Dicen que la vida es muy corta, que hay que vivirla al máximo para no desperdiciarla, y que no vale la pena estar mal por alguien que no te valora, algo en lo que estoy parcialmente de acuerdo. Sin embargo, todo lo anterior es válido para un post en Instagram, una charla motivacional, o un palique cervecero con amigos, cuando todo va bien.
Estas últimas semanas he tenido conversaciones con gente a la que quiero y admiro mucho. Personas fuertes, con un reconocimiento importante y vidas que, a priori, les podría ayudar a estar seguras de sí mismas, tranquilas y sin mucho vaivén.
¿Si les dijese que, más del noventa por cierto de las visitas a psicólogos, tienen que ver con temas relacionados con el maldito amor, me creerían? Es un número elevado, casi que, para reflexionar de manera colectiva la cantidad de mierdas que hemos estado aprendiendo desde chicos.
Da igual que la peli o serie sea de suspense, de superhéroes, de intriga y aventuras o que se trate de un drama. Siempre hay una, o varias historias de amor entrelazadas.
Amores modernos, amores tóxicos, amores de cuento o cliché, la verdad es que es tanto el bombardeo que recibimos, que no es de extrañar que prefiramos luchar de manera encarnizada por el amor, que por cualquier otra causa en nuestras vidas.
¿Conoces a alguien que te gusta? Dopamina y pum, peluquería, deporte, rutina de belleza. Todo por estar lo mejor posible para la persona a la que quieres sorprender. Hacemos las inversiones necesarias, tanto en tiempo como en dinero, con el fin último de lograr nuestro objetivo; que retorne la inversión en forma de relación o de acercamiento a ese ser convertido, aunque no lo quieras ver, en tu cliente principal.
Si es que somos emprendedores por naturaleza, analizamos el mercado, buscamos nuestro target de cliente, desarrollamos consciente o inconscientemente un método para llegar y somos felices cuando finalmente estamos junto a esa persona que nos gusta.
Eso sí, este negocio, como cualquier otro, tiene enormes riegos, que esas series o películas happy end no te han contado. Este proyecto aflorará en ti todas las inseguridades que no hayas trabajado. Desvelará cualquier patrón de comportamiento aprendido en tu infancia o adolescencia, y podrá potenciarte hasta la Luna, si sale bien; o llevarte hasta el infierno, donde estará el diablo para consolarte, o pasarte la factura.
No es que hoy me sienta Carrie Bradshaw en Sexo en Nueva York, queriendo escribir una columna que hable sobre relaciones. Es que, en las últimas semanas, no he parado de acercarme a personas que, su vida profesional se está viendo modificada en función de su estado emocional, debido al amor.
Ya lo sabes, lo único que pretendo es ayudarte a entender y entenderte. Por eso mis letras de hoy son solo un pequeño manual de resistencia que puedes aplicar, si lo consideras oportuno. Una especie de amigo que te habla cuando lo necesitas en los momentos clave y que, encontrases en él, solo cariño y comprensión.
Pequeñas acciones, grandes consecuencia
Dicen que tenemos que querer a las personas como son, que cada uno tiene su carácter y forma de actuar, pero hoy, a diferencia de la cantidad de veces que te he contado que todos tenemos un mapa mental diferente, voy a cambiar mi argumento.
Cuando compartes una relación interpersonal con alguien, sea del tipo que sea, es bonito que se conozcan con sus virtudes y sus defectos. Hasta aquí, todo correcto.
Lo que no te recomiendo es que, en este argumento de yo soy así, para mí esto es poco importante, y otras frases absurdas que te hacen replantearte, incluso, tu cordura; te permitas faltarte el respeto, perder la dignidad y dejar que alguien tome el control de tu vida haciéndote creer que lo que sientes, no tiene valor.
Sí, es solo un mensaje, es un gesto de cariño, es quizás algo que no entiendan como trascendental, pero, si para ti es de vital importancia porque te hace feliz, no lo justifiques. En su cerebro, el nivel de dopamina, que es lo que nos motiva a hacer las cosas, no es el mismo que en el tuyo. Tú piensas en esa persona y harías cualquier cosa por verle feliz, incluso modificando todos tus planes, ¿o me equivoco?
