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Opinión

La vergüenza energética de Endesa en Canarias

La vergüenza del apagón de este fin de semana último en la isla de La Gomera es solo una más de las que vienen produciéndose. Y, posiblemente, el lamentable preludio de lo que está por venir

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El germen de ‘Koki’, artículo de Xavier Salvador.

Somos fruto de nuestra historia. Las personas, por delante. Pero también las empresas, las instituciones y hasta los gobiernos. Endesa es la compañía líder del sector energético en España y el segundo operador de Portugal. Fue un monopolio construido en la segunda mitad del siglo XX que los gobiernos del PSOE y del PP privatizaron en diferentes etapas recientes. Estaba conformado por un reguero de compañías eléctricas regionales (Unelco, Fecsa, Enher, Gesa, ERZ, Sevillana de Electricidad…) con fuerte implantación en determinados territorios. Por aquellas cosas de la política en minúscula, la empresa perdió su accionariado español (empezó Felipe González en 1988 y concluyó José María Aznar en 1998) y cayó en manos de socios italianos, en concreto de Enel.

Atrás quedó la OPA a la catalana de Gas Natural, la operación pelotazo de Acciona y la debilidad de los gobernantes de la época que prefirieron la pérdida de influencia respecto a una empresa tan estratégica al lío empresarial que se había montado por la disputa del capital. No hubiera sucedido en Alemania. Ni en Francia, por supuesto. Díganle al Ejecutivo de París que deja de controlar Électricité de France (EDF) y las risas se oirán por todos los Campos Elíseos. Es otro nacionalismo, empresarial, pero una garantía de que con las cosas del comer no se juega en algunos países vecinos.

Endesa se mira España solo ya un mercado más. Ni sus cuarteles generales están en el territorio ni sus principales decisores son de obediencia española. A lo sumo, como es un mercado regulado por la Administración se ven obligados a cumplir con las leyes de suministro y las tarifas con las que los gobiernos pueden manejarse. Pero no hay más que distancia y relativa indiferencia.

Para Endesa, la calidad del suministro energético es, sobre todo, un tema de cuenta de resultados. Que sus instalaciones estén obsoletas es menor, que haya un déficit de inversión permanente es un problema que ya se encontrarán los clientes o sus gobiernos llegado el caso. Tienen posiciones de dominio en Canarias, Baleares, Andalucía, Cataluña y Aragón entre otras autonomías donde actúan como operador principal del servicio eléctrico. Eso garantiza unos ingresos recurrentes y aquí paz y después más gloria.

La vergüenza del apagón de este fin de semana último en la isla de La Gomera es solo una más de las que vienen produciéndose. Y, posiblemente, el lamentable preludio de lo que está por venir. Canarias no solo es una isla energética; se ha convertido en el sumidero de las instalaciones menos actualizadas de la compañía. Que todos los gomeros hayan pasado más de 48 horas a oscuras es algo por lo que la cúpula de Endesa no se ha excusado todavía, ni ante los ciudadanos menos protegidos ni tampoco ante el tejido empresarial turístico que ha visto cómo en pleno agosto su campaña estival saltaba por los aires. Tampoco se conoce que nadie haya pedido excusas a la administración autonómica o insular y se haya brindado a resolver la situación con la diligencia y esfuerzo debido. En Italia, en la sede central de Roma, a Enel lo de la Gomera le suena como un eco del silbo, poco más. La comunicación en España de Endesa, otro disparate que merecería mención aparte.

Este medio ha desvelado que la situación de la isla es calamitosa, pero que no dista ni está mucho mejor en el resto del archipiélago. Hay retrasos en la inversión, no se sustituyen equipos e infraestructuras que han cumplido su obsolescencia. El riesgo de apagones, ceros energéticos les llaman eufemísticamente, o microcortes es total y sus daños incuantificables. Lo han corroborado las propias administraciones, cabildos, ejecutivo autonómico, pero con la resignación de que impondrán una multa, se recurrirá, quizá se pague, quizá no… y pasada una década nadie recordará que hubo que encender velas y prescindir de todas las telecomunicaciones indispensables por el error estratégico y la tacañería de una multinacional que se mira el problema con tanta lejanía como insolencia.

Montaje gráfico. Semáforos sin luz debido a un apagón, la central de Granadilla y José Bogas, consejero delegado de Endesa./ AH

Canarias tiene un problema energético. Presidente Fernando Clavijo esa debiera ser una prioridad del mandato que acaba de iniciar. Siente a los responsables de Enel en su mesa. Llame a los italianos, al responsble de Endesa en España, José Damián Bogas, a todos los responsables regionales de la compañía y, después de afearles la conducta por lo vivido, exíjales un compromiso claro de resolución. Con un cronograma de inversión, con garantías de ejecución, sin miedo a la palabrería hueca del sector y a la fortaleza de una patronal que esconde siempre que puede los problemas corporativos de su propia competencia. Sea duro, ese nacionalismo empresarial es también una mirada de compromiso con los canarios y con el tejido productivo que no puede depender de las decisiones insensibles de unos romanos que a lo mejor una vez veranearon por el territorio.

Fernando Clavijo en el Parlamento de Canarias / EFE

Es más: su propio Gobierno, los ayuntamientos, cabildos e instituciones de toda la isla deben participar como un solo hombre en la resolución de este problema estratégico. Hoy la energía es un pilar del progreso humano, de la reducción de desigualdades y de la lucha contra la pobreza. Apóyese en las patronales, en las cámaras de comercio, encargue estudios y análisis sobre la situación. Convénzalos. Las licencias, las autorizaciones administrativas, la búsqueda de alternativas, el impulso de las fuentes energéticas renovables debe formar parte de la hoja de ruta de una administración que se quiera moderna, del siglo XXI, y dispuesta a abordar ese problema con mano firme. Los canarios de las próximas generaciones le agradecerán ese esfuerzo. Presidente no tape la vergüenza de Endesa en Canarias, conviértalo en una ventana de oportunidad para mejorar la independencia energética del archipiélago y logre que se rasquen el bolsillo. Ya le anticipo que la cuenta de resultados de los italianos apenas lo notará y los habitantes de las islas en el futuro dispondrán de mejor servicio y más garantías de independencia real. Atlántico Hoy estará a su lado en ese cometido y los canarios se lo agradecerán hoy y mañana.