Agoney Melián, presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Tenerife.

Opinión

Fuera de la pantalla y dentro del corazón

Presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Canarias

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Conexiones en la Matrix

El otro día, mientras estaba sentado en el reconfortante sofá de mi casa a última hora de la noche, revisaba las sugerencias de amigos en una red social cuando me asaltó una inquietante reflexión: ¿hasta qué punto son genuinas nuestras conexiones en esta era de algoritmos omnipresentes? Los rostros que aparecían en la pantalla no eran desconocidos, pero la familiaridad no provenía de experiencias compartidas, sino de decisiones tomadas por un algoritmo. Este momento de introspección me llevó a cuestionar si estamos perdiendo nuestra humanidad en esta vasta red digital.

Nos han vendido una gran mentira envuelta en una interfaz adictiva. Nos hicieron creer que los “me gusta” son la medida de nuestro valor y que una lista interminable de amigos virtuales nos da popularidad. Pero detrás de cada interacción digital, hay una maquinaria fría que solo busca mantenernos atrapados. Nos roban la capacidad de forjar conexiones auténticas. ¿Qué hemos sacrificado en el altar de la conectividad instantánea?

Amistades de algoritmo: La gran estafa

La amistad verdadera no se mide en cantidad, sino en calidad. No se trata de acumular contactos, sino de cultivar vínculos profundos. Una amistad genuina requiere tiempo, dedicación y, sobre todo, sinceridad. Es en los momentos de vulnerabilidad donde las relaciones se fortalecen, donde mostramos quiénes somos realmente y aceptamos al otro en su totalidad. Sin embargo, estamos intercambiando profundidad por superficialidad, creyendo que un “me gusta” o un “retweet” puede sustituir una conversación cara a cara.

A veces, por el trabajo, por la falta de tiempo, incluso por ser un poco vago, tengo que reconocer que debería dedicarle más tiempo a esa gente que me quiere y que se preocupa por mí. El otro día, tomando algo con un grupo de amigos, me di cuenta de que aquel momento era mágico y maravilloso. Probablemente me estaba perdiendo momentos de vida por no entender esto, y esa realización es lo que me lleva a escribir este artículo.

Querida gente de colores, siempre espero que mis ideas y mis pensamientos, y sobre todo mis vivencias personales, les ayuden a mejorar. Es crucial entender que somos seres sociales y que el modelo de relaciones digitales quizás es un poco antinatural.

Para reconectar de manera auténtica, empieza por identificar a esos pocos amigos con quienes realmente deseas profundizar la relación. Dedica tiempo a ellos fuera de las redes sociales. Llama por teléfono, organiza encuentros en persona y no temas compartir tus pensamientos y sentimientos más profundos. La calidad siempre superará a la cantidad.

Amor en el supermercado del like

El amor no puede ser reducido a una simple compatibilidad de intereses. Nos hacen creer que podemos encontrar nuestra media naranja con solo deslizar el dedo, pero el amor verdadero se construye con paciencia, compromiso y sacrificio. Es en la convivencia diaria, en las pequeñas atenciones y en los grandes desafíos donde se forja una relación sólida y duradera. No hay nada tan poderoso como el amor para darle sentido a nuestra existencia, por eso te pido que no permitas que la superficialidad erosione la profundidad de nuestros afectos.

El consejo aquí es sencillo: desacelera. Tómate el tiempo para conocer realmente a alguien. No te conformes con la imagen pulida que se muestra en un perfil de citas o en una red social donde la vida es mentirosamente perfecta. Busca encuentros cara a cara y conversaciones largas y profundas. No tengas miedo de los silencios incómodos; a menudo, son en esos momentos cuando descubrimos más sobre nosotros mismos y sobre las personas.

El refugio del caos digital

Las relaciones, sean familiares de sangre, o tus compañeros de vida elegidos, son a menudo las más complejas y significativas, requieren de un esfuerzo constante para mantener la armonía y el entendimiento. Tu grupo de pares, son el primer núcleo donde aprendemos a amar y ser amados, a perdonar y ser perdonados. En tiempos de conflicto, es vital recordar el valor del diálogo y la empatía, de poner en primer plano el amor y el respeto.

