Madrid, sede del PP, lunes pasado, voz meliflua de Teodoro García Egea: “Pablo, al fin, el viernes (hoy) dice que vas para La Gomera. María Australia acaba de llamar, todo listo allí por África, carajo, perdón, que es España...es que con lo de los inmigrantes y lo del ministro Escrivá, las fronteras me confunden...”. “Ay Teo...” dijo Pablo, Pablito, Pablete, “tenerme que ir yo a negociar un Gobierno a La Gomera, teniendo dos capitales esas Islas Canarias...”

“Ya, jefe...” le espetó el otro, “Es que para despejar la ecuación hay que ir a ver al Gran Lagarto Gomero, a Casimiro Curbelo, sí, aquel que era del PSOE, lo echaron y ahora se tiran de los pelos por lo que hicieron”. “¿Así le llaman?” Pregunto Casado asombrado. “Sí patrón, al parecer en la isla y a lo que se ve en ese pacto, que llaman “Floripondio”, es el Lagarto que todo lo ve, tiene la llave del candado y hasta despeja ecuaciones”.

“Y no te preocupes por la excusa” añadió Egea, “en Canarias son expertos en disfrazar el asunto, para eso son los mejores en Carnavales. Nos llevamos a La Gomera a nuestra gente, unos cuantos empresarios a hablar de la crisis, la caída del turismo y listo, a La Gomera, vamos a lo que vamos...”. “Sobre tu mesa tienes el manual, ya lees y me cuentas...”

Y Pablo leyó el prospecto médico: “Vamos a acojonar al bueno del Presi Ángel Víctor, que ya está de los nervios diciendo que, a qué carajo vamos a la Casa del Lagarto con la que está cayendo. Intentaremos hacernos con La Presidencia de Canarias (María Australia, “for President”), ofreciéndole más a Casimiro y después a los Clavijos, que, si El Lagarto dice sí, nos van a apoyar”.

“Eso está hablado. Si no ahora, en unos meses, pero hay que limpiar el Florero. Si Casimiro dice que no, mal asunto, porque los de CC, apoyarían desde fuera al Presi, y nosotros fuera de la ecuación. Estos de CC siempre ganan. Los de NC, del resabiado Román, jugarán a caballo ganador, si pueden se quedan como están. ¿Podemos? Haciendo Punto-Cruz. Andan, dicen, en un agujero negro allá por Plutón”.

Pablo miró el papel, y antes de guardarlo apuntó: leer la historia de Hautacuperche, que puso en rebelión a los gomeros y se cepilló al gobernador godo, llevar el diccionario de canarismos, para no hacer el “tolete”, y el de Silbo Gomero, por si se ponen a silbar y no me entero de alguna ruindad. Y si queda tiempo, echarnos un potaje de berros en Casa Conchita o un Pargo en Casa Siro, en Gran Rey. No todo va a ser conspirar. O sí...