El 11 de abril de 1961 se inició en Jerusalén el juicio contra el criminal de guerra Adolf Eichmann. Según nos cuenta el Yad Vashem - Centro Mundial de Conmemoración de la Shoá: "La defensa describió al acusado como 'un pequeño engranaje en el aparato estatal', sin influencia en la planificación y operación de la máquina de asesinato. Esta línea de defensa enfatizó la incapacidad jerárquica de Eichmann para desafiar las instrucciones de sus superiores, y el hecho de que fueran los jefes del régimen nazi, en lugar de Eichmann, quienes adoptaron las decisiones penales decisivas. La fiscalía logró, por medio de documentos y testimonios, demostrar que el acusado, a pesar de su rango relativamente bajo, era un personaje de influencia, iniciativa y motivación vigorosa y resuelta para deportar a los judíos del territorio del Antiguo Reich a los guetos en el este, donde la mayoría fueron condenados a muerte".
Esto viene a cuento porque hemos visto como de manera arbitraria y fiándose solamente de las declaraciones de agentes del orden se han impuesto duras sanciones a varias personas que se manifestaban contra el genocidio que el gobierno israelí, con el apoyo del gobierno de Estados Unidos, perpetra contra el pueblo palestino. La policía dice que los manifestantes les faltaron el respeto, que no colaboraron con ellos y etc. Y como la ley otorga prueba de veracidad a los agentes de la autoridad, el delegado del gobierno, cual Eichmann de turno, procede a aplicar la ley y sanciones a los convocantes de las pacíficas concentraciones; como Eichmann aplicaba las leyes genocidas del tercer Reich contra los judíos.
No indaga el señor Pestana sobre la veracidad de lo que dicen sus policías. Le da lo mismo que la ley Mordaza sea contestada por todo el mundo por su arbitrariedad. No pide que se abra una investigación que corrobore las acusaciones; aplica la ley igual que Adolf dirigía sus trenes cargados de judíos a los campos de la muerte. Cualquiera de ustedes puede ser acusado de insultar a la fuerza pública o de resistencia a la autoridad. Da lo mismo que esa acusación sea falsa. El señor Pestana la dará por buena y le aplicará la ley. No importa que usted ejerza el derecho de libre manifestación y que la ley ampare ese derecho. La interpretación restrictiva y torticera por un par de policías primará sobre el propio derecho. El delegado del gobierno protegerá siempre a los ejecutores y colaborará con ellos como Eichmann colaboraba con los administradores de Auschwitz, Treblinka y otros campos. La ley, sea injusta o no, esté mal aplicada o no, será siempre interpretada desde la neutralidad que permitió el genocidio israelí y la Shoah. Igual en Berlín que en Las Palmas. Lo mismo en la plaza Alexander que en la plaza de la Feria.
La derechización del espectro político contamina también a la administración socialista en nuestra capital. Después se quejarán del avance de la extrema derecha entre nosotros. En realidad, con delegados del gobierno como el señor Pestana sobra la extrema derecha.