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Las Palmas

Cuatro días sin salir: los trabajadores de Luis Morote resisten gracias a las cafeterías cercanas

Cuatro días después de la orden de desalojo, los empleados siguen esperando una respuesta por parte de los dueños del inmueble

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Los trabajadores del parquin de Luis Morote / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO

El 5 de marzo podría haber sido un día cualquiera para los trabajadores del edificio de aparcamientos de Luis Morote, en plena ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Pero una orden del juzgado de Primera Instancia Número 4 los obligó a desalojar el inmueble dejando a más de 200 usuarios y a sus 10 trabajadores llenos de preguntas sin ninguna respuesta. Pero hay un pequeño grupo que se sigue resistiendo a abandonar el que ha sido su puesto de trabajo durante años: los empleados del parking se niegan a irse de allí sin saber cuál será su futuro tras este cambio. 

Y entonces, el aparcamiento que a veces recorrían para ayudar a algún transeúnte, para revisar que todo estuviera en su sitio y para vigilar y proteger los coches ajenos, se ha convertido en su nuevo hogar —al menos hasta que encuentren alguna respuesta por parte de los dueños o de la justicia—. 

Sin salir

Todo comenzó a raíz de un enfrentamiento entre los herederos del inmueble y, a partir de ahí y según una de las partes, el juzgado no ha reconocido el contrato de arrendamiento en el momento del alzamiento. Además, desde la entidad judicial no se ha tenido en cuenta que existe un título habilitante: “El juzgado ni ha resuelto los recursos ni se ha pronunciado por el arrendamiento”, aseguró la fuente consultada por Atlántico Hoy. 

Este medio ha querido mantenerse en contacto con los empleados que continúan durmiendo y viviendo en el aparcamiento. Uno de ellos es Juan, que responde siempre a las llamadas y explica, ya con cierto malestar ante esta situación, que la cosa sigue igual. “Nosotros seguimos aquí”, cuenta, “no vamos a salir”. 

Pancarta con los nuevos propietarios / CEDIDA

Sin respuesta

Ayer colgaron una nueva pancarta a la entrada del parking, en ella se puede leer “los nuevos propietarios, comunidad hereditaria Domingo Martín, ¿dónde están?”. Juan explica que por allí solo se ha acercado el procurador que les entregó en mano la orden de desalojo, “pero nadie más se ha vuelto a pasar por aquí”. Explica que tanto él como sus compañeros comen gracias a las cafeterías cercanas. “Al final son muchos años trabajando aquí, nos conocemos todos”. 

También se acercan personas externas para darles comida porque conocen la situación que están viviendo Juan y el resto de trabajadores. “Justo ahora nos acaban de traer el desayuno”, cuenta.