Soy Periodista, pero además Docente, en Comunicación, Inglés y Lengua Española. Ayer me quedé con la boca abierta cuando leí la noticia sobre Lucía, una niña de notables y sobresalientes. El pasado trimestre, sacó un 7,5 en Ciencias Sociales pero la suspendieron por responder las preguntas en Castellano.

Sus padres pidieron explicaciones y lo que consiguieron es que la maestra borrara el insuficiente con “típex” (bastante miserable), y le pusiera un Bien. Por lo visto la niña respondió “termómetro” (en Castellano) y no “termómetre” (en Valenciano) cuando le preguntaron por el susodicho instrumento. A su ¿Profesora? Le pareció que lo había hecho “regular”. Fue un examen (atentos al dato) de 4º de primaria de un colegio de Valencia.

Me parece lamentable, que más allá de consideraciones de cualquier tipo, políticas, territoriales, nacionalistas o tremendistas, intoxiquemos las mentes de nuestros pibes con estas “zarandajas”. Lucía lo único que hizo, a su corta edad, fue tratar de cumplir con su deber: estudiar y hacer un examen decente, en la lengua que le pareció correcta. Lo demás sobra...

No permitan que esto ocurra. No les hagamos esto a los pibes. No les hagamos esclavos de nuestras miserias. Déjenlos crecer y aprender en paz. Y el que no tenga ganas de dar clase, o quiera hacerlo a su manera, o a la que otros le digan, mejor que se vaya a casa, que baje el telón y cierre la puerta al salir. Los chicos y chicas, no se lo merecen.

Poco más que decir, el resto lo dejo a criterio de su opinión y reflexión. La lengua española oficial del Estado ya saben cuál es. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla. La Constitución no es papel higiénico para ir al váter, aunque alguno piense lo contrario.