Agoney Melián, presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Tenerife.

Opinión

Viviendo la vida de otro

Presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Canarias

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Hoy les quiero confesar algo de lo que estoy seguro de que tú, que me sigues habitualmente, te alegrarás. Estoy viviendo uno de los mejores momentos de paz de toda mi existencia. Wow, lo estoy escribiendo y se me acelera el corazón, los ojos me brillan y me sale una sonrisa involuntaria, una sincera de esas que te salen del alma. Esto, que puede parecer algo que no viene muy a cuento, te lo cuento por un motivo; quiero dedicar mis letras de hoy a reflexionar sobre los motivos que me han llevado a tener esta sensación.

Durante solo unos minutos, intentaré balancearme en estos renglones de la manera que mejor se me da, con sinceridad, abriendo en canal mi pecho para darte algunas de mis claves más sencillas de entender, aunque difíciles de ejecutar. Unas claves que son mi nuevo texto sagrado para continuar viviendo así, en paz y lo que muchos de los mortales han denominado, besando las mieles de la felicidad.

No sin mis traumas

Desde que empecé mi aventura en el desarrollo personal, he hecho de todo por mejorar: Terapias de todo tipo, ejercicios mentales y físicos, racionalización de mis problemas y buscar en lo más recóndito de mi subconsciente los por qué de mis actos, una aventura difícil, y en ocasiones, desgarradora.

Durante este tiempo he pasado tanto rato reflexionando sobre mi vida, queriendo modificar el pasado, aunque solo fuese en mi mente, y buscando la “curación” total de mis conductas, que el proceso en sí se convirtió en algo estresante. Cada vez que interpretaba un comportamiento nocivo, de apego inseguro producto de mi infancia y adolescencia, un pensamiento intruso victimista de ira desproporcionada, me generaba altas dosis de cortisol que empeoraban mis días. Curioso que, en la búsqueda de la paz mental, las rutas se convirtieron en travesías con baches llenos de fango y tristeza.

Hace no mucho en terapia, se me planteó una idea nueva. Ya está, esto es lo que hay y, por supuesto, no hay que dejar de trabajar en la paz de uno. Sin embargo, la paz también es aceptar que lo que has vivido en tu vida, te hace entender y sentir de una manera concreta y que, si no entiendes esto, nunca lograrás vivir en paz. No, tu contexto no te define, y puedes ser en la vida lo que quieras, con trabajo y un plan, pero ese contexto deja marcas, algunas feas, y lo que tienes que hacer, o más bien, lo que te recomiendo que hagas, es enamorarte de ellas, y si puedes, ponerlas a trabajar a tu favor.

Probablemente, sin mi tremenda adolescencia, no sería el guerrero que soy ahora, no escribiría sobre estos temas y no me apasionaría tanto lo que hago con mis empresas, que no es otra cosa, que mejorar la vida de las personas. Sin duda, un nuevo lema se ha instalado en mi cabeza, y les prometo que no es nada fácil cuando la herida duele, porque nunca cicatriza del todo; pero no les quepa duda de que cuando practicas este lema, te ayuda a seguir viviendo fuerte, sin tanta lucha. Venga, cuando lo hagas grita conmigo, NO sin mis traumas.

Grandes dosis de amor

Vivimos en una sociedad anestesiada, con miedos y estereotipos agravados por las redes sociales. No es de extrañar que una gran cantidad de personas, sobre todo jóvenes, sientan un enorme vacío en sus vidas. Han confundido el placer con la vida, y han tergiversado los valores volviéndose como aquellos antiguos filósofos, los sofistas, que cambiaban de criterio según soplaba el viento, siendo leales más a sus intereses personales, más relacionados con lo material que a lo humano.

En estos últimos años, he decidido sentir fuerte las cosas buenas. Disfrutar de los detalles y amar, amar con fuerza, si fuese posible, por dos, hasta que cada célula de mi cuerpo estuviese intoxicada de este amor puro de cuidados.

He decidido levantarme cada mañana amando la vida, mi vida, la gente que la hace más bonita, dejándome sorprender por todo lo bueno, y eso me ha hecho mejorar la calidad de mi existencia.

El amor es un tema para la hablar largo y tendido, a poder ser, con buena compañía y vino, porque cada uno lo entiende a su manera, y yo, como lo estoy entendiendo, es dejando que el cariño traspase mi coraza, recibiendo las sonrisas de las personas que me quieren y de cualquier humano que me cruce por la calle. Estoy viviendo el amor con cada instante de paz, con cada gesto de preocupación mutua. Joder, qué bonito es esto que se siente cuando dejas de odiar y empiezas a ver las cosas buenas. Si me permites un consejo basado en mi experiencia, ama. Ama con tanta fuerza que al final del día caigas rendido de tanto querer. Cambia el estrés por la increíble sensación que produce el amor en tu vida. Quizás así aparezcan, los amores de tu vida.

Muerte al chisme

En un país donde hablar de la gente se ha convertido en algo normal, hoy te lo quiero decir claro, para tener una vida llena de cosas buenas, hay que vivirla. Hay que dejar de hablar de los demás, de sus vidas, de sus cosas malas, y hay que empezar a alegrarse si le ves bien, viéndolos feliz y disfrutando.

No quiero imaginar lo triste que debe ser diseccionar a alguien en una mensa, cenando, riendo y con vino, convertirlo en la diana de un maltrecho relato, aniquilando su reputación por puro placer. Qué vida más vacía se debe de tener.

Yo he tenido siempre mucho lío, con poco tiempo para hablar mal de nadie; por eso no puedo comprender muy bien que se gana con este feo gesto que te convierte en alguien mezquino y despreciable.

Mucha gente me pregunta por mis logros, por mis metas conseguidas, y creo que una de las cosas que mejor me representa es que soy una persona perseverante en mis metas, trabajadora y que entiende que todo el mundo tiene un motivo para hacer lo que hace y vivir lo que vive. Yo no les juzgo.

Creo que una de las grandes claves para estar tranquilo es darle muerte al chisme, no especular y simplemente dedicarte a vivir la vida lo mejor posible, sin molestar a los demás.

Cuanta más gente conozco, y analizando mi historia de vida, más entiendo que no existe nada común o normal, existe lo que cada uno quiera, y si fuésemos menos terribles, el mundo sería un lugar mejor, más bonito y menos prejuicioso.

Si quieren saber cuál es mi tercer y mejor secreto para sentirme como les expresaba al principio de mi texto, les diría que es decidir vivir mi vida a tope, en ese último baile del que siempre les hablo.

Esta sería mi gran recomendación, vive tu vida amando, y enamorado de tus historias. Recuerda que nunca nadie consiguió la paz … viviendo la vida de otro.