No sé si ustedes se acuerdan de los entrañables Millaquito y Millaquita. Dos referentes de nuestra infancia, que la empresa JSP metió en nuestras vidas para alegrárnoslas y a los que tendremos que decir un adiós sentido para siempre.
Quiero confesar un asesinato
Cierra una de nuestras empresas y se suma a la sangría de otras que no han logrado sobrevivir a las diferentes crisis que se van sucediendo en nuestro territorio. Es duro pero no una excepción, porque Canarias no tiene un tejido empresarial robusto por más que intentemos dar la cara. Se hace lo que puede y, en ocasiones, lo que se puede es poco.
Hoy quiero confesarles que soy consumidor de marcas de todo tipo, y que a pesar de que me considero canario arraigado a la tierra y defensor de la misma, puede que, a veces, por supuesto que de manera inconsciente, no haga lo suficiente para que mis compañeros y compañeras de las empresas canarias sigan mejorando y evolucionando. Llevo años sin comprar la gama de productos de Millac, y ahora… a llorar al parque.
Supongo que a ti te pasará lo mismo. Verás en redes algunos posts de tristeza por el cierre de JSP, esos yogures de Celgán que nos acompañaron en el cole, y por la triste realidad que se avecina para esas familias que quedarán en una situación de indefensión. Hablo de trabajadores, de dueños, en definitiva, de las personas que estarán pasando un calvario del que no somos conscientes.
La pescadilla que se muerde la cola
Al abrir este debate muchas de las personas con las que hablo me dicen que las empresas canarias no son competitivas en calidad y en innovación pero, si te paras a reflexionar, ¿cómo vamos a ser competitivos si resulta que producir nos cuesta más caro y a las multinacionales no les importa perder dinero?
Ya lo sé, la pela es la pela, y si podemos comprar un poco más barato porque resulta que el IPC ha subido casi un 10% y no me da para vivir, pues lo compro porque necesito comer y pagar mis facturas. Si es que yo lo entiendo y no hay nada que decir al respecto, pero si no apostamos por lo nuestro, por lo canario, ¿A dónde vamos a ir a trabajar? ¿A las multinacionales que pongan base en Canarias y que están esperando a que mueran las empresas de aquí para instaurar sus normas? A veces, en estas cuestiones, me gustaría ser un poco más catalán.
Si no consumimos lo de aquí, no habrá dinero en las empresas de aquí para poder contratar a gente de aquí. No podrán decirnos que no hemos innovado, que no creamos empleo de calidad, que no hacemos nada por nuestra gente porque esto debe ser una retroalimentación, debería de ser cultural.
No soy proteccionista
No soy proteccionista, no creo que debamos consumir lo canario y ya está. Creo en el mercado global y competitivo porque aspiro a que las empresas canarias puedan ser referentes en el mundo. Sin embargo, pienso que estamos en el polo opuesto donde, por algún extraño motivo, somos unos acomplejados y no nos lo creemos lo suficiente. Hay que hacer un gran pacto por las empresas canarias en general. Las de los jóvenes y no tan jóvenes, porque, al fin y al cabo, si no cuidamos nuestra economía lo que estamos haciendo es potenciar la pobreza de nuestras islas. Estamos potenciando la miseria de nuestra gente.
Si Carmelo levantase la cabeza
Lo de JSP no es un caso aislado, hay muchas empresas canarias que están sin oxígeno pero nadie nos ha dicho que va a pasar con los ICO, y como vamos a paliar los graves efectos que nos ha dejado la pandemia.
En mi familia hay un caso muy referente: “Carmelo Tosco”. Carmelo fue un luchador, que trabajó a destajo para sacar adelante su empresa. Sin móviles ni internet, con sudor y sacrificio. Fue de esos que se tuvo que ir a Venezuela para ahorrar y repatriar talento a Canarias. De los que estuvo “al loro” del crecimiento y se colocó como uno de los referentes más destacados de los primeros pasos de CEOE. Lo nombro no sólo porque creo que es digno de recordar; sino porque creo que el aprendizaje es claro: “Qué vulnerables somos las empresas canarias en muchos aspectos”, sobre todo en los cambios generacionales.
Allá donde estés, Carmelo, quiero que sepas que te admiro y respeto y que me habría encantado conocerte, e incluso ayudarte, en el arduo camino de la construcción de tu empresa.
Nuestra gente, nuestra riqueza
A partir de hoy iré a las farmacias que compren a COFARTE (Cooperativa Farmacéutica de Tenerife), porque es de la gente de aquí. Compraré Montesano para que las familias que trabajan aquí con productos acabantes de hacer puedan seguir cumpliendo sus sueños.
Me alojaré en los hoteles de las empresas de aquí, porque creo que es nuestra responsabilidad apoyar a nuestra tierra y a nuestra gente. Porque creo que es nuestra responsabilidad.
Aviso a navegantes
No se confundan, no les hablo de un cheque en blanco a los empresarios y las empresarias canarias para hacer lo que les dé la gana. Nuestra comunidad tendrá que estar a la altura de las circunstancias y apostar por Canarias, por su juventud, por el desarrollo de nuestra economía y la sociedad en general. Esto es lo que hay que hacer, cuidarnos los unos a los otros, los canarios y las canarias en general.
Siento mucha pena
Me he lanzado a escribir este artículo en modo de SOS a Canarias y sus empresas que necesitan apoyo, diálogo y cariño. Necesitamos que empecemos con una política de personas e instituciones que prevengan las desgracias de las familias canarias. Ese plan de consolidación de las PYMES del que siempre hablo y que es URGENTE.
Necesitamos ser conscientes de lo que está pasando, las empresas están en un coma irreversible y tenemos que hacer algo porque si no, algún día miraremos atrás y pensaremos, así fue como murió una parte de nuestra infancia.