El Pleno del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ha aprobado ampliar el contrato de recogida de residuos tres años más –de cinco a ocho–. No había ninguna duda de que el grupo de Gobierno iba a conseguir su objetivo porque cuenta con la mayoría suficiente. Lo mismo ocurrió en 2022 cuando, después de lograrlo, Intervención lo tumbó. Lo que suceda a partir del lunes ya se acabará sabiendo, pero hay una cuestión indiscutible: la crispación y la tensión que se respiró en el Salón Dorado de Santa Ana este viernes.
Antes de votar tocaba debatir. Intercambiar posturas que difícilmente llegarán a un consenso. El primero en hablar fue Héctor Alemán (PSOE), concejal de Limpieza. Agradeció el trabajo de los empleados del servicio durante los últimos meses, sacó pecho de las labores ejecutadas hasta el momento y, cómo no, señaló al contrario: “Todas estas actuaciones no han merecido ni el más mínimo elogio de la oposición. Las han ignorado como si nada estuviera pasando”.
Mejorar la higiene urbana
Puso sobre la mesa que “hasta ahora han surgido nuevas necesidades y ha cambiado el enfoque a uno más integral centrado en la salubridad de los espacios públicos”. Una frase que precedió a una autocrítica casi inédita desde el Ejecutivo municipal: “Esta ciudad necesita mejorar su higiene urbana”. “Y puede hacerlo con medios más modernos”, exclamó.
La propuesta que llevó con ilusión el equipo de Carolina Darias incluye renovar el parque de contenedores de la ciudad en más de 10.100 unidades y adquirir nuevas maquinarias con más de 1.100 unidades. “La amortización pasa de 23 a 19 millones al aumentar las anualidades”, detalló el edil. El contrato, por cierto, está valorado en unos 158 millones de euros.
Asignatura pendiente
Llegó el turno de la bancada de enfrente. David Suárez, de Coalición Canaria (CC) recordó el problema con Intervención. Aunque no solo eso. También se dirigió a los concejales Gemma Martínez y Pedro Quevedo para decirles que van a permitir una privatización del servicio porque la empresa particular asumirá una parte del trabajo.
Jimena Delgado, del Grupo Municipal Popular, en sintonía con el nacionalista apuntó que “la limpieza es la gran asignatura pendiente de este ayuntamiento aunque muchos de ustedes aún no lo vean”. “Me ha encantado su exposición, señor Alemán, parece una exposición de derechas. Su discurso se lo compro, pero este expediente desde luego no”, recalcó con una ironía que desató algunas carcajadas.
Privatización
“Porque ustedes aquí lo que traen”, afirmó, “es un paso más en ese proceso de privatización en el servicio municipal de limpieza”. Acto seguido, mirando a Inmaculada Medina –exconcejala de Servicios Públicos y actual edil de Carnaval, Aguas y Fiestas– le recriminó que este camino lo empezó ella “con el famoso ERE”. “Encima repiten el mismo modus operandi que cuando fracasaron en 2022 y por eso seguimos teniendo la ciudad tan sucia”, incidió.
La política nacional no tardó en salir. Delgado manifestó que el partido socialista “debería ser más escrupuloso que nunca”. ¿El motivo? Debido a que “están en el punto de mira por la trama Koldo o, mejor dicho, la trama Sánchez”. “Lo que se está haciendo es privatizar la recogida de residuos de esta ciudad. Dígalo alto y claro”, remarcó.
"Hipocresía"
Héctor Alemán, sin rebajar el tono que se había alcanzado, le rebatió: “Yo pensaba que iban a anteponer los intereses partidistas a los de esta ciudad. Siguen aferrados a la confrontación confiando en que esta forma de hacer oposición les va a dar rédito político en un futuro. Creo que se equivocan y que la ciudadanía no entenderá el sentido del voto negativo”.
Suárez (CC) no dudó en declarar que le resulta imposible votar a favor por “la hipocresía de este gobierno de progreso como se hacen llamar”. Delgado subrayó que el expediente está incompleto y le faltan informes fundamentales. “Usted sigue sin reconocer que esto supone un cambio de modelo. Háganlo bien porque hace falta una declaración de gestión indirecta y yo no la he visto”, sentenció la popular.
"No ha habido privatización"
Llegado ese punto ya todo parecía perdido del todo –aunque en realidad desde el principio el acuerdo parecía casi una utopía–- Alemán continuó en sus trece para opinar que “estos tres grupos políticos –PP, CC y Vox– que piensan igual y son lo mismo toman esta decisión en contra de la ciudad”.
Inmaculada Medina no perdió la oportunidad de sumarse al debate. Lo hizo por alusiones o, como ella misma dijo, por “alucinaciones”. Bajó al terreno personal para confrontar políticamente con Jimena Delgado: “Si usted se quisiera dedicar al fútbol no jugaría ningún partido porque está siempre fuera de juego, lo que se intentó hacer en el mandato anterior es un servicio mixto con parte pública y privada. No ha habido privatización”.
Política nacional
La portavoz del PP respondió a la edil que no le extraña lo que expuso porque milita en el PSOE, un partido “donde su jefe dice una cosa y después hace otra”, en una evidente crítica a los cambios de postura del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. “El fútbol no me gusta, pero los carnavales sí. Y es precisamente esa nefasta gestión que usted hizo de la limpieza es la que está haciendo con los carnavales”, prosiguió.
La alcaldesa, Carolina Darias, se sumó a la disputa en uso de sus facultades como presidenta del Pleno. “Ustedes opinarán lo que estimen oportuno, pero Las Palmas de Gran Canaria tiene un servicio mixto y lo va a seguir teniendo”, indicó.
"Voy a seguir hablando"
“Es necesario actualizar la gestión indirecta. Claro que sí. ¿Qué pasa? ¿Que lo que haga el PP está bien y lo que no realice el Partido Popular es nefasto? No se puede ir así por la vida. ¿Por qué la derecha de este país quiere patrimonializarlo todo? Están patrimonializando los insultos y la política matona”, formuló con dureza la primera edil.
Sus palabras no sentaron bien a la oposición, pero pareció importarle poco. “Voy a seguir hablando, no tengo límite de tiempo para bien o para mal de ustedes”, comentó entre risas. Efectivamente siguió. Unos minutos hasta que llegó el momento de votar y la sesión plenaria recuperó un poco la calma.