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Opinión

Caminar asiduamente mejora el rendimiento académico

3 minutos

Un nuevo estudio afirma que caminar a buen paso incrementa el rendimiento del estudio en los jóvenes.

Monitorizar la actividad cerebral

Los neurocientíficos que efectuaron la investigación (Universidad de Rochester, EE.UU.) registraron la actividad cerebral de un grupo de personas jóvenes entre los 18 y los 30 años. Para el estudio, los participantes tenían que estar sentados y mirar imágenes. Tenían que pulsar un botón delante cuando la imagen de la pantalla cambiaba. Se anotaba el resultado de acuerdo con lo bien que lo hicieran.

Después, repitieron el mismo ejercicio, pero esta vez caminando a la vez que pulsaban el botón. Los resultados variaban en los sujetos, mejorando en algunos casos el resultado mientras que en otros casos empeoraba el resultado.

Cambio de función cerebral

En la investigación resultaba curioso que hubiera tantas diferencias entre la respuesta de los participantes cuando caminaban. De hecho, cuando compararon el estudio con otros datos previos comprobaron que lo que se esperaría era que todos los jóvenes hicieran el ejercicio peor, de acuerdo a lo que se había considerado tradicionalmente.

Entonces ¿Por qué había 14 participantes que mejoraban ostensiblemente el resultado de la prueba del monitor cuando estaban caminando?

Al analizar los datos del encefalograma de los cerebros de los jóvenes comprobaron que en los 14 jóvenes había una actividad mayor en la parte frontal del cerebro, lo que sin duda influía en que su mente funcionara más rápidamente.

Así encontraron una correlación entre “mover las piernas y mejorar el rendimiento mental”.

Sin embargo, en los otros 12 participantes que ejecutaban peor el ejercicio cuando estaban caminando no había aumento de la actividad frontal. Es decir, no aumentaban sus recursos mentales.

Marcadores para cerebros longevos

Aunque el estudio es aún incipiente y se usaron pocos sujetos como para llegar a conclusiones sólidas, lo cierto es que parece que, efectivamente, el mero hecho de caminar puede mejorar el rendimiento cognitivo, una mayor flexibilidad y eficacia cerebral.

Los neurocientíficos del ensayo concluyen que quizás en el futuro se podrían establecer en las personas mayores terapias relacionadas con el movimiento físico al caminar.

Por otra parte, se podrían identificar los circuitos neuronales implicados en estos procesos con el fin de poder inducir terapias que redujeran el deterioro cognitivo que se observa con frecuencia con el paso de los años.

La mala alimentación es una lacra para la salud

El sobrepeso y la obesidad en los jóvenes se asocia en muchas ocasiones a la mala alimentación. Se sabe que la dieta occidental, rica en grasas saturadas, azúcares refinados, refrescos, bollería y panadería, alimentos ultraprocesados y dulces industriales es la dieta más nociva para la salud. Puede desencadenar un mayor riesgo de diabetes, inflamación, hipertensión, alteraciones del sueño, trastornos metabólicos y desajustes en el apetito y la saciedad.

El sobrepeso y la obesidad pueden alterar el aprendizaje académico

El cerebro puede verse afectado por el sobrepeso. Son más frecuentes los problemas relacionados con el desánimo, la desmotivación, la depresión y la peor memoria.

Un nuevo estudio ha demostrado que el sobrepeso puede afectar a los procesos cognitivos, fomentando el bajo rendimiento académico.

Cuando se analiza el cerebro en la obesidad, se observa que hay una disminución de la sustancia gris (las neuronas). En particular, el hipocampo (una zona del cerebro relacionada con la memoria, la orientación espacial y la toma de decisiones) es una de las regiones disminuidas en correlación con la obesidad.

Como resultado, los jóvenes con problemas de obesidad por la mala alimentación pueden tener tendencia a ser más impulsivos, planificar peor mentalmente, tener más dificultades a la hora de tomar decisiones y menor flexibilidad cognitiva para adaptarse a los cambios externos.

En definitiva, el sobrepeso y la obesidad se consideran por los expertos un factor de riesgo para el desarrollo del cerebro en la etapa juvenil, lo que podría contribuir a tener peores resultados académicos.

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