Agoney Melián, presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Tenerife.

Opinión

Mi último baile

Presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Canarias

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Sentado en el salón de mi casa, mirando fijamente para aquellas flores púrpura que me hicieron sonreír. Con esa taza de café negra que pone “ERES EL PUTO AMO” y ese olor a arábica del que tanto disfruto a las cinco cuarenta y cinco de la mañana y que solo he conseguido poder tomar después de mayor.  Un poco de música jazz, para que me acompañe en mi plácida soledad mientras te escribo en este artículo, algunas de mis reflexiones más profundas. Algunos de los secretos que no le puedes contar a nadie porque son tuyos y míos. Tuyos que me lees, a quien siempre quiero ayudar y míos, porque te los comparto desde el borde plateado de mi alma incandescente. 

Reír, llorar, sentir… 

Hoy me apetece escribirte mirándote a los ojos, desmenuzando en unos minutos algo que te quiero contar sobre la vida, para que, cuando acabemos esta cita, te enamores de ella como lo he hecho yo, dejando espacio a cada emoción y momento vivido. Coleccionando instantes increíbles con remansos de paz, con llantos desconsolados, con enormes emociones que me recuerdan que estoy vivo, y que a pesar de todo lo malo, cada mañana la debo sentir como un regalo, y así lo hago. A veces me imagino mi vida como un musical lleno de escenarios preciosos, llenos de luces o  de nostalgia. Hay quien diría que estoy fatal, y probablemente sea así, pero me encanta estarlo porque me ayuda a ser quien soy, una persona muy afortunada. 

Menudo año he vivido, cuantas cosas inimaginables que me han llevado a experimentar una catarsis, dejando atrás a la persona que era, y dejando espacio y luz a la persona que soy. 

Un año donde he puesto toda mi energía en consumir la vida dotándola de un propósito. Por un lado, y mezclando lo profesional con lo personal, mejorar la vida de las personas que me rodean y aquellas que deciden seguirme en mis aventuras. Sin embargo, aquí no queda la cosa, he añadido un anexo a este propósito. Quiero vivir en paz, atesorando momentos que pueda recordar con una sonrisa en mis últimos años de existencia. 

Lo poco que sé…

Hoy, que quiero hablar contigo en voz baja, susurrando y compartiendo un momento mágico, quiero que sepas que lo poco que sé es producto de esta aventura que voy compartiendo contigo en cada artículo. Una aventura llena de altos, de bajos, de conciencia y autocuidado. 

Lo poco que sé de la vida es, que todo lo que hago, lo hago con cariño, siendo generoso y sin hacer daño a nadie, y eso es complicado, porque a veces te lo ponen dificíl. 

Lo poco que sé es que cuando vives tranquilo y sin rencor, todo te va mejor porque cuando dejas de tener estos sentimientos, siempre hay tiempo para bailar. 

Cuando lleguen las crisis, soplemos las velas

Cuando cumplí treinta años, tenía algo de miedo. No sabía que iba a pasar, ni cómo y me sorprendió muchísimo lo que ocurrió, ¿quieres que te lo cuente? Allá voy, no me pasó nada.

Llegan los cuarenta, y después llegarán los cincuenta si todo sale bien, y la única crisis que siento es la de no aprovechar de verdad el regalo que me ha tocado, que no es otro que estar vivo. 

Si me lees habitualmente, ya lo sabes, no creo en el positivismo patológico; creo en el estar bien y en el transitar cuando no lo estamos tanto. Vivo el presente y abrazo el futuro trabajando, desde el amor, para tener una vida increíble, y es eso lo único que te propongo hoy a unos días de soplar las velas.

Mi último baile

En nada cumpliré cuarenta años, y no siento ni mucho menos ninguna crisis, ya lo decía en el párrafo anterior. Los cumplo con placer, mirando al futuro de frente y saboreando el presente con la energía desbordante que me caracteriza. 

Mis próximos años creo que serán los mejores años de mi vida y los quiero vivir bailando. Quiero moverme al son de la música cubana, bailando en una rueda agarrado de las personas que me están acompañando y que, a pesar de que a veces se pierden en mis complicados pasos, siguen ahí para que cuando yo también me pierdo, sostenerme la mano y ayudarme volver a coger el ritmo. 

Quiero bailar con la fuerza de la música urbana, sacar mi lengua al más puro estilo rock o gritar a los vientos como si estuviese bailando heavy metal.

Quiero expresar mi vida en verso, como si de un rap se tratase, y a poder ser, contigo, que me haces vibrar el alma, quiero bailar un bals. 

Voy acabando nuestra cita mientras escucho “La vie e rose versión Louis Armstrong”. Sintiendo gratitud por todo lo bueno y malo que he vivido y que me ha hecho llegar hasta aquí. Me voy, seguramente a entrenar, a preparar un viaje, disfrutar de alguna idea loca que, seguro que no saldrá, o sí, pero que la estoy viviendo intensamente mientras la pienso. Me voy a verte, a contarte mis alegrías o mis dramas; a llorar o a reír mientras juntos sostenemos una copa en la mano y brindamos por la vida para algún día mirarnos al espejo y decirnos … ¡Qué vida! 

Los próximos años te quiero cerquita, porque juntos vamos a construir grandes momentos que coleccionar lleno de pequeños detalles que harán de nosotros una historia bonita. 

No te lo digo con tristeza, sino con alegría. Como ya  te he dicho, los próximos años serán los mejores de mi vida, porque lo entendí. Entendí que hay que viajar, cuidarse, enamorarse hasta destriparte, reír a carcajadas y llorar como si se muriese el alma. 

Entendí el valor de decir te quiero, pero, sobre todo, de querer bonito

La biología no perdona y aunque estoy muy feliz con ser la persona que soy física y mentalmente, soy consciente de que algún día será el último y no quiero que me pille despistado. Te cuento esto para que reacciones, para que no te dejes para después y tengas una vida tan apasionante que parezca un guion de cine. Te cuento esto para que te quedes cerca de los tuyos como yo lo que quiero estar de los míos, como lo quiero estar de ti. Al fin y al cabo, así es como debe acabar cualquier cosa, bailando alocadamente, apretaos y abrazando cada instante. 

“Haces demasiadas cosas”, me suelen decir, ¿cómo lo haces? Te lo cuento, no hay truco que valga, lo único que he hecho es entender el sentido de la vida, el sentido de mi vida. He entendido que el mundo se puede parar en un olor, en un abrazo … en un pensamiento. 

La vida no siempre es fácil, que me lo digan a mí, pero eso no importa porque siempre sale el Sol. Te animo a que hagas como yo y disfrutes al máximo de cada situación que se te ponga por delante, todo pasará.

Adiós, me despido de esta cita esperando volver a verte por mis letras, pero hoy te dejo porque sé que tengo que seguir disfrutando al máximo de los años que me queden de salud y bienestar. Me voy porque se me ha hecho muy tarde mirándote a los ojos y me tengo que preparar. Te preguntarás para qué y la respuesta es sencilla.  Para disfrutar sin medida … de mi último baile.