Fernando Clavijo, senador por la Comunidad Autónoma y Secretario general nacional de Coalición Canaria. / EP

Opinión

Un final que debe marcar el comienzo

Senador por la Comunidad Autónoma y Secretario general nacional de Coalición Canaria

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El pasado día 19 se cumplieron tres meses del inicio de una tragedia que ha marcado un antes y un después en la historia de La Palma y de Canarias. Un minuto que lo cambió todo para miles de personas y que nos encogió el corazón a los más de dos millones de canarios y canarias.

La erupción del volcán de Cumbre Vieja dio la vuelta al mundo al mismo tiempo que dio un giro de 180 grados a la vida de los palmeros y palmeras. Más de tres meses de angustia, de dolor, de sufrimiento. Más de 90 días de incertidumbre, de desesperanza, de espera por unas ayudas que siguen sin llegar, que siguen manteniendo en vilo a miles de personas que perdieron su hogar, a quienes perdieron sus negocios, sus cultivos, a quienes saben que no volverán a reunirse en la plaza, ni volverán a llevar a sus niños al CEIP de Los Campitos en el camino del Pastelero o a la plaza de Todoque. No acudirán tampoco a honrar a sus familiares en el cementerio de Nuestra Señora de Los Ángeles en Las Manchas, ni a su centro de salud ni a su farmacia tal y como hacían, ni a su cafetería de confianza. Porque la vida les cambió para siempre el 19 de septiembre de 2021. Pero hay algo que el volcán, ahora en horas bajas, no pudo arrebatar al pueblo palmero, su lucha, su garra, su fuerza para afrontar la adversidad. Han sido y son un ejemplo de pueblo unido, solidario, fuerte y paciente. Pero las esperas muchas veces no son justas, mucho más cuando solo dependen de la voluntad política.

Desde el primer minuto los nacionalistas canarios nos pusimos a disposición del pueblo palmero y de las distintas administraciones públicas. Lo hicimos con la clara voluntad de cooperar en la reconstrucción de una Isla que precisa el máximo apoyo posible. Desde ese primer momento advertimos que la emergencia no podía nublar las necesarias respuestas de las administraciones públicas y, lamentablemente, lo ha hecho. Cientos de personas siguen sin saber cuándo ni dónde podrán rehacer sus vidas; muchos siguen topándose una y otra vez con la burocracia que ni el registro único ha conseguido desatascar y mientras siguen pasando los días y al mismo tiempo que parece apagarse el volcán se instala en los afectados y afectadas la desesperanza.

Lamentablemente ni el número de visitas oficiales de los máximos responsables de los Gobiernos de España y de Canarias ni el foco mediático, tan importante para despertar el tsunami de solidaridad que sí llegó a La Palma han servido para que llegue lo más importante a la Isla: las ayudas a quienes perdieron su hogar, su fanega de plátanos, a quienes llevan meses sin poder salir a faenar, a quienes han perdido sus negocios y su forma de vida y esos y no otros son los gestos más importantes.

En pocos días, el 25 de diciembre para ser exactos, podría darse por finalizada la erupción volcánica. Será un día de celebración, pero a medias porque a que no lleguen las ayudas hay que sumar que sigue sin reconocerse que estas deben alcanzar el valor real de lo perdido, ni más ni menos, algo que siguen sin reconocer el Estado ni el Gobierno de España. No es justo que los palmeros y palmeras no puedan poner un punto y aparte y empezar de cero, no es justo que no se les dé las herramientas, que el PSOE y sus socios de Gobierno no hayan apoyado blindar un plan de reconstrucción plurianual en una norma como la ley de Presupuestos Generales del Estado, tal y como hemos solicitado los nacionalistas canarios en el Congreso y en el Senado. No es justo que no se permita al pueblo palmero mirar al futuro más inmediato con esperanza, pero, sobre todo, con la tranquilidad de que gobierne quien gobierne los recursos estarán disponibles para devolver a la Isla lo que les arrebató el volcán. Ojalá el 25 de diciembre celebremos el fin de la catástrofe y que a partir del 26 lleguen, sin excusas, los recursos prometidos de Europa, España y Canarias porque más que los gestos son los hechos los que confirmarán su verdadero compromiso. Solo puedo decir que ayer, hoy y mañana los nacionalistas canarios levantaremos la voz para recordar que La Palma ni está ni puede quedarse sola.

Fernando Clavijo, secretario general nacional de Coalición Canaria-PNC

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