Ese pequeño mensaje que no llegó, es una noche de angustia, ¿es eso lo que queremos para nuestras vidas?
Si no lo hace, no le nace. Ni siquiera te esfuerces en explicárselo porque no lo ve. Entiende que ahí no es y prepárate para el desastre porque, tarde o temprano acabará, y nos tenemos que ir preparando para ese día.
Si lo necesitas, puedes contar conmigo.
Vivir así es morir de amor
Vivimos en una sociedad pseudo hipócrita que te exige que entiendas de manera racional tus desgracias, y hoy quiero decirte que no hagas caso a esa exigencia constante de tener que ser feliz. A veces es bueno regodearte en tu dolor. Disfrutar de tu mierda dejando salir el cortisol en forma de lágrimas, porque, aunque no te lo creas, llorar de manera emocional, es científicamente curativo.
Si fracasas en un negocio, necesitas un tiempo para reflexionar y recuperarte. Para oxigenar y permitirte pasar el duelo. Para saber qué paso, ver si fue el mercado, e incluso, ver que parte de responsabilidad tuviste. Lo que no harías nunca es racionalizarlo tal y como nos piden que hagamos con el amor.
Te voy a contar un secreto, para seguir adelante, tienes que curarte primero.
Te dirán que tienes que disfrutar el momento, soltar lo que te hace mal y dejarte fluir con las circunstancias. Te dirán que tienes que encomendarte al destino o al universo y que todo lo que sucede conviene. Pero lo que nadie te dice es que hay que curarse primero de ese puñal que llevas clavado en el alma, y te ha dejado hecha pedazos. Nadie te dice, que no hay mochila para llevar los cachos rotos por la calle.
Tenemos que dejar de mentirle a la gente rota prometiendo que todo va a sanar hoy porque, todos sabemos que por mucho que tapes una herida, esta no deja de sangrar en el instante. No, no existe la magia para que no duela, pero somos tan hipócritas que preferimos creer que sí, y lo que hacemos es apretar duro en esa yaga.
Tienes que curar primero y no importa si no tienes las ganas de salir a bailar, si no quieres disfrutar de la vida a cada instante porque te sientes mal, no importa, es algo normal.
No dejas de ser fuerte porque hoy no puedas. Hoy solo estás cansada por las decepciones, las frustraciones, los desengaños y las mentiras. Necesitas tiempo para sanar o incluso para destruir del todo.
Entender esto, es curativo.
Los ojos rojitos del diablo
No quiero contarte mentiras, puede que esa persona que no te ha tenido en cuenta, siga su vida feliz, sin complicaciones y que todo le vaya bien. Sin embargo, tengo una creencia férrea que no puedo demostrar, pero que he visto a lo largo de mi vida.
Cuando tienes los ojitos rojos de llorar, el diablo lo intuye. No es que yo sea creyente ni mucho menos, pero creo poder explicar el karma de una forma sencilla.
Las personas no cambian si no quieren, simplemente son y esas carencias, esa forma en la que se comportó, no es un hecho aislado, no fue solo contigo.
En la vida, hay que ser buena gente, y despertarse cada mañana, sabiendo que si le hiciste daño a alguien fue sin querer. Y si te diste cuenta, lo resuelves.
Creo que cuando alguien está sumido en sus miedos y en su cobardía, se nota. Lo hace de manera genérica y esa forma de comportarse le traerá serios problemas en el futuro, en su vida personal, laboral.
No te lo puedo asegurar del todo, pero la experiencia me dice que, a la gente sin responsabilidad afectiva, sin empatía y que hace daño sabiendo lo que te daña, por una cuestión de lógica, no le va a ir bien en la vida.
Quizás me equivoque, pero estoy casi convencido de que a las personas que nos rompen el alma sabiendo que lo hacen, algún día les tocará sufrir porque … el diablo, siempre pasa factura.