Hace unos días mientras desayunaba con un grupo de amigos sobre las dificultades por las que atraviesan en la actualidad muchas personas para poder llevar una vida digna, intentando desde la tempestad llegar a la calma y la transformación. Desde la inestabilidad general en la que nos encontramos a la calma, intentando conseguir cada día un poquito más de calidad de vida, lo que permita al mismo tiempo que me sienta satisfecho con la vida que estoy viviendo. Esta inestabilidad, este nerviosismo constante aporta altas dosis de insatisfacción, miedo, ansiedad y tristeza.
Recordaba entonces unas investigaciones realizadas por Seligman que descubrió en los años 70 que, tras aplicar a un animal descargas eléctricasy si este no tenía posibilidad de escapar, después de un tiempo, el animal no emitía ninguna respuesta evasiva incluso aunque la jaula estuvieseabierta, es decir, se sentía indefenso dejando de luchar contra la situación, con lo que pierde toda capacidad de afrontamiento, a esto lo conocemos como “Indefensión aprendida”.
Los seres humanos funcionamos de la misma manera ante situaciones que entendemos que no podemos controlar, nuestra capacidad para afrontarlas después de un tiempo de lucha se va agotando hasta que nos sentimos indefensos. Parece que estamos en el momento donde lo prologando de la situación nos está empezando a dejar sin fuerzas para responder a lo importante y abandonamos, o dirigimos nuestra atención a lo que entendemos que podemos controlar, aunque no aporte valor.
Pero lo positivo de todo esto es que aunque la gran mayoría de las personas se quedan indefensas o se agotan en el día a día, existen personas que luchan cuando los demás ya han tirado la toalla, que aprenden a aguantar utilizando estrategias que les ayudan, a este fenómeno se le conoce como “optimismo aprendido”.
El optimismo es una forma de afrontar las situaciones por las que vivimos, entendiendo que los malos eventos son reveses temporales, generados por circunstancias particulares y que si pongo mis habilidades en juego podré superarlos, no dejaré de buscar la situación y mi capacidad de afrontamiento no se verá afectada.
Pero hablo de un “optimista inteligente”, no se trata de ser feliz y ya está, tampoco quiero que cierres los ojos ante la realidadpara evitar el sufrimiento, o que esperes una solución milagrosa por ser optimista. Implica asumir responsabilidades y buscar un plan que potencie el cambio, ese es el optimismo que te potencia como persona. ¿Te apuntas?.