Las 148 viviendas que están proyectadas en el barrio de Las Rehoyas para reubicar a familias con casas construidas durante la década de los sesenta no terminarán en plazo —en un principio se esperaba tenerlas finalizadas en diciembre de 2023, aunque al final el Consistorio dio un periodo de gracia hasta el próximo 17 de julio—. La noticia no es nueva, se conoce desde el pasado 5 de marzo cuando el concejal de Urbanismo en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Mauricio Roque, lo anunció durante una Comisión de Pleno a raíz de una comparecencia solicitada por el Partido Popular (PP). El motivo principal para alargar las obras fue la aparición “imprevisible” de basalto durante los trabajos, una información que, en realidad, es pública desde 2011.
La dirección facultativa del proyecto emitió un informe técnico el 17 de octubre de 2023 donde pidió un modificado —que recibió el visto bueno un mes más tarde, el 28 de noviembre— porque habían tenido que hacer varios cambios “no sustanciales” y surgieron “circunstancias sobrevenidas imprevisibles en el momento que tuvo lugar la licitación del contrato”. El primer ejemplo que puso sobre la mesa fue que se encontró “una masa rocosa puntual hacia la calle de la Carretera de Mata. El problema es que “no fue detectado en el estudio geotécnico”, pero el visor del Grafcan, una herramienta del Gobierno regional a la que puede acceder cualquier ciudadano, lo tiene recogido.
Cómo encontrarlo
Comprobarlo es muy sencillo. Basta con acceder a la plataforma que ofrece el Ejecutivo autonómico, localizar el entorno donde se está levantando el edificio y seleccionar todas las opciones en el apartado de ‘mapa geotécnico’. En ese momento, el área se rodea de un color verde que, al pulsar sobre ella, ofrece el detalle clave: “Coladas basálticas sanas”. El código técnico de edificación señala que son “terrenos favorables o desfavorables según presenten poca o mucha variabilidad”.
El tema no reside en si la superficie estaba lista para construir, sino por qué se tachó de imprevisto un asunto del que ya había datos recogidos desde hace más de una década —en caso de haberlo sabido, es posible que no hubiera hecho falta retrasar el plazo porque se habría establecido uno mayor desde el principio—. Sobre todo teniendo en cuenta que el presupuesto inicial era de 10,8 millones de euros, una cantidad que se ha visto ampliada 2,1 millones más por el revés en los tiempos de ejecución –entre un 15% y un 20%–.
Labores ralentizadas
El margen para acabar se aprobó en una resolución del 23 de noviembre, a la que ha tenido acceso Atlántico Hoy, donde queda reflejado que la empresa encargada de los trabajos, Construplan, pidió una ampliación el 4 de octubre. El texto explica que la masa rocosa de origen basáltico tenía “una gran dureza” y se halló “una vez iniciada la excavación” junto “al vaciado de parcela”. Estaba en una zona del solar y “ralentizó las labores afectando a la programación de la cimentación del muro”.
La cosa no queda ahí. También detectaron que deben adecuar los proyectos de instalaciones a la normativa vigente. Se corresponde con una instalación de baja tensión, de ascensores, de ventilaciones mecanizadas en vivienda, acometida eléctrica e instalación de telecomunicaciones. “Como medida preventiva se ha ralentizado el rendimiento de varias partidas del proyecto que ha afectado al planning de obra aprobado”, indica.
La Comisión
En la Comisión de Pleno que tuvo lugar a principios de marzo, el concejal del PP Gustavo Sánchez deslizó una idea en sintonía con lo que aparece en el visor del Grafcan: “Hay que destacar los motivos que figuran en las resoluciones. En la ampliación de plazos, por ejemplo, una de las razones que se esgrimen es haber encontrado roca basáltica que no había sido detectada en el estudio geotécnico”. “Hombre, yo creo que el hecho de que les cause sorpresa encontrar roca de origen volcánico en una isla de origen volcánico debe sorprender a todo ciudadano”, agregó con ironía.
Mauricio Roque, en su respuesta, quiso afearle la intervención: “Estamos hablando de situaciones técnicas demostradas y con la experiencia que tienen todos los técnicos de Urbanismo y los de Geursa, que son quienes dirigen la obra y plantean el modificado, no creo que vayamos a poner en cuestión los informes técnicos de desarrollo”.
"No puede causar sorpresa"
Sánchez, en declaraciones a este periódico, recuerda su queja en la sesión plenaria y dice que ahora, con lo que ha descubierto, puede demostrar “que eso es así [la presencia de roca basáltica] y no puede causar sorpresa”. “Porque desde el año 2011, la información está a disposición pública en la página web en el visor de Grafcan, donde se ve con mucha claridad cómo prevé su presencia”, recalca.
Asegura que “hay alguien que ha hecho las cosas mal aquí y en este caso es muy evidente que el estudio geotécnico falló”. “El Ayuntamiento, aparte de provocar los retrasos está asumiendo pagar un sobrecoste por una obra en la que una de las partes no tenía por qué haberse calculado por debajo de lo que en realidad costaba”, añadió.
El edil termina con una reflexión: “Se podría haber previsto perfectamente y aquí están las pruebas. Si lo pueden ver cualquier ciudadano, ¿me pueden explicar cómo a nivel técnico no lo detectaron?”.