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Opinión

Las alarmas de Noemí...

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noemí santana la chincheta

Lo escribí hace unos meses, y me cayeron encima por contar, entonces, lo que al final ha acabado pidiendo en el Parlamento, y a la desesperada, una consejera del Gobierno, Noemí Santana, titular de Derechos Sociales. Empleados públicos que le gestionen las ayudas que el Ejecutivo ha prometido y que casi nadie está cobrando, básicamente por eso, porque no hay nadie que las tramite.La señora Santana (Podemos) se descolgó en su discurso, con el habitual y manoseado argumento de que heredó un “abandono y muchísimas deficiencias materiales y humanas, tras un adelgazamiento administrativo”. Ejem... ¿Y se dio cuenta ahora, un año y medio después de llegar al Gobierno? ¿es que acaso no hubo presupuestos el año pasado? ¿Una Consejería que es la que menos crece de todo el Gobierno en presupuestos? Sí, sí, no se asombren, estamos hablando de Derechos Sociales...y no de los sueldos de sus Señorías.Entiendo que con la Pandemia el panorama ha cambiado, pero las alarmas llevaban encendidas en esa consejería mucho antes del mes de marzo, mucho antes de generar expectativas a los necesitados, con ayudas que no se pagan. Insisto, escribí hace meses, que sus trabajadores se estaban mandando a mudar a otros departamentos o cogiendo la baja directamente, y me dijeron que era falso.Ahora, con la gente en rebelión, tocando a la puerta, piden más personal. Ha habido una falta de previsión absoluta, y en el debate de los presupuestos, pudimos ver a una consejera, no ya suplicando recursos al Gobierno del que forma parte (rarito, pero bueno...) sino para asombro de propios y extraños, a los Grupos Parlamentarios de la Oposición. No sé qué será peor, que su Gobierno no le haga caso o que ni siquiera pidiera esos recursos...vaya usted a saber.Los presupuestos más expansivos que se recuerdan, y no hay una apuesta decidida por incrementar plantillas y hay que pedirlo a posteriori. Noemí Santana, una consejera que según me han dicho “da muy poco la lata” en el Gobierno, debe vivir en un sinvivir paradójico: no puede ejecutar los presupuestos de su Consejería (no tiene gente), pero, supuestamente, no tiene problemas para gastar, si el dinero viene del Estado, donde gobierna su jefe. Ya saben pues, pongan a un Pablo Iglesias en su vida.