El lunes nos despertábamos con varias noticias de índole económica desde Rusia derivadas de las fuertes sanciones impuestas por la comunidad internacional. Una de ellas era el cierre de la Bolsa de Moscú, previsiblemente para no hacer público y notorio un desplome de la economía rusa y generar mayor caos en el país.
Por otro lado, el rublo se desplomaba en torno a un 30% con respecto al dólar y en consecuencia el gobierno de Putin aumentaba los tipos de interés hasta el 20% para evitar que la depreciación de su moneda fuese aún mayor. Esto se debe principalmente a que el rublo es ahora mismo una moneda que la gente desea deshacerse de ella y trata de cambiarla por otras divisas (principalmente euros y dólares).
Normalmente, el gobierno ruso hará el movimiento contrario para estabilizar su moneda, es decir, comprar rublos y vender dólares o euros. Es por ello que la medida tomada por la UE y EE.UU. de congelar las reservas que el gobierno ruso tiene en euros y dólares, hace que no sea capaz de estabilizar la caída del rublo.
Otra de las consecuencias que hemos podido ver en imágenes en los medios de comunicación es el riesgo de corralito que existe. Inmensas colas de ciudadanos que tratan de sacar sus depósitos de bancos y cajeros automáticos ante la exclusión de muchas entidades del sistema SWIFT (aclarar que no se ha desconectado a todas las entidades ni todas las transacciones de este sistema, por ejemplo, se mantienen los pagos de energía).
Todas estas son efectos en clave rusa de las duras sanciones económicas aplicadas por la UE al país, pero ¿y cuáles son las posibles consecuencias económicas derivadas para los estados miembros de la unión por las resoluciones adoptadas?
El principal reto al que se enfrenta la UE en este momento es la cuestión energética. Rusia, que suministra un tercio del gas de la Unión europea, no ha dejado por ahora de vender el gas natural que abastece a Europa (sobre todo el norte) y cuyas reservas están en su nivel más bajo en la última década. La UE mientras tanto, busca alternativas tratando con nuevos proveedores. En el mejor de los casos el precio se elevaría fuertemente, en el peor de los casos no se podría hacer frente a la demanda y empezaríamos a ver apagones selectivos.
Ante esta situación, parece que Europa dejará en un segundo plano la revolución verde y que empezará a reactivar las energías tradicionales y la nuclear. Asimismo, debe plantearse una reindustrialización, ya que tanto la pandemia como esta crisis han puesto de relieve la debilidad económica que supone tener una excesiva dependencia de la globalización y el no disponer de una estructura económica adecuada que responda a las necesidades propias de la población en este tipo de situaciones.
El plan B de Rusia
Lo más probable es que Putin tuviera previsto este tipo de sanciones por parte de la comunidad internacional, pero ¿cuál puede ser su respuesta a las mismas?
Hace unas semanas el Banco Central de Rusia reconoció el Bitcoin como divisa (no solo como activo digital) y por ahí puede pasar el plan B de Rusia, en cuestión monetaria. Si bien, es aún pronto para impulsar el uso de la criptomoneda como divisa de uso corriente y, sobre todo, que debemos recordar que el 'blockchain' de Bitcoin es transparente y se puede rastrear fácilmente por las autoridades, ya que debido a la tecnología que se usa para rastrear y filtrar los monederos digitales de los países sancionados, cambiar la criptomoneda a dólares en una bolsa centralizada no es nada fácil.
Asimismo, para poder “reconectar” su sistema financiero al mundo, debe contar con la colaboración de China. Ingresar en el sistema CIPS (un sistema chino similar al SWIFT) y a partir de ahí que los bancos chinos hagan de intermediarios de los bancos rusos hacia el sistema SWIFT.
Ante todo, deseo que este conflicto acabe lo antes posible por las vidas humanas que se están poniendo en juego. A nivel económico es una situación de pérdida para todas las partes. Rusia y su población es inmensamente más pobre que hace unas semanas. En Europa, en el mejor de los casos, vamos a sufrir una inflación mucho más dura de la actual.