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Opinión

La política de toda la vida y Unidos por Gran Canaria

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En días en los que todo parece que sucede en las redes sociales –justo en la antesala del metaverso–, Unidos por Gran Canaria reunió el pasado viernes a 800 personas en el auditorio de Infecar para presentar a José María Ponce como su candidato a la presidencia del Cabildo. Poca broma con eso. Hubo llenazo dentro del anfiteatro, cerca de un centenar de personas que se quedaron sin sitio siguieron el acto desde una sala contigua y otros muchos desfilaron educadamente de vuelta a sus domicilios con las ganas en el cuerpo por participar en la fiesta.

Para los que habitan en otras trincheras políticas, el proyecto de Unidos por Gran Canaria siempre ha estado bajo sospecha. Incluso se le ha mirado por encima del hombro. Para algunos, de entrada, fue simplemente un proyecto personal para salvar la estirpe de los Bravo de Laguna en el oficio. Otros lo observan de lejos como una mera escisión del Partido Popular en Gran Canaria. Y para unos cuantos es una fiebre insularista dentro de la isla más abierta y cosmopolita de todo el Archipiélago.

Cabreo y decepción

Unidos por Gran Canaria, tal vez, sea todo eso. Y todo eso dice mucho, y poco bueno, de las formaciones políticas que tratan con cierto desdén a un partido que, alrededor de la decepción y el cabreo de muchos grancanarios, parece que tendrá mucho que decir en las próximas elecciones locales, insulares y regionales del 28 de mayo de 2023. 

La sala Canarias de Infecar, llena con el acto de Unidos por Gran Canaria. / AH

Infecar recogió el viernes a exvotantes del PP que no entienden por qué su antigua opción política se ha convertido, en los últimos años, en el sostén –y casi sisn rechistar– de Coalición Canaria (CC) en el Archipiélago. Y por allí también se dejaron caer grancanarios que se sienten discriminados por un nacionalismo canario que –así lo sienten– durante casi tres décadas ha puesto siempre por delante los intereses de Tenerife o por un sistema electoral que da más peso al voto de 5.000 electores de La Gomera que al de 15.000 grancanarios.

Pérez Galdós

Unidos por Gran Canaria, a base de mucho trabajo, de mucho pico y pala en las calles, pateándose barrios y municipios, se ha acercado a la gente y ha dado con una bolsa de votos a la que le tira la fibra más sensible: le tira su isla, le tira Gran Canaria. Algunas encuestas le dan hasta tres consejeros en el Cabildo. Y su participación en solitario, roto el pacto con CC con la fue de la mano en los comicios de 2019, servirá para calibrar quién aportó más fuerza en aquel matrimonio de conveniencia –y para saber si Pablo Rodríguez resiste el siguiente asalto electoral como líder nacionalista en la Isla–.

José Miguel Bravo de Laguna, tirando de unas palabras de Benito Pérez Galdós a unos jóvenes periodistas que fundaron la revista Electra, marcó el viernes la senda por la que se moverá Unidos por Gran Canaria. "Les recomiendo que trabajen sin descanso; que no den entrada en sus espíritus al desaliento; que sean perseverantes, testarudos y hasta machacones; que el último momento de un descalabro sea primero de una nueva tentativa; que se propongan un fin, y cierren los ojos a todos los obstáculos que el camino les ofrezca, bien persuadidos de que no hay dificultades ni distancias que resistan a estas dos poderosas fuerzas: paciencia y voluntad". En definitiva, una vieja receta para manejarse en el mundo: la política de toda la vida.

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