Es una evidencia, y muy contrastada, que el necesario cambio de modelo económico tiene que pasar por innovación, desarrollo, investigación y divulgación. Es una necesidad objetiva del sistema, y además de obligado cumplimiento, coger el tren en marcha de la innovación y la investigación que no va a frenar ni retroceder y al que tenemos la obligación de engancharnos como país.
Para el ya famoso 2030, la Unión Europea (UE), luego también España, quiere que la inversión de I+D+i+d llegue al 3 % de PIB en los países comunitarios para poder abordar con ciertas garantías ese gran cambio ya empezado y que cuanto más tarde se haga, peor.
En el fomento del I+D+i+d hay elementos importantes como el Espacio Europeo de Investigación (EEI o ERA), un logro muy importante a fomentar, estimular y financiar, pues no sería un gasto sino una inversión de obligado cumplimiento que repercutiría en la sociedad con muchas creces.
Hay una serie de instrumentos imprescindibles para utilizar y fomentar, como es el Big Data y la Inteligencia Artificial (IA), que deben estar coordinados dentro y de la necesaria Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial (ENIA), apoyada de forma imprescindible con las nuevas tecnologías. Así se pondrían los cimientos de un cambio de modelo que llevará a un desarrollo sostenible y con un retorno social muy amplio. De cada euro invertido retornaría 150 euros a la sociedad.
Podremos y tendremos una oportunidad inaplazable de poner a nuestro país, y sobre todo a nuestra investigación y desarrollo (investigadores), en el lugar que se merece esta gran nación, desterrando la desgraciada frase (que se atribuye a Unamuno): “Que investiguen otros”.
Todo tiene que estar encaminado al servicio de las personas y al desarrollo económico y social.
No es posible ningún plan de la tan necesaria recuperación donde el Big Data y la inteligencia artificial no sean instrumentos imprescindibles para producir la transformación de nuestra economía, y por tanto de nuestro país.
Todo este plan tiene que estar diseñado de forma abierta y dinámica, donde las personas (en el centro), las empresas, los agentes sociales, etc, sean los protagonistas.
La IA tiene que ser una tecnología transformadora a todos los niveles. Además es transversal y el impacto que tiene y tendrá en la producción, con la disminución de contaminantes y ocupando poco terreno, será esencial. Además se tendrá que conseguir a nivel europeo que la inversión de I+D+i+d no sea contabilizada para el déficit (contabilidad científica) con una fiscalización segura y que dará fluidez a las inversiones en innovación, en definitiva, a la ciencia.
El mercado laboral, la producción en general y la competitividad se verán transformadas y la generación de empleo de calidad será una constante. No será una opción sino una obligación que no puede esperar más. Además se podría acudir a las aportaciones de fondo NEXT TECH de naturaleza público-privada.
También que se tiene que aprovechar para impulsar el idioma español en la inversión y así conseguir que en el Oficina Europea de Patentes figure el español, que hoy no está.
Todo lo dicho obligará a cambios importantes y profundos en la universidad española, que tendrá que remodelar la oferta formativa y crear nuevas titulaciones que hoy en día no existen. El 40 % de las profesiones que tendremos en 10 años no existen hoy. La propia universidad tendrá que realizar una profunda transformación al igual que el resto de la educación pública para poder hacerse más eficientes y productivas, y para ello la IA será imprescindible.
Somos de los que pensamos, tras muchos años de profesor universitario y ocupando varios cargos de responsabilidad dentro de la misma, que la misión fundamental de las universidades son dos: ayudar a la creación de mujeres y hombres libres y ayudar a la creación de mujeres y hombres empleables.
La Big Data y concretamente la superconmutación será un instrumento de la IA que permitirá ser más eficiente y podrá darnos algoritmos claves para la producción e innovaciones definitivas. Todo esto dentro de un marco europeo con una garantía de protección de datos imprescindibles.
El fin último de todo lo anterior es crear bienestar social (al servicio de la humanidad) como centro del eje productivo. La equidad y sostenibilidad son dos principios básicos que tienen que ser constantes vertebradores de la IA.
Mañana es tarde.
Antonio Alarcó Hernández
Catedrático de Cirugía.
Director de la Cátedra de Telemedicina, Robótica y Telecirugía.
Doctor en Ciencias de la Información y Sociología.
Senador. Portavoz de Ciencias.