El ministro de Consumo, Alberto Garzón, debía estar aburridito en su despacho, o vino con el amargo trago de que le sirvieran un mal churrasco en el asador habitual que frecuenta. El hombre (ya lo saben), ha dicho que tenemos que consumir menos carne. Una delicia de declaración a fuego lento que ha “encantado” al sector primario, ganadero y restaurador de toda España.Es verdad que el consumo de carne excesivo es perjudicial. Pero hombre, no esperaba yo la novedad de esta declaración a un ministro que básicamente es un vago, cuyo ministerio nos cuesta 40 millones de euros al año. Su ministerio florero, que tiene eso sí, 540 empleados públicos, debería tener otras prioridades, y más en los tiempos que corren.Si el bueno de Don Alberto se diera una vuelta por la tasca de mi amigo Dani Suarez, “La Trufa Negra”, en Los Baldíos, y se mandara una buena chuleta de cochino negro en su punto, seguro que desmentía la majadería que se ha atrevido a pronunciar. Fíjate tu: decirles a los españoles que no coman carne. Eso es como decir que las papas, con mojo verde, enferman a uno. Una grosería.Y encima sin consultarlo con el gobierno al que pertenece, porque hasta el presidente Sánchez (estaba el hombre remodelando sus ministerios cuando le contaron la vaina), le ha enmendado el chuletón. Le da a uno la impresión de que el señor Garzón, necesita de vez en cuando soltar alguna grosería para justificar por qué tiene su ministerio florero.Si nos llevamos por su actividad gubernamental (los datos están ahí), tendríamos que cerrar el ministerio y abrir en sus instalaciones un buen restaurante de solomillos, presa ibérica y papas con costillas, para al menos hacerlo rentable. Lo que usted diga Don Alberto, usted siga con sus ensaladas verdes y brotes de soja. Yo voy a ir ahora al Mercado de La Laguna, a ver si pillo un par de buenos cachos de ternera lechal o de cochino negro y a vuelta y vuelta, me doy un homenaje. Que ya trabajo como pa ello. Otros no pueden decir lo mismo.