Supongo que esto de los contagios parará algún día. Supongo que las vacunas (cuando tengamos las suficientes), harán su efecto mas pronto que tarde, pero de momento esto sigue imparable, e inexplicable hasta cierto punto. De hecho, lo que está ocurriendo en Tenerife, sin ir más lejos, no se lo explican ni los científicos, ni Sanidad, ni nadie.Llevamos más de un mes sin lograr frenar repuntes y contagios. Vamos al revés del resto de Canarias. Ni restricciones, ni bares cerrados, ni vacunas, ni nada. Las cifras siguen siendo las mismas día tras día. Vamos al ritmo de “un pasito adelante, un pasito pa atrás”. Y tiene la pinta de que estamos instalados en una especie de callejón sin salida, al que yo no le veo final.La gente está harta y cansada. Ayer pude contemplar el bochornoso espectáculo de un grupo de elementos en una céntrica y conocida terraza de la capital peleándose por las mesas. Unos, les decían a otros, que un poquito de por favor, que llevaban una hora sentados y los otros les decían a unos, que estarían sentados allí hasta que les diera la gana. Que como por la noche se recoge pronto, que iban a aprovechar bien la sobremesa. Acabaron gritándose y con el dueño amenazando con llamar a la policía.Al final 8 ó 9 mesitas. Arrejuntadas al límite de lo permitido y donde las normas de la mascarilla se las pasa casi todo el mundo por el refajo. Cañita para empezar, comilona, copa y puro. Claro, para eso hacen falta un par de buenas horas. Risas, estornudos, sobajeos varios y la amistad exaltada...y el Virus también.Probablemente será una mezcla de todo. Las fiestas clandestinas en pisos con los coleguitas con alcohol a mansalva, las chuletadas de fin de semana (jamás había olido tanto a barbacoa, como ahora), las celebraciones de cumpleaños, las playas atiborradas de gente en pocos metros cuadrados etc. Busquen la razón que quieran. Cada cual justificará a su manera y conveniencia, pero sí hay algo cierto y por obvio resulta triste: esto, de momento, no hay quien lo pare.
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