En el PSOE Canario deben decidir ya si son Leones o.…Webones. 2000 inmigrantes en 48 horas, hacinados en el “Muelle de la Vergüenza”. La lealtad a unas siglas políticas es lo correcto, la lealtad a tu pueblo y a la tierra que te vio nacer debiera ser intocable e inalienable, a pesar de pertenecer a una formación política. ¿Es así o no, Presi Ángel Víctor...? ¿Leones...o Webones, prisioneros de unas siglas?
Que tenga que venir el Vice Román, entretenido como estaba el hombre en su caja registradora de presupuestos, a decir que los ministros de España nos tratan como excremento pinchado en un palo, es un mal ejemplo de lo que es ser prisionero del silencio ¿verdad, Presi...? con razón te llaman el “extintor”. Mas bien el “sufridor”. Vaya papelón te ha tocado. ¿Lo vas a seguir jugando?
El problema es que nadie, absolutamente nadie, quiere a estos inmigrantes. De hecho, no ya la de España, sino la de Europa, es una postura totalmente mezquina, contraria y radical a que estas personas se trasladen al continente. No los quieren en origen, no los quieren en destino, ¿solución? Los dejamos en medio, en Canarias. Y lo que es peor, sin recursos para atenderlos.
¿Qué hacemos Presi...? Tal vez, como oía ayer ha llegado el momento de que actúe de oficio la Justicia. ¿Dónde están los dirigentes del PSOE? ¿hasta cuándo van a seguir tapando las vergüenzas de sus compañeros de Madrid? ¿Y Podemos Canarias, calificando de hipócrita la visita del ministro Marlaska al muelle? No sé, pero creo que se están llamando hipócritas a sí mismos, en nombre de su Jefe Supremo, Pablo Iglesias, el cual, salvo que yo viva en la cuarta dimensión, forma parte de ese Gobierno.
Que nunca se atrevan a decirme a la cara que están haciendo lo que pueden. Avergonzados como estamos de visitas, fotos y anuncios vacíos, solo nos queda seguir encajando los golpes de la desidia y demostrar que no se van a seguir riendo de nosotros a costa de un drama humano. Como decía aquella la canción de “Los Panchos”, uno mira a ciertos políticos. amigos del postureo, y piensa, sinceramente, aquello de “y yo también me confundí, cuando te vi, basura me volví...”