Señor presidente del Club Natación Metropole: codició el poder y vendió su alma al diablo. No tardaron en exigirle el pago de su deuda; clientelismo a cambio de votos.
Seis reputados entrenadores, en breve alguno más, otros tantos trabajadores de administración, personal de mantenimiento y monitores de natación no han dudado en mostrar su desconfianza y disconformidad con el presidente y su junta directiva. Empleados históricos del club, que se ganaban los garbanzos honradamente, fueron vilmente traicionados.
Señor Antonio Santana, le importó bien poco negociar subrepticiamente el futuro de currantes cualificados, que remaron al unísono con entereza, dignidad y corazón; precisamente cuando el Metropole tuvo que apretarse el cinturón. Más de una docena de metropolistas laboriosos eligen quedarse sin empleo, nada más y nada menos, antes que sucumbir al yugo de gobernantes deshumanizados, torcidos y tramposos. Señores directivos, les invito a una franca, generosa y humilde reflexión.
Para más inri, se quedan mudos, mantienen a los socios ajenos a su rumbo, fuera de sus planes y ninguneados sin mesura. Ustedes lo llaman transparencia.
Nueva gerente
Una mañana cualquiera, a mediados de abril, una mujer asoma la cabeza por el mostrador de atención al público. Lo inaudito es que saluda y se presenta como la nueva gerente. La perplejidad se apoderó de los presentes. Todavía no hay noticia al respecto, pero decían que traerían la transparencia. El señor presidente y su junta directiva aplicaron el dedazo, tirando de descaro, saltándose las formalidades y haciendo una peineta a la ética.
Entretanto, Plataforma Activa Metropole parece que hizo agua, los socios continúan desinformados, la comunicación brilla por su ausencia y, los encuentros populistas, sociales y participativos quedaron en el olvido. Pero la anterior junta directiva era la opaca.
Imposible olvidar el esperpéntico comportamiento en la misma entrada del Club Natación Metropole durante la grotesca manifestación orquestada por el actual presidente, su deshonrosa Plataforma Activa Metropole y adeptos de Siempre Metropole. Manada de maleducados abusones que se encaró insultando, pitando y amedrentando a todo el que no comulgaba con sus deleznables formas. Exhibición chabacana y marrullera, impropia de un club con tanta solera. Y como epílogo de semejante insolencia, convocan a los deportistas menores metropolistas para que porten ridículas pancartas y abulten la vituperable fiesta.
Olor a verbena
Durante el último concierto celebrado en el Metropole, el espanto se adueñó de muchos socios allí congregados, por el indiscreto y escandaloso revoloteo en los pequeños baños próximos a la piscina de saltos, donde conocidos metropolistas entraban ordenados, deseosos, hambrientos y se daban el relevo eufóricos, energéticos y conversadores; a pecho descubierto, sin parapeto, con opulencia, sorteando cualquier amago de moral y rectitud. Perversión que resulta imposible normalizar y, peor aun, en un nido donde pululan casi mil licencias deportivas de menores de edad. Por si fuera poco, su habitual punto de encuentro, elegido estratégicamente, quedaba flameado además con un característico olor a verbena. Un comportamiento desafiante y desacertado, incluso cotidiano para algunos, que inentendiblemente asumen con orgullo.
Como popurrí de reflexiones, destacar la inoperancia del ascensor, desde hace tres meses, que tanta congoja les causaba cuando no estaban atornillados al poder; la necesidad de descombrar el frontón, que incontables veces recriminaron el año pasado; la reparación de las piscinas, limpieza y acondicionamiento de las instalaciones en general; adecentar y renovar la maquinaria del gimnasio; publicar, a disposición de los socios, el Informe Provisional del Administrador Concursal, donde resalta los acertados esfuerzos de reestructuración y los planes estratégicos de la anterior junta directiva. Además, califica el concurso como fortuito, entendiendo que la situación de insolvencia no fue culpa del deudor.
Igualmente, sería recomendable publicar las actas de las reuniones de junta directiva, ya que únicamente constan las de enero. Por aquello de la transparencia.
El hombre malvado será siempre un esclavo, incluso si es el rey.