Las noticias se hacen eco de una posibilidad que lleva varios meses rondando: limitar el acceso de vehículos al Teide y su entorno más cercano.
Esta es mi carta pidiendote disculpas por aquellos maravillosos años:
"Padre Teide:
Te hemos fallado. Hemos sido testigos de tu paraíso, edén del cual estamos siendo ahora desterrados.
No eres tú, soy yo. Mejor como amigos = Corazón roto en mil pedazos. Pero te entiendo, y quiero lo mejor para ti, por eso me alejo, me voy, para no hacerte aún más daño.
De la ecuación: tu y yo sólo el «yo» entorpece este cuadro. Sin nosotros estarías más feliz, con «y» de fauna, de flora, de cielo, de tierra y de los vientos alisios paseando.
Vagaremos libremente por otros lares previamente asediados, mas serán los últimos atardeceres contigo, con ella, mil estrellas y la radio.
La manzana fue más tentadora y la correa es aún más corta. Vamos alejándonos poco a poco de ti, al igual que hicimos de Teno hace ya algúnos años. Es nuestro castigo por no ser merecedores de tu belleza, de tus encantos.
Cuentan las leyendas que el 48,6% de la isla es de suelo especial protegido (de todo menos urbano). A este ritmo el hacinamiento está más que garantizado, pues somos muchos para un espacio tan pequeño, o como decimos aquí, para un espacio tan "chico", tan escaso.
Señales por doquier y solamente una vía hacia vulcano. Alto! ¡No profanareis esta tierra sagrada! / Halt! Ihr dürft dieses heilige Land nicht entweihen! / Stop! You shall not profane this sacred land / Остановитесь! Не оскверняйте эту священную землю! / Alto! Non dissacrerai questa terra sacra! / Alta! Você não vai profanar esta terra sagrada!
Cual parque temático denegarán la entrada a todo aquel que se aproxime a tus puertas si no es en guagua, de uno en uno y con cencerro colgando, no vaya a ser que se extravien por el camino o piensen por ellos mismos demasiado.
Supongo que el dolor irá menguando. Al igual que nos acostumbramos a llevar mascarillas, a tener cámaras en cada esquina, a compartir nuestras intimidades en línea, a comer fuera hamburguesas y chucherías, a comprar ropa de moda o vender nuestras tierras a extraños.
Con cada paso hacia este futuro mutante, nos alejamos un poco más de nuestro pasado. Nos invita a perder nuestras raíces y ser uno más del montón. Pero somos verdaderamente una raza única. Un sentimiento canario. Orgullosos de nuestro origen pero ya no tanto de este nuevo trazado.
Y es nuestra culpa el no haberte respetado. Como canarios te pedimos perdón por menospreciar tus virtudes y recrearnos en nuestros pecados. Hemos llevado al límite a tus paisajes, tanto en invierno como en verano. Y nos has castigado. Sabremos a partir de ahora lo que es no poder verte, al menos no como hacíamos antaño.
De errores se aprende y puedo entender que aún nos faltaba tropezar de nuevo para darnos cuenta lo que estamos olvidando. Perdemos el derecho al acceso libre, perdemos la libertad de visitar tu majestuosa silueta, de recorrer tus senderos, de contemplar tus estrellas, o pasear por la luna, ver nevar por vez primera con 2 ó 3 años, dejando todas y cada una de nuestras huellas, como quien pisa sobre «fregao».
Te pedimos perdón aunque no quieras más que un silencio muy muy largo. !Qué suerte tuvimos de deambular por tus rincones como quien visita tierras extrañas o planetas lejanos!
Quizás nos encontremos en un futuro próximo, cuando seamos dignos merecedores de tu esplendor, cuando admiremos de nuevo tu magia y te cuidemos mejor que a un hermano. Mientras tanto, tenemos tarea pendiente. Reconocer primero que el problema está de nuestra mano, en nuestros restos, en nuestra lujuria o nuestro insoportable ruido de fondo (definición de calvario). ¡Mirame! ¡Mirame bien cómo lo hago!¡Demostraré de una vez por todas qué es ser canario! Querer nuestra tierra por encima de cualquier interés, dar ejemplo y ser solidario.
¡Mirame, no lo diré más en vano! es ahora o nunca, sin excusas, sin lamentos, sin engaños. Te contaré mi historia cuando haya madurado pues es cosa de adultos, no de niños ni de vagos. Prometo cuidar de ti y de mis paisanos. Para el bien común y no llegar a anciano, sabiendo que te viví un día y te perdí soñando.
Nos veremos pronto, igual en unos años, para aprender y recapacitar durante un largo lapso, y si hice bien en perderte ayer, para tenerte de nuevo hoy entre mis brazos."