Cada vez que llueve, quienes transitan por Calle La Guaira en Las Palmas de Gran Canaria tienen que salirse de la acera. Se trata de una vía situada en el barrio capitalino de La Minilla con una pronunciada pendiente que cuenta con una barandilla en mal estado. Caminar por la carretera, con los riesgos que eso conlleva, es la única alternativa para los vecinos de la zona que intentan no resbalar por el suelo mojado.
Atlántico Hoy se ha desplazado hasta el lugar este viernes, un día en el que hubo precipitaciones, pero el problema no solo ocurre en los días lluviosos. El miedo a que el elemento de protección se rompa hace que la gente opte, normalmente, por compartir espacio con los coches.
"No han hecho nada"
Luciana Ceballos es la presidenta de la asociación de vecinos de La Minilla y cuenta que llevan al menos tres años pidiendo al Ayuntamiento que lo arregle porque temen que la barandilla se venga abajo.
“Ha venido gente para sacar fotos, pero no han hecho nada. Estamos cansadas de poner escritos porque no nos hacen ni caso”, agrega. Recuerda que solo hubo un día en el que actuaron, pero fue para pintar.
"Que piquen la acera"
Una vecina que paseaba por la zona este viernes a primera hora, después de que un rocío matutino humedeciera el asfalto, relata a este medio que siempre pasa por la carretera, incluso cuando va con sus niños pequeños. Dice que los coches pasan muy deprisa y que hay una vecina que se asusta y manda a parar a los vehículos para que las personas puedan bajar tranquilas.
La presidenta de la asociación de vecinos declara que todavía no ha habido ningún accidente, pero que no hay por qué esperar a que ocurra alguno para actuar. “Que piquen la acera porque cuando llueve no se puede pasar”, reclama.
"Los coches van muy rápido"
Es un asunto que, según Ceballos, está desde hace tiempo en conocimiento del concejal del Distrito Isleta-Puerto-Guanarteme Luis Zamorano. La mujer que transitaba el viernes por calle La Guaira dice que, además, la barandilla se colocó allí para que los vehículos no aparcaran encima de la acera.
La vecina destaca que “los coches bajan a veces muy rápido y es peligroso”. “Si algún día un coche choca contra ella, se viene abajo”, apostilla.
Al otro lado de la estrecha calle hay una barandilla con las mismas características. Esta está en mejor estado, pero también muestra signos de desgaste y no genera confianza en los vecinos. En la trasera, la Calle Bogotá, aparentemente están mejor cuidadas.