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Opinión

Objetivo La Luna (pero más bien qué comer en Marte)

Fran Belín analiza los datos vertidos el programa radiofónico “Objetivo La Luna” dedicados a lo que puede ser o será la alimentación de los colonizadores de Marte

4 minutos

El periodista gastronómico Fran Belín./ CEDIDA

El periodista, esto es rigurosamente comprobado, se enfrenta en ocasiones al folio en blanco (más bien diríase el Word en blanco).

Aunque las fuentes inagotables de la rabiosa actualidad generen mucho para analizar, no siempre se atrapa la inspiración para atacar la temática en la que quisiéramos centrarnos. A lo mejor, tampoco convencen los hilos argumentales acerca de hechos noticiables que ya están pasados de rosca y sabemos perfectamente a qué nos estamos refiriendo.

Pues sí: el Word en blanco’se me presentaba amenazador para esta cita de cada fin de semana en Atlántico Hoy, aunque la bombilla se encendió. Lo tenía ante mis propias narices: los datos vertidos en mi intervención del programa radiofónico “Objetivo La Luna” dedicados a lo que puede ser o será la alimentación de los colonizadores de Marte. ¿Por qué no?

Me encanta esto, me convenzo, y me aplico en desarrollar ideas de lo más estimulantes e interesantes en la reciente conversación con el director del citado espacio radiofónico, Ángel Alonso. Por cierto, recomiendo vivamente que escuchen los podcasts generados cada semana por el formidable grupo de exploradores en diferentes y apasionantes disciplinas.

Convencido ya y satisfecho de lo que va a fluir en este escrito, he de decir que para preparar dicha intervención en el programa contacté con el prestigioso doctor en Geología Espacial Jesús Martínez Frías que, justo esta semana, desarrollaba su cometido como co-organizador del Congreso Europeo de Astrobiología, con casi 300 expertos europeos a los que se sumaron varios especialistas iberoamericanos en estos asuntos.

Martínez Frías ya me había concedido algunas entrevistas, precisamente para Atlánticohoy y Con Cúrcuma Radio, en las que avanzaba las alternativas a las que obliga la futura colonización de Marte, para él totalmente factible. Se centraba entonces en un formato para entender cómo sería el método agrícola para el cultivo del viñedo que daría el vino marciano (al igual que en el caso de las elaboraciones lunares).

Nombró el doctor a Canarias como ubicación relevante a la hora de diseñar simulaciones tanto para situaciones en la Luna como en el Planeta Rojo; el tipo de viticultura idónea para esos terrenos sería el de los hoyos que se utilizan en La Geria, en Lanzarote, donde también se han entrenado astronautas que han acometido relevantes proyectos espaciales.

El reconocido geólogo espacial considera que actualmente, en todo lo que es la carrera para la colonización de Marte y para acciones en el satélite de la Tierra, se tiene en cuenta una doble vertiente. Por un lado, lo que son sin duda los métodos de alimentación en los traslados espaciales -entiéndase los que utilizan los astronautas- y, por supuesto, los cultivos in situ en invernaderos y en terrenos con similitudes geológicas con los del Archipiélago.

Por ejemplo, en Tao (Lanzarote) se han desarrollado simulantes lunares para obras civiles, pistas, arquitectura… Igualmente incuestionable será la agricultura como base de lo que se podría considerar como ‘mestizaje culinario’, es decir, la tradición de los cultivos y la innovación de lo que puede ser el sustento y los nutrientes para que la vida humana sea posible en Marte.

Es bastante esclarecedor acudir a este esquema de Laia Ribas, investigadora de Ciencias del Mar en el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que aproxima en estos porcentajes la comida de los futuros colonos selenitas como marcianos.

Un 4% de peces y gallinas; 10% de insectos; 50% procedente de huertos; 20% de microalgas; uno por ciento de organismos vivos y quince por ciento de proteína animal obtenida en laboratorio. Vistos estos nutrientes, en ese horizonte espacial es estimulante comprobar cómo se considera la acuicultura espacial -aunque se encuentre en fase muy embrionaria- como uno de los bastiones de esa alimentación.

La especie modelo, por muchas causas, apunta al pez cebra, al igual que en la agricultura, como subrayaba Martínez Frías, podría ser la papa tal y como se ha constatado en ensayos en Perú. También tomate, lechuga o guisantes, entre otros. En un artículo de El País, Laia llama la atención sobre el aspecto del agua en Marte y esa acuicultura basada en el líquido elemento reutilizable, fácil de filtrar, y estableciendo un sistema circular de alimentación peces-plantas y microalgas-seres humanos.

De cinco a veinte veces menos de energía puede requerir la acuicultura en contraste con la posible cría de mamíferos.

Volviendo a Martínez Frías, éste comentó en alguna de aquellas entrevistas que la película “Marte” no era tanto de “ciencia ficción”. Mark Watney (interpretado por Matt Damon), como botánico e ingeniero, desvela en su afán por sobrevivir las claves para garantizar el sustento encaminado a la pretendida colonización marciana.

Rocío iglesias, en tapasmagazine.com trataba, por ejemplo, la alimentación de los astronautas y matizaba lo que es alimentarse en esas condiciones. Los testimonios del astronauta Michael López Alegría son esclarecedoras acerca de los alimentos envasados al vacío: bebidas rehidratantes, de humedad intermedia, termoestabilizados, radiados o naturales.

Comentaba el astronauta nacido en España y de nacionalidad estadounidense que en esos "trasiegos" espaciales se echa de menos los aromas de la comida.