Para fortalecer los lazos con tu gente, establece rituales regulares que reúnan a todos. Puede ser una cena semanal, una caminata dominical o simplemente un tiempo de calidad sin distracciones tecnológicas. Escucha activamente y muestra interés genuino en las vidas de tus seres queridos. Tu entorno es tu base, y cuidar de estas relaciones fortalece toda nuestra red de conexiones.

La valentía de ser real

La autenticidad en nuestras relaciones depende de nuestra capacidad de ser honestos con nosotros mismos y con los demás. No podemos esperar conexiones profundas si no estamos dispuestos a mostrar nuestras verdaderas emociones y pensamientos. La autenticidad es un acto de valentía, un compromiso con la verdad y la integridad en cada interacción.

Practicar la autenticidad comienza con la autoaceptación. Reconoce tus propias fortalezas y debilidades y no temas mostrarlas a los demás. Al hacerlo, das permiso a otros para que también sean auténticos contigo. La vulnerabilidad puede ser aterradora, pero es la base sobre la cual se construyen las relaciones más sólidas y significativas.

Sé que soy una persona poco usual, pues tanto en mis redes, como en estas letras, suelo ser yo mismo. Esto, solo lo hago por no faltarme el respeto, por ser honesto conmigo mismo, pues ser verdad te hace libre, y no hay nada más reconfortante que la libertar.

Momentos que valen más que mil likes

Debemos recordar la importancia de los momentos compartidos cara a cara, de las conversaciones significativas y de los silencios que no necesitan ser llenados. Es en esos espacios donde se revelan las verdaderas conexiones, donde el alma encuentra refugio en otra alma. No dejemos que la prisa y la distracción nos roben estos momentos preciosos.

La ciencia nos dice que mirar a alguien a los ojos, tener esas conversaciones chulas y bonitas, y recibir abrazos que calman la respiración, libera oxitocina y serotonina en nuestro cerebro. Estas hormonas no solo nos hacen sentir bien, sino que también fortalecen los lazos emocionales y nos ayudan a sentirnos más conectados y felices.

Para crear estos momentos, apaga las notificaciones, guarda el teléfono y enfócate en las personas que tienes delante. Ya sea una cena con amigos, una charla con tu pareja o un juego con tus hijos, estos momentos de conexión real son los que enriquecen nuestras vidas y nos dan un sentido de pertenencia y felicidad.

Rompiendo la burbuja de las relaciones fake

Cada año, al empezarlo, me marco algunos propósitos. Lo hago por tener un foco sobre mi vida, saber en qué quiero mejorar, y como puedo hacerlo. Mi propósito número uno de 2024, fue quedarme solo  con las personas que me hacen bien, aquellas que me aportan conexiones que enriquecen mi vida y me desafían a ser mejor. Las relaciones auténticas no solo nos aportan alegría, sino que también nos enseñan y nos transforman. El esfuerzo de cultivar estas conexiones vale más que cualquier aprobación superficial.

Para romper esta burbuja, empieza por hacer una limpieza de tus contactos. Mantén solo aquellas relaciones que realmente aportan valor a tu vida. Dedica tiempo y energía a las personas que te apoyan y te desafían a crecer. No tengas miedo de dejar ir aquellas relaciones que son superficiales y no te aportan nada positivo.

Fuera de la pantalla y Dentro del corazón

Lo que era un pensamiento intruso aquel día en el sofá de mi casa, se ha convertido en toda una revelación que quiero compartir para finalizar. Enfrentemos el desafío de reconstruir nuestras relaciones sobre la base de la autenticidad, la empatía y el amor. No permitamos que nada, ni nadie, nos aleje de lo que realmente importa: la conexión humana en su máxima expresión. La elección está en nuestras manos. ¿Estamos dispuestos a hacer el esfuerzo necesario para encontrarla? Porque al final del día, la verdadera conexión no se desliza, se siente. Fuera de la pantalla y dentro del corazón.

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