 70, promoviendo soluciones que priorizan el vehículo privado y generan un alto impacto ambiental.

En la imagen, tramo del barranco que desemboca en Vegueta y Triana. / AH

“Lo que Las Palmas necesita no son más infraestructuras viarias, sino espacios verdes, accesibilidad peatonal y un modelo urbano alineado con los desafíos climáticos actuales”, señalaron en su carta de renuncia. Desde su perspectiva, la eliminación de las bóvedas y la creación de un corredor verde continuo no solo mejoraría la biodiversidad, sino que también contribuiría a mitigar el cambio climático, aumentar la calidad del aire y conectar a los ciudadanos con el entorno natural del barranco y el mar.

El debate sigue abierto

La salida de la UTE del concurso y sus críticas al proyecto no solo han dejado al descubierto las tensiones entre los diferentes enfoques urbanísticos, sino que también han planteado preguntas importantes sobre la gestión del proceso por parte del ayuntamiento.

¿Deberían revisarse las bases del concurso para adaptarlas a criterios más sostenibles? ¿Es viable y necesaria la eliminación de las bóvedas del barranco? Por ahora, el futuro del Paseo Guiniguada sigue siendo incierto.