Parece que las manifestaciones convocadas para el próximo 20 de abril han conseguido poner nerviosos a nuestros políticos porque afectan a lo que más les preocupa: sus votos y su imagen. Así que rápidamente estos días no paran de salir en prensa local noticias relativas a posibles prohibiciones y restricciones al alquiler vacacional en Canarias.
La estrategia es clara: se busca una cabeza de turco para maquillar la penosa gestión que lleva años haciéndose en Canarias, pero como falta coraje para enfrentarse al lobby hotelero, lo mejor será demonizar a los pequeños tenedores de una segunda vivienda que generan un nuevo negocio entorno a ella.
El problema de la vivienda en Canarias no lo quieren solucionar proponiendo políticas públicas que permitan a los jóvenes acceder al crédito, ni construyendo más vivienda pública, ni estudiando los problemas macroeconómicos que existen en las islas. Según la EPA, Canarias tiene una tasa de paro del 16,18%, constituyendo su paro juvenil un 34,49%. Pero tranquilos, parece que si prohibimos el vacacional seguro que este 34% de jóvenes desempleados podrán acceder a la vivienda al día siguiente.
No veo tampoco que se estén proponiendo alternativas para conseguir unas islas más sostenibles, parando inmediatamente los vertidos ilegales al mar, ni controlando las licencias urbanísticas para seguir construyendo y tampoco escucho en la prensa estos días que se baraje la posibilidad de cobrar una ecotasa o entradas a los Parques Nacionales, reinvirtiendo el 100% de ese dinero en conservación. Importante: no confundamos “conservación” con “corrupción”, porque de ese tema tampoco interesa hablar.
Si bien tiene sentido regular las condiciones de habitabilidad de las viviendas vacacionales, perseguir aquellas que no estén declaradas e incluso fijar un número máximo de licencias en las famosas zonas tensionadas, no olvidemos que la mayoría de estas viviendas suponen un complemento económico o un medio de vida para muchas personas en las islas y que según la Asociación Canaria de Alquiler Vacacional (Ascav) esta modalidad turística genera 2.000 millones de euros al año a la economía canaria.
No sigamos alimentando la “turismofobia”, porque a todos nos gusta de vez en cuando ser turistas en otros lugares del planeta, sino sentémonos a hablar del modelo de turismo que queremos para nuestras islas. Pero sobre todo, no dejemos que nos manipulen y que saquen balones fuera cuando el problema sigue estando dentro.