La carretera de Los Tarahales reabre con nuevas aceras y el saneamiento renovado

Los fondos, procedentes del Plan de Cooperación con los Ayuntamientos del Cabildo de Gran Canaria, han permitido que se haya reordenado la sección transversal

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Las autoridades en la presentación de la carretera / AYUNTAMIENTO DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA
Las autoridades en la presentación de la carretera / AYUNTAMIENTO DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

La carretera de Los Tarahales, en Las Palmas de Gran Canaria, ha reabierto al tráfico con nuevas aceras y zonas verdes y mejoras en el alumbrado y las redes de saneamiento, pluviales y de telecomunicaciones, después de una inversión de 2,8 millones de euros.

Los fondos, procedentes del Plan de Cooperación con los Ayuntamientos del Cabildo de Gran Canaria, han permitido que se haya reordenado la sección transversal de la carretera para compatibilizar la circulación rodada con los espacios de aparcamiento, los recorridos para peatones y las zonas verdes.

Así, la vía ha ganado continuidad peatonal en todo el tramo, con la creación de aceras en ambos márgenes, siempre con las condiciones de accesibilidad adecuadas. De igual manera, la vía dispone de nuevas redes de saneamiento y de pluviales en el trazado de la calzada, y se han dejado previstas las acometidas domiciliarias de cada parcela, para su futura conexión, ha detallado el Cabildo en un comunicado.

El alumbrado

Se ha renovado todo el alumbrado público, con la instalación de iluminarias de led energéticamente eficientes, y se ha cambiado y adecuado a la normativa vigente el cuadro regulador de ese alumbrado.

También se ha actuado en la red de telecomunicaciones, en la que se ha dejado prevista una canalización de cuatro tubos de PVC de 110 milímetros de diámetro para que las empresas de telefonía puedan soterrar las redes aéreas actualmente existentes en la zona. La antigua carretera, que cuenta con calzada única de dos carriles de circulación, uno por cada sentido, tenía un margen derecho, en dirección a la calle Lomo La Plana, en el que no había aceras y se utilizaba como una banda de aparcamiento no ordenado.

Además, en dirección a la calle Lomo San Lázaro, y aunque los márgenes eran algo más amplios y había zonas pavimentadas o con aceras, no existía continuidad en los recorridos, ya que se veían interrumpidos por los muretes de separación de parcelas y por los numerosos vehículos aparcados sin orden, en línea o en batería.