Rafael LutzardoUn año más, la Asociación Kairós hace un balance de lo que fue el año 2020, motivando una preocupación en su dirigente Benjamín Barba, que junto a su equipo de colaboradores vienen realizando una importante y gran labor humanitaria en la isla de Tenerife. Sin duda, la pandemia de la Covid-19, junto con la grave crisis económica, turística y empresarial, junto con el incremento de personas paradas, hacen que la pobreza en Canarias y en el resto del mundo, sea más severa. Es por ello, que la Asociación Kairós, junto con otras asociaciones y Ongs, se hayan visto obligadas a realizar un doble esfuerzo en conseguir alimentos y atender a una demanda de pobreza multiplicada con respecto a años anteriores. Por todo ello, y como ya había publicado el Diario de Avisos, las distintas asociaciones que reparten alimentos en Santa Cruz han visto como en este 2020 la atención se multiplicaba con respecto a años anteriores. La crisis económica generada por la pandemia ha llevado a que sean muchas las familias que han necesitado de la ayuda de distintas entidades para acceder a bienes de primera necesidad, fundamentalmente alimentos. En el caso de la Asociación Kairós, ubicada en el santacrucero barrio de Los Gladiolos, su balance de 2020 no es distinto al de muchas otras asociaciones de Santa Cruz, con más de 2.400 personas diferente atendidas en 2020, que se traduce en cerca de un millar de familias. Una atención que además se ha visto incrementada en la frecuencia con la que se entrega comida a esta familias, pasando de hacerlo una vez al mes, a entregarles alimentos hasta en dos o más ocasiones. Este aumento, explica Kairós, obedece a la precarización de la situación económica de estas unidades. Con todo, su presidente, Benjamín Barba, advierte que “lo peor está por llegar”. Y es que, como apunta Barba, “sin querer ser pesimistas ni catastrofistas, no sería honesto por nuestra parte, y faltaríamos a la realidad que estamos viendo, ofrecer una visión optimista de este 2021”. “Este año -prosigue- se nos presenta como una continuación de la situación social y económica de 2020. Se están poniendo muchas esperanzas en las vacunas, y confiamos que muy pronto esta situación pueda estar controlada, pero entendemos que, como mínimo, pasará 2021. Mientras tanto, prevemos que habrá más paro y más familias que se verán en el umbral de la pobreza, porque las empresas tendrán que hacer frente a las deudas pendientes y contraídas en esta crisis. Al igual que pasó en 2013, habrá también una mayor precariedad laboral, debido a la falta de trabajo, y al mismo tiempo un aumento de la precariedad salarial, ya que los costes de la crisis hay que pagarlos, y ya sabemos que los más desfavorecidos son quienes terminan haciéndolo”.Benjamín Barba llama la atención sobre el hecho de que desde 2017, se observa un incremento de personas que no hacen una búsqueda activa de empleo, y que viven con las diferentes ayudas sociales de las administraciones pública. “Esta apatía en la búsqueda de empleo es debido, en parte, a la precariedad laboral y salarial de la cual venimos hablando desde 2015; a la pérdida de motivación, ya que no se encuentra trabajo; la falta de formación profesional y cursos formativos que garantice una salida laboral digna; o a la pérdida de habilidades laborales que con anterioridad se tenían pero que con la falta de práctica se pierden